Barcelona acogieron en enero la cumbre bilateral en la que los gobiernos de España y Francia tratarán, entre otros asuntos, el polémico gasoducto H2Med, que aspira a ser la principal infraestructura de transporte de hidrógeno verde entre ambos países. El proyecto ha sido muy contestado por el movimiento ecologista, así como por numerosos expertos de la sociedad civil (red Gas no es Solución, Fundación Renovables, Plataforma Resposta al BarMar) y los cenáculos científicos (Hydrogen Science Coalition), pero cuenta con el apoyo de la Comisión Europea, los gobiernos de España, Francia y Portugal, y con la "complicidad" -recalcan desde Ecologistas en Acción- de Esquerra Republicana de Catalunya (el president de la Generalitat subrayaba hace unos días -recuerdan desde esta organización- su voluntad de aprovechar esta cumbre "para concretar e impulsar el H2Med").
En ese marco, la red Gas no es Solución (en adelante, la red), formada por más de 30 organizaciones, entre las que se cuenta Ecologistas en Acción, difundió ayer un comunicado en el que rechaza firmemente este proyecto. A esta oposición se suma la Plataforma Resposta al BarMar, anteriormente conformada para responder a la construcción del gasoducto MidCat, ya abandonado.
Entre los motivos que sostienen la postura contraria a esta infraestructura, las oenegés reunidas en torno a ese rechazo destacan uno particularmente: "el H2Med es una apuesta que pone en riesgo la viabilidad de la transición energética, desviando para la exportación una energía imprescindible para la descarbonización de la demanda nacional".
Además, la red considera que al usar un vector energético como el hidrógeno (H2), "muy ineficiente", este tipo de infraestructuras perpetúan "un modelo centralizado que va en contra de las personas, el medio ambiente y sigue privilegiando a las grandes empresas energéticas como Enagás".
Los ecologistas repasan los prolegómenos
«El pasado jueves 15 de diciembre se presentó al fin el H2Med en el registro de proyectos candidatos a recibir financiación europea. Esta infraestructura supondrá la construcción sin precedentes de un conjunto de gasoductos que transportarán en principio hidrógeno producido a partir de energías renovables. Será adjudicada a Enagás y costará entre 2.500 y 3.000 millones de euros procedentes de las arcas públicas»
«Comenzará en Portugal con el tramo Celorico-Zamora (CelZa) y continuará con el tramo submarino Barcelona-Marsella (BarMar). El H2Med no se entiende sin otras interconexiones que involucrarán a Huelva, Cartagena, Puertollano, Zamora y Xixón creando una red mucho más amplia y paralela a nuestra red actual de gas. Además, el proyecto presentado plantea dos almacenamientos subterráneos de hidrógeno ubicados en cavidades salinas de Cantabria y el País Vasco»
Según la red Gas no es Solución, el hidrógeno verde puede efectivamente ayudar a alcanzar un sistema energético 100% renovable, "pero su utilización debe reservarse para casos concretos en los que sería inviable utilizar otro tipo de energía renovable, especialmente para sustituir el uso del hidrógeno como materia prima en determinados procesos industriales, así como en aquellos que requieren de altas temperaturas que no tienen por el momento otras opciones de descarbonización".
Pero, ¿qué está sucediendo?
Pues, según la red, lo que está sucediendo es que la exportación de hidrógeno a gran escala va a implicar "grandes riesgos" debido a la inmadurez de la tecnología tanto en materia de producción como en materia de transporte de hidrógeno.
«La inversión pública estaría mejor empleada en medidas cuyo funcionamiento ya ha sido comprobado como lo es la electrificación, la apuesta por proyectos renovables con participación ciudadana, el autoconsumo, las comunidades energéticas y mejoras en la eficiencia energética de los hogares»
Además, a las limitaciones y riesgos ya mencionados, las organizaciones agrupadas en la red de rechazo al H2Med añaden las siguientes consideraciones:
1.– Exportar grandes cantidades de hidrógeno implicaría la implantación de muchísimos más proyectos de renovables de grandes dimensiones que podrían tener un alto impacto ambiental y territorial. También existe el riesgo de que, al no haber suficiente excedente de energía renovables, se caiga en producir el hidrógeno con gas fósil como es el caso del 99% del H2 obtenido en la actualidad.
2.– El anterior riesgo aumenta debido a la baja eficiencia energética del H2, como ha señalado ya el instituto de investigación independiente Hydrogen Science Coalition. En el proceso de producción de hidrógeno por electrólisis a partir, por ejemplo, de fuentes renovables y durante su transporte por gasoducto, se puede llegar a perder hasta un 80% de la energía invertida.
3.– Si finalmente el H2Med es incluido en la lista de Proyectos de Interés Común (PICs), aspirando a financiación europea, podría acogerse a los controles ambientales menos exigentes introducidos por el REPowerEU. Como ha denunciado ya ClientEarth, este paquete de medidas destinadas a reemplazar el gas ruso otorga a los PICs la posibilidad de saltarse el principio de “No Daño Ambiental Significativo” (o “Do No Significant Harm” en inglés) y estar exentos de evaluaciones de impacto ambiental exhaustivos.
4.– Esto último se hace especialmente relevante si tenemos en cuenta que atravesará el Golfo de León, uno de los ecosistemas con mayor índice de biodiversidad en el Mediterráneo, donde se encuentran espacios marinos protegidos, un corredor de cetáceos y el Santuario de Pélagos.
Por esas razones, la red Gas no es Solución denuncia la postura del ejecutivo del Estado español. También señala el apoyo que recibe de la Generalitat, que ve el H2Med y concretamente en el tramo Barcelona-Marsella (BarMar) “positivamente, en el sentido de que marca a Catalunya y Barcelona como un punto neurálgico de la nueva estructura energética europea”, en palabras de Aragonès. Los riesgos asociados a este megaproyecto urgen a un debate social mucho más amplio, transparente y que involucre a la ciudadanía.