“La estación está ya técnicamente preparada para enviar ese gas cuando nuestros vecinos franceses lo soliciten”, ha dicho la vicepresidenta. El gasoducto de Euskadour une la planta de regasificación Bahía Bizkaia Gas (BBG), en Bilbao, y el almacenamiento de Gaviota, en Bermeo, con el almacenamiento subterráneo de Lussagnet, en Francia. Tras las pruebas, Enagás prevé que este aumento de capacidad esté listo a partir del 1 de noviembre, coincidiendo con el inicio del invierno gasista. "Si fuera necesario -adelantan en todo caso desde el Gobierno, se podría empezar a utilizar esta ampliación inmediatamente porque técnicamente ya está disponible". El Ministerio para la Transición Ecológica explica en un comunicado que el aumento de la capacidad de la interconexión de Irún "contribuirá de manera solidaria a la seguridad de suministro de energético en Europa, algo especialmente relevante en el contexto europeo actual de reducción de la dependencia del gas ruso".
Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica: “España es solidaria. Y quiere contribuir, porque puede hacerlo, a reforzar la seguridad de suministro de Europa. El aumento de la capacidad de la interconexión de Irún cumplirá sin duda a ese objetivo”
La vicepresidenta ha recordado que una mayor soberanía energética pasa por acelerar el despliegue de renovables, la eficiencia y el almacenamiento, pero también requiere poner en común las infraestructuras eléctricas y gasistas en Europa y, para ello, reforzar las interconexiones “pensando en clave de presente y de futuro, con el impulso del hidrógeno verde”.
En este sentido, ha destacado que a principios de 2023 estará plenamente operativa la regasificadora de El Musel, en Gijón, que el Ministerio asegura jugará "un papel estratégico como centro logístico de almacenamiento de gas para Europa".
También Italia
La vicepresidenta también ha anunciado la autorización de tres proyectos que maximizarán la solidaridad con Italia. Se adaptará el pantalán de la planta regasificadora de Enagás del Puerto de Barcelona para aumentar la capacidad de carga que podrá llevar el gas a las costas de nuestros colegas europeos desde pequeños buques.
Por su parte, Italia ha habilitado recientemente un “gasoducto virtual” para alimentar a sus propias plantas de regasificación con pequeños metaneros que vendrían a cargar a las plantas españolas, principalmente Barcelona.
La Estación de compresión de Euskadour es una de las dos interconexiones existentes actualmente con Francia junto con la de Larrau, en Navarra. Entre las dos suman 7.000 millones de metros cúbicos de capacidad máxima al año (7 bcm), equivalente a 7 barcos de gas natural licuado al mes, a los que se incrementará la capacidad en 1.500 millones de metros cúbicos adicionales al año por Irún, aportando así entre las dos un total de 8.500 millones de metros cúbicos de capacidad máxima.
Enagás está realizando los trabajos técnicos en la interconexión de Irún para maximizar la utilización de sus dos motocompresores eléctricos, el principal y el de reserva, que incluyen la instalación de máquinas de mayor potencia que permitan maximizar la capacidad de transporte de gas en esta conexión.
Qué es el gas natural
El gas natural es un combustible fósil que contribuye al cambio climático, tanto por la generación de emisiones de CO2 en la combustión como por las emisiones fugitivas de metano. El metano es un gas con un potencial de calentamiento global 86 veces superior al del CO2 en los primeros 20 años de vida. Emitir un kilogramo de metano es equivalente a emitir 86 de CO2. Además, cada vez más investigaciones científicas demuestran que las fugas de metano no han estado bien contabilizadas y representan un problema climático mayor del que se creía.
El Grupo de expertos Intergubernamental sobre Cambio Climático define las emisiones fugitivas como “la liberación intencional o no intencional de los gases de efecto invernadero durante la extracción, el procesamiento y la entrega de los combustibles fósiles al punto de utilización final”. El informe Smoke and mirrors, de Bankwatch Network, publicado en enero del año pasado, concluye que “los valores de emisiones fugitivas en más de la mitad de los escenarios están alrededor del umbral del 3% definido por la Agencia Internacional de la Energía, más allá del cual el gas fósil deja de ofrecer un beneficio climático en comparación con el carbón”.