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El Gobierno ratifica su apuesta por el gas y la nuclear

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Energía y Sociedad, el medio digital de la consultora Pricewaterhouse Coopers (PwC), organizó el jueves, en la Universidad Politécnica de Madrid, una jornada de título explícito: «Transición energética: pasos hacia un nuevo modelo energético». Abrió el evento el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, que recitó todos sus mantras: el autoconsumo debe ser gravado con un impuesto al sol, España tiene que aprovechar los ciclos combinados, las interconexiones son esenciales para que la península ibérica deje de ser una isla energética (una isla de 56 millones de habitantes) y no podemos desenchufar las nucleares porque ello incrementaría el precio de la electricidad un 25%. Energías Renovables los repasa a continuación.
El Gobierno ratifica su apuesta por el gas y la nuclear

El autoconsumo es caro y poco solidario. Eso vino a decir Nadal el jueves en el gran salón de actos de la Politécnica de Madrid, el mismo en el que hace exactamente un año la consultora PricewaterhouseCoopers (PwC) presentó el informe «El Autoconsumo en España: segmentos residencial y comercial», uno de los primeros estudios en valorar el impacto del autoconsumo sobre el sistema. Según ese documento, el Real Decreto RD 900/2015 (norma que por aquel entonces acababa de aprobar el Ejecutivo para regular el autoconsumo) "va a permitir un desarrollo gradual y controlado de la industria de instalaciones y servicios fotovoltaicos y propiciará un aumento de hasta 4 GW de potencia instalada asociada, principalmente, a pequeños consumidores". Esta penetración -sostiene el informe- tendrá "un impacto moderado" sobre "el resto de los consumidores". PwC asegura que estos -los no autoconsumidores- "habrán de asumir en la factura eléctrica el pago de los 102 millones de euros [M€] que se ahorrarán los autoconsumidores".

El estudio de PwC no le pone fecha a esos cuatro gigavatios (4 GW, o sea, 4.000 megavatios, MW)
Se limita a anunciar que el RD "propiciará" ese incremento. Sin más: cuatro mil megavatios, pues, en un horizonte indeterminado. Pues bien, hoy, un año después de aquella jornada, en el registro de instalaciones de autoconsumo del Ministerio de Industria no hay ni 20 MW inscritos, es decir, un 0,5% de la potencia que vislumbrara en su informe PwC. El estudio de la consultora reconoce por otro lado que el autoconsumo también produce beneficios para el sistema, pero PwC no los valora de ninguna manera en su informe. Entre ellos, en todo caso, la consultora destaca cuatro: la reducción de las pérdidas que se producen durante la distribución (menos kilovatios hora viajando por las redes; menos kilovatios hora perdidos); el achatamiento de las puntas (más kilovatios hora solares en verano, cuando funcionan a toda máquina los aires acondicionados, propician una menor tensión para el sistema, por ejemplo); la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (más kilovatios hora generados por el sol o por el viento; menos kilovatios producidos con gas o carbón); y una menor dependencia energética del exterior.

La patronal del sector solar fotovoltaico (UNEF) no vislumbra 4 GW, sino que maneja otras estimaciones
Según José Donoso, director técnico de la Unión Española Fotovoltaica (UNEF), “por cada cien megavatios de autoconsumo instalados, el sistema eléctrico podría dejar de ingresar unos 3 millones de euros. Si estamos proponiendo la instalación de unos 400 MW al año –decía Donoso hace unos días–, el sistema perdería unos 10 ó 12 M€, cuando factura 17.000” (facturación anual). La cifra resulta pues ridícula: 12 de 17.000. Pongamos un ejemplo (por comparar): la Comunidad de Madrid (una de entre 17) hacía balance hace solo unos días de sus planes Renove: "desde 2006 –explicaba en nota de prensa– se han invertido más de 110 M€ en los distintos Planes Renove. Con las acciones impulsadas por la Comunidad –continuaba la nota– se ha ahorrado el equivalente a 200.000 toneladas de petróleo”. Ciento diez millones de euros en diez años suponen once millones de euros al año. Eso, solo, en Madrid. Pregunta: ¿puede asumir el sistema eléctrico de España, que factura anualmente 17.000 millones de euros, ese coste –unos diez o doce millones de euros al año– o no puede asumirlo?

Ahorro de electricidad
Comparamos el hipotético coste del autoconsumo (1) con el coste real de los Planes Renove de los últimos diez años en la Comunidad de Madrid (2) porque ambos persiguen lo mismo: el ahorro de electricidad. De ahorro -de dinero- también habló ayer Nadal, que repitió una de sus letanías más conocidas: prescindir de la nuclear -dijo- supondría un incremento de entre el 25 y el 30% del precio de la electricidad. No explicó por qué, pero sí que asoció esa idea inmediatamente al carbón y al gas, "que tendrían que sustituir -aseguró- a las nucleares". Lo cierto es que, a lo largo de los últimos diez años, dos centrales -Zorita (160 MW) y Garoña (466)- han dejado de producir, y, sin embargo, ni el carbón ni el gas han ocupado ese hueco. En el Año 2005, antes de que parase la primera (Zorita lo hizo en abril de 2006), el carbón produjo 77.393 gigavatios hora (GWh). Pues bien, en 2015 (con Garoña también parada), el negro mineral generó 52.789 GWh, es decir, un 31,8% menos. Con los ciclos combinados de gas ha pasado lo mismo: 48.840 gigas en 2005; 29.357 en 2015, o sea, un 40% menos.

Como no decir nada
O sea, que asegurar que, si cerramos las nucleares (hay 7.534 MW de potencia instalada), habremos de incrementar la generación en las centrales que queman carbón (hay 10.400 MW) y en las térmicas de ciclo combinado que queman gas (24.900) es como no decir nada. ¿Cuánto carbón o cuánto gas es necesario para sustituir a la nuclear? En fin, ¿cuál es la transición energética que propone el Ejecutivo Rajoy? ¿Qué propone el secretario Nadal? Se da además la circunstancia de que la demanda eléctrica registrada en la España de 2005 (246.187 GWh) fue menor que la registrada en 2015 (262.931 GWh). O sea, que el año pasado demandamos más electricidad que diez años atrás, y, sin embargo, consumimos menos gas y menos carbón, como se apunta arriba. Pero hay más datos que inducen a pensar que la demanda, además, puede bajar. El jueves, precisamente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) publicaba su última proyección poblacional. Según esta, "si se mantuvieran las tendencias demográficas actuales, España perdería algo más de medio millón de habitantes en los 15 próximos años".

Lo que sí dejó claro ayer Nadal es que el ahorro y la eficiencia son claves de la Transición Energética
Es más, el propio secretario de Estado vino a felicitarse por el hecho de que cada vez usemos menos energía para producir una unidad de PIB. Y, efectivamente, según el último informe sobre "Intensidad Energética de la Economía" (Ministerio de Industria, Energía y Turismo; octubre de 2016), la intensidad energética (medida en kilogramos equivalentes de petróleo por 1.000 euros) se ha reducido un 20% entre 2005 y 2014. Así las cosas, da la sensación de que habrá que buscar otras coartadas para justificar la vía nuclear. Porque la tesis principal es "no podemos cerrar las nucleares porque nos faltaría electricidad y tendríamos que quemar más gas y más carbón y esos son combustibles fósiles que producen efecto invernadero". El problema es que esa tesis parece tener demasiadas fallas. Y, si no, véase la evolución 2005-2015 -con menos nucleares, no ha habido que quemar ni más gas ni más carbón; antes al contrario, hemos quemado menos-, o léanse los informes del Ministerio sobre la intensidad energética de la economía, o léanse las proyecciones demográficas del INE.

El precio sería, pues, la única coartada más o menos sólida
Pero del precio, ayer, no dio detalles Nadal. El secretario de Estado se limitó a apelar a sus clásicos: si cerramos las nucleares, el precio subirá entre un 25 y un 30%. Sin más. La presunta subida -inexplicada- vendría a añadirse además a la que se deriva de la "insolidaridad" característica de los autoconsumidores. Ya saben: esa que emana de la idea de que todo lo que se ahorra un autoconsumidor acaban pagándolo los no autoconsumidores. La Comisión Nacional de la Competencia no está de acuerdo con esa idea. Y lo ha puesto por escrito, en su informe IPN 103/2013. La Comisión apunta ahí (página 15) que el autoconsumo “no es sino una fuente de presión competitiva para el resto de suministros convencionales, que contribuye a mejorar la competencia efectiva en este sector”. El autoconsumo “sirve para disciplinar, al menos indirectamente, al sistema eléctrico”, lo cual –insiste la Comisión en la página 16 de ese informe– resulta útil “en un contexto [el español] de insuficiente competencia en los mercados eléctricos mayorista y minorista”.

Todo ello conduce a la Comisión a concluir que...
“Desde el punto de vista de competencia, la autoproducción descentralizada no debería ser innecesaria o desproporcionadamente desincentivada, más bien al contrario”, dado –dice el informe IPN 103– su “impacto claramente positivo”. Es decir, que el autoconsumo no solo es una fuente potencial de ahorro para el autoconsumidor (que comprará menos kilovatios hora), sino que, además, es una fuente potencial de ahorro para todos los usuarios de la red, habida cuenta de la "presión competitiva" que introduce en el mercado, presión a la que se verán obligados a responder "el resto de suministros convencionales". En realidad, todo ello no son sino obviedades del liberalismo, obviedades que ayer olvidó el muy conservador secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, quien, por otro lado, introdujo en su conferencia otra de las ideas sobre las que pivota (o quiere pivotar) la política energética del Partido Popular: "lo que tenemos construido -dijo literalmente- hay que exprimirlo", en clara alusión a los 25.000 MW de ciclos combinados.

La pregunta, aquí, es: ¿a quiénes se refiere Nadal cuando dice "tenemos construido"?
¿A todos los ciudadanos y las ciudadanas de España? ¿A todos los usuarios y usuarias de la red? ¿A quiénes? Porque lo cierto es que no todos somos accionistas de las empresas propietarias de los ciclos combinados. Endesa, Gas Natural Fenosa, Iberdrola y compañía invirtieron 15.000 M€ en levantar, en apenas diez años, más de medio centenar de térmicas de ciclo combinado, o sea, de centrales que queman gas natural para generar electricidad. Las proyectaron -instalaron 20.000 MW solo entre 2002 y 2012- para que cada una de ellas funcionara 7.000 horas al año. Pues bien, en 2014, la media de “funcionamiento a plena carga” de esas enormes fábricas de kilovatios no alcanzó las 1.000 horas siquiera (algunas no arrancaron el motor en todo el año). En 2015, la situación ha sido similar. Y eso que, durante los meses de julio y agosto, la demanda nacional de gas natural ha experimentado un crecimiento del 9% respecto al mismo periodo del año anterior, debido -explica Sedigas- al gran incremento de consumo de gas para el sector eléctrico.

¿Motivo?
Los aires acondicionados con los que España ha combatido las calores del estío han tirado hacia arriba de la demanda. Este verano, además, ha resultado particularmente caluroso. Y el caso es que la solución a ese problema -el calor- está sobre nuestras cabezas: véase el Sol. Es más, su ajuste a la curva de demanda es milimétrico: cuanto más calor hace (más aire acondicionado necesitamos), es que más luce el sol. Y el autoconsumo puede desempeñar aquí un papel clave. Ergo... volvemos a los costes. ¿Qué es más rentable: enviarle divisas a Argelia o Catar para pagar el gas natural con el que combatimos el calor o producir ese aire acondicionado con el Sol? ¿Y qué es más lógico: exprimir el Sol o exprimir, como propone el secretario de Estado, "lo que tenemos construido"? Aquí volvemos a la pregunta: lo que tenemos construido... ¿quiénes? La propuesta político-ideológica del PP resulta cada vez más evidente: hay que rescatar al gas, sea con discursos abstrusos, sea obstaculizando el desarrollo de sus rivales potenciales (como el autoconsumo).

Y, por fin, las interconexiones
Es, sin duda, el último mantra del discurso neoconservador. Las interconexiones abaratarán el precio de la electricidad en España -sostuvo ayer Nadal- y, además, nos darán seguridad. Lo mismo contaba Rodrigo Rato hace veinte años cuando el primer Gobierno Aznar elaboraba la Ley del Sector Eléctrico que finalmente aprobaría en 1997, esa que estaba llamada a liberalizar el sector eléctrico (a abaratar los precios) y que, veinte años después, nos ha dejado con una electricidad de cuyo precio se queja todo el mundo y con una deuda sistémica de más de 25.000 M€. Pues bien, el secretario de Estado pidió ayer interconexiones -que los electrones puedan circular libremente por toda Europa- para abaratar el precio del kWh. Y las pidió también porque las energías renovables necesitan respaldo, que esa es otra de las claves del argumentario del PP, la seguridad de suministro: el sistema necesita instalaciones que generen kilovatios cuando no brilla el sol (no genera la fotovoltaica), no sopla el viento (eólica) y no corre el agua (hidroelectricidad).

Pero, ¿qué entiende por seguridad Red Eléctrica de España (REE)?
Pues bien, el operador del sistema eléctrico nacional, REE, considera que "un escenario donde se asegure el suministro debe contar con un índice de cobertura no inferior a 1,1, ó, lo que es lo mismo, que presente más de un 10% de reserva de capacidad de cobertura de la punta de demanda prevista". ¿Y qué ocurre? Pues que ese valor se ha situado en 2015 en el 1,37. En fin, que el suministro está más que asegurado (casi un 25% por encima de lo necesario, según el operador). Hace unos años, ciertos sectores del movimiento neocón vendían la idea de que la mejor manera de encajar la creciente producción de electricidad de origen renovable en el sistema eléctrico nacional era incrementar las conexiones, porque, si no, corríamos el riesgo de no poder seguir encajando esa electricidad "variable" en la isla energética española. Hoy, en esta "isla", más del 30% de la electricidad es renovable (a pesar de que no tenemos esas interconexiones "imprescindibles"). Es más: el sistema ha llegado a encajar entradas de eólica de hasta el 70%.

Francia 2050
La falacia del respaldo (la falacia de la seguridad) la pone de manifiesto también un reciente estudio de la Agence de l’environnement et de la maîtrise de l’énergie -«Vers un mix électrique 100% Renouvelable en 2050»- un documento que describe la ruta francesa hacia el 100% renovable en el horizonte 2050. Pues bien, esa agencia del Gobierno galo calcula que, para garantizar el suministro en todas las horas del año en aquel país, sería necesario instalar una capacidad de almacenamiento de 0,35 gigavatios (GW) por cada GW renovable instalado. En España hay 30 GW renovables (gran hidráulica excluida). Necesitaríamos pues unos 10,5 GW de capacidad de almacenamiento. Bueno, pues tenemos más de 50. A saber: 7.534 MW de potencia nuclear (7,5 GW), 10,4 de carbón, 24,9 de ciclos combinados de gas, 6,6 de cogeneraciones, más de 6 de bombeos (y otros 2 en proyectos) y un buen puñado de centrales termosolares con tanques de sales que almacenan el sol del día (el calor) para generar con él electricidad durante la noche.

En fin, que España debe tener las renovables más respaldadas del planeta
Pues bien, a pesar de toda esa capacidad de generación (almacenes potenciales de energía para cuando no brilla el sol, no sopla el viento y no corre el agua), la consigna hoy es "interconexiones" (por seguridad, según dijo ayer Nadal). En todo caso, como la coartada de la seguridad tiene sus fallas, y como estas son cada vez más evidentes (arriba han quedado delatadas), pues lo más probable es que, poco a poco, la seguridad vaya desapareciendo como justificante del discurso de las interconexiones. A la par que, poco a poco también, se va imponiendo el precio como gran pretexto: más interconexiones -dicen y dirán- darán paso a una electricidad más barata, que es el argumento por antonomasia del liberalismo más clásico y/o rancio. Con la nuclear ya ha sucedido: justificarla so pretexto de la seguridad de suministro es cada vez más difícil (en España hay mucha potencia que puede respaldar), así que el justificante ahora es casi siempre el precio. Eso sí: sin números, como hizo ayer el secretario de Estado.

La fotovoltaica sí que encontró sus números ayer en boca de Nadal
El autoconsumo (la generación distribuida) resulta siempre una solución poco económica, vino a decir Nadal: "el óptimo de planta -concretó- está en los 250-300 MW fotovoltaicos" (habida cuenta de la vertiginosa bajada que han experimentado los costes de esta tecnología). ¿Modelo energético de futuro? Pues, a tenor del apunte, Nadal prefiere uno clásico centralizado: grandes instalaciones, grandes inversiones, grandes promotores. Lo que ocurre es que la bajada de costes también beneficia a las instalaciones más pequeñas, a las de autoconsumo, de pymes, domésticas. ¿Solución? Un impuesto al Sol... en lo que parece una metafórica traslación a lo energético del ideario de la derecha más conservadora de Europa, esa que por una parte apuesta por la libre circulación de mercancías, capitales, TTIPs y... electrones (interconexiones), mientras que por la otra (y en lo que se refiere estrictamente a las personas) levanta alambradas y concertinas (nada de libre circulación)... o impuestos entre el tejado de mi casa y el sol (nada de autoconsumo).

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