Gas por tierra, mar y aire. Antoni Peris, el presidente de la Asociación Española del Gas (Sedigas), adelantó ayer algunos de los objetivos que persigue el sector en el horizonte 2030. Lo hizo en el marco del gran encuentro sectorial del año, la Reunión Anual, que en esta edición, que dura dos días (concluye hoy), lleva por lema el siguiente: «La cita frente al cambio climático». Una cita en la que Peris ha perfilado tres objetivos, tres horizontes, con vistas al año 2030: el eléctrico, el térmico y el de transportes. (1) En lo que se refiere a la generación de electricidad, la patronal apuesta por incrementar la quema de gas en sus centrales de ciclo combinado, que quiere dupliquen sus horas de funcionamiento equivalente. (2) En lo que se refiere al transporte, Sedigas quiere elevar hasta el 5% la cuota de vehículos de gas “tanto en el sector terrestre como en el marítimo” (lo que supondría en tierra multiplicar por 175 el parque móvil actual de gas, cifrado por la propia patronal del sector en 8.000 vehículos). Y (3), en lo que se refiere a la generación de energía térmica, la Asociación Española del Gas apuesta por sustituir hasta 140 mil teps de biomasa. En fin, sin complejos.
El gas natural es un combustible fósil que, como cualquier otro (el carbón o el petróleo), produce CO2 cuando es quemado. De su combustión también emanan otros gases contaminantes, como los dióxidos de nitrógeno (NOx), el metano (CH4, que es el principal componente del gas natural) y el dióxido de azufre (SO2). El gas natural es considerado un "gas de efecto invernadero potente" debido a que es 23 veces más eficaz para atrapar el calor dentro de la atmósfera que el CO2
El primer buque metanero que trajo gas a España lo hizo en 1969 (véase hemeroteca Abc)
Desde entonces, y a lo largo de estos ya casi 50 años, el gas natural ha llegado, entubado, a 1.759 municipios de toda España. Según Sedigas, actualmente hay en el país 85.108 kilómetros de gasoductos que llevan este combustible a casi ocho millones de clientes. La Asociación Española del Gas asegura que el sector tiene un peso del 0,5% en el PIB y que emplea a 150.000 personas. El presente más inmediato le ha dejado al gas además buenos guarismos. 2017 ha sido el tercer año consecutivo en el que la quema de gas se ha incrementado. Ha crecido la demanda convencional (un 5,1%) y ha crecido sobre todo la demanda de los ciclos combinados que generan electricidad (+26,8%).
Todos esos datos fueron facilitados ayer por la patronal del sector, que, aparte de presentar esa fotografía en tiempo presente del gas a escala nacional, vino a enunciar un discurso muy concreto para el futuro a corto-medio plazo. A saber: el gas es clave –consideran en Sedigas- para que España cumpla con sus objetivos energético-ambientales en el horizonte 2030. "Todo ello se conseguirá [esos objetivos] con un aumento de la utilización de la capacidad ociosa de los ciclos combinados, llegando hasta las 2.873 horas de funcionamiento; en el sector terciario, con la sustitución de 215 mil teps de productos petrolíferos y 140 mil teps de biomasa en calefacción (...); y, en el sector residencial, mediante la sustitución de calderas de gasóleo, carbón y biomasa, lo que aumentaría el consumo de gas en 811.000 teps”.
El transporte es otro de los territorios que quiere conquistar el gas de aquí a 2030 (compite ahí con el coche eléctrico)
Seegún Sedigas, en España actualmente más de 8.000 vehículos circulan con gas natural. La cifra anda muy lejos –extraordinariamente lejos- de las que maneja el sector del vehículo eléctrico (la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso del Vehículo Eléctrico estima que ahora mismo circulan por nuestro país unos 36.000 vehículos eléctricos). Con las estaciones de servicio pasa lo mismo. Según Sedigas, actualmente hay en España 57 gasineras de repostaje (frente a aproximadamente 5.000 puntos de recarga para vehículo eléctrico). Las políticas de fomento de la movilidad a gas que ha emprendido el Gobierno Rajoy han maquillado en cierta medida los números pírricos del sector. “En 2017 –hacen cuentas desde Sedigas- las matriculaciones de este tipo de vehículos aumentaron en nuestro país un 112% y en 2018 se espera pasar de las actuales 57 gasineras de repostaje a más de 100”.
En la Unión Europea la situación es idéntica: la batalla de la movilidad futura la va ganando -por goleada- el vehículo eléctrico. Según el Observatorio Europeo para los Combustibles Alternativos, a finales de septiembre de 2017, en el Viejo Continente había 118.000 puntos de recarga accesibles al público para vehículos eléctricos, 3.458 puntos de repostaje para vehículos y barcos que utilicen gas natural comprimido (GNC) o gas natural licuado (GNL) y 82 puntos de repostaje para vehículos con motor de hidrógeno. España, que carece de yacimientos de gas, importó el año pasado gas por valor de más de 7.000 millones de euros, es decir, que cada día enviamos al exterior –para pagar nuestra factura de gas- casi 20 millones de euros. Cada día, 20 millones de euros. A pesar de ello, el Ejecutivo Rajoy, que comenzó a subvencionar la compra de vehículos de gas hace un par de años, está buscándole salidas al gas incluso en el sector ferroviario.
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