El anteproyecto de ley anunciado ayer por el Gobierno prevé la creación de un Fondo Nacional para la Sostenibilidad del Sistema Eléctrico, fondo que deberán alimentar las comercializadoras y los operadores al por mayor de combustibles fósiles y con el que se pagarán las ayudas a las renovables y a la cogeneración (que son las tecnologías más limpias de producción de electricidad). Esas ayudas eran antes costeadas por todos los consumidores de electricidad a través de la factura de la luz. La idea maestra que radica en la propuesta del Gobierno (o una de ellas) es que las energías sucias (como el gas o el petróleo, que además hay que importar) financien las ayudas a las energías limpias. Según la Fundación, la reforma que entraña este anteproyecto "supone una señal clara que permitirá dotar de transparencia a la formación de los costes de la energía y, además, fomentará la electrificación de los usos energéticos con fuentes de energía renovable".
La "reforma estructural" -así la ha definido el Ministerio- propuesta en este anteproyecto, norma con rango de ley que ahora inicia su tramitación, consiste grosso modo en sacar las primas de las renovables de la factura de la luz. Hasta ahora, esas ayudas a las tecnologías generadoras de electricidad que no producen gases de efecto invernadero las pagaban los consumidores en la factura (era uno de los costes que el Gobierno incluyó en su momento en el recibo de la luz). A partir de ahora, esas ayudas las costearán las comercializadoras de electricidad y gas y los operadores de combustibles fósiles al por mayor.
Según el Ministerio, al sacar ese coste de la factura (unos 7.000 millones de euros), la factura se reducirá en un 13%. Y si la electricidad baja, algunas demandas (como la calefacción en casa) que ahora optan por otras fuentes de energía (como el gas) porque son más baratas, podrán optar a partir de mañana por la electricidad (calefacción eléctrica) si esa electricidad ha bajado su precio y es más competitiva. Además, si sustituimos una estufa de butano o una caldera de gas natural por radiadores eléctricos que alimentamos con electricidad de origen renovable (kilovatios verdes), estaremos evitando las emisiones que antes producíamos con ese butano o con esa caldera de gas.
La Fundación explica en su comunicado que este anteproyecto "no solo es una señal clara y necesaria para la electrificación de los consumos energéticos, en línea con los objetivos adquiridos; sino que responde a una de las principales demandas que hemos reclamado, a través de todos nuestros documento". La FR lo explica así.
Fundación Renovables
«Ya en el año 2010, desde la Fundación Renovables realizamos una propuesta de corresponsabilidad en la que se establecía la necesidad de que todas las energías soportaran, de forma proporcional, el esfuerzo de cumplimiento del objetivo adquirido de cobertura de la demanda final de energía con renovables en el 2020. La propuesta no solamente pretendía transparencia en la formación de costes, sino, también, que sirviera de instrumento para gravar el uso de unas energías que no teníamos y que además no eran sostenibles como el gas y el petróleo»
«Como podemos comprobar en la figura anterior, en función de los porcentajes de aportación y del peso de la electricidad en la demanda final, del volumen económico repercutido, en el periodo 2010/2018, al consumidor eléctrico de 50.359 millones de euros, podríamos decir que 27.239 millones de euros deberían haberlos asumido principalmente los consumidores de gas y petróleo. Esto se podía haber evitado, de haber aplicado antes lo que el Ministerio ha propuesto. En el cambio de modelo energético que ya estamos viviendo, fomentar la electrificación de la demanda, gravando los combustibles fósiles, supone un buena paso en la dirección correcta al hacer justicia con el consumidor eléctrico»
Según el presidente de la Fundación, Fernando Fernando, “apostar por la electricidad es apostar por la calidad del aire, la reducción de la dependencia, la eficiencia y las renovables, y este es un primer paso fundamental para conseguirlo. Este es un primer paso, de muchos a dar, para que las señales de precios -concluye Ferrando- se correspondan con los costes que los originan”.