Ni quince, ni catorce, ni trece, ni doce, ni once, ni diez, ni nueve, ni ocho, ni siete, ni seis, ni cinco, ni cuatro por ciento. El peor de los escenarios alumbrados por el simulador desarrollado por la UC3M -el peor- señala que "el cierre de las centrales de carbón en España hubiera hecho aumentar los precios en el mercado mayorista de electricidad entre un 3,3% y un 3,6% desde enero hasta octubre de 2017". La razón de porqué el efecto no es de mayor cuantía es sencilla, según la profesora Natalia Fabra: "en los mercados eléctricos, tal y como están diseñados en España, la oferta de la última central despachada marca el precio de mercado con el que será retribuida toda la producción a mercado". ¿Y qué ocurre? Pues que la mayoría de las horas del año, el precio de mercado lo marcan las centrales de ciclo combinado, no las de carbón.
El carbón marca el precio demasiadas pocas veces
Por ello -apunta Fabra-, el cierre de las centrales de carbón apenas afectaría al precio de mercado: "los precios aumentan de forma más pronunciada sólo durante un número reducido de horas en las que el precio lo marca el carbón, horas que, en ausencia de carbón, marcarían ese precio los ciclos combinados. Esta conclusión -insiste Fabra- es robusta a los distintos supuestos que se puedan adoptar en las simulaciones". La profesora de Economía ha trabajado con dos supuestos: (1) restamos carbón; (2) restamos carbón pero sumamos 9.250 megavatios de potencia eólica y otros tantos de fotovoltaica* (el Gobierno ha adjudicado en los últimos meses más de 8.000 megavatios de nueva potencia renovable que habrán de estar disponibles antes del 31 de diciembre de 2019; España ya tiene experiencia en esos menesteres: hace diez años, entre 2007 y 2009, instaló 7.000 MW entre eólicos y fotovoltaicos).
Fabra detalla el algoritmo
Para la elaboración de su estudio, la profesora ha trabajado con Energeia Simula, "una aplicación que permite simular los equilibrios horarios del mercado eléctrico partiendo de una representación detallada del parque de generación eléctrica en España y Portugal, así como de las reglas que rigen su mercado" (aquí se puede consultar una descripción detallada de Energeia Simula y del algoritmo que sustenta sus simulaciones). El objetivo perseguido por Fabra ha sido "cuantificar el impacto que tendría el cierre de las centrales de carbón en España sobre dos variables cuya importancia excede al propio ámbito eléctrico: el precio de la electricidad para los consumidores, que afecta a la renta disponible de los hogares y a la competitividad de las empresas, y las emisiones de carbono en el sector eléctrico".
El análisis -explica la autora- pretende responder a dos preguntas
1 • ¿Qué precios se hubieran registrado, y qué emisiones de carbono hubiera habido, en el Mercado Ibérico de la Electricidad (Mibel), desde enero de 2016 hasta octubre de 2017, si ninguna de las centrales de carbón españolas hubiera estado disponible?
(Fabra ha tomado como dados los demás datos registrados en ese periodo: qué demanda hubo, cuánta hidraulicidad, el peso de las renovables, los precios de la electricidad en los países vecinos y los precios de los combustibles).
y 2 • ¿Qué precios se hubieran registrado si se hubiera incorporado nueva potencia renovable con una capacidad de generación equivalente a la que está produciendo la potencia de carbón retirada?
¿Y cuáles han sido las conclusiones principales del análisis?
• El cierre de las centrales de carbón en España hubiera hecho aumentar los precios en el mercado mayorista de electricidad entre un 3,3% y un 3,6% desde enero hasta octubre de 2017.
• Teniendo en cuenta que los precios del mercado mayorista de electricidad determinan, de forma aproximada, el 40% del precio que paga el consumidor final [el otro 60% lo marca el Gobierno a través de leyes], dicha elevación hubiera implicado un incremento en los precios del consumidor final del orden del 1,3% al 1,5% desde enero hasta octubre de 2017.
• Además, las emisiones de carbono en el sector eléctrico se hubieran reducido en un 45% en lo que llevamos de año, permitiendo un ahorro significativo por la menor compra de derechos de emisión en el mercado europeo.
• Más aún, en el mejor de los escenarios, "la sustitución de las centrales de carbón por una potencia renovable que aportara, en términos medios, una cantidad de energía equivalente -sostiene Fabra-, hubiera permitido evitar no sólo el aumento de los precios en el mercado mayorista sino, incluso, reducirlos". La catedrática de Economía especifica: "en concreto, hubiera permitido reducir los precios respecto al escenario base entre un 0,5% y un 1,5% en 2017 (enero-octubre)". Además -concluye la profesora-, la sustitución de las centrales de carbón por renovables hubiera contribuido a una reducción de emisiones del 60% en 2017. Los costes de la generación eléctrica hubieran caído en un 17% en 2017 por la sustitución del uso de combustibles fósiles por fuentes renovables.
• En ninguna de las horas analizadas, la retirada del carbón pone en riesgo la garantía de suministro, existiendo en el periodo considerado capacidad excedentaria para cubrir la demanda aun con baja aportación de renovables.
La profesora Natalia Fabra de la Universidad Carlos III de Madrid señala esta como Conclusión Principal
«La conclusión principal es que el cierre de las centrales de carbón en España hubiera hecho aumentar los precios en el mercado mayorista de electricidad entre un 3,3% y un 3,6% entre enero y octubre de 2017 (...). Su sustitución por nueva potencia renovable hubiera permitido reducir los precios en el mercado mayorista entre un 0,5% y un 1,5% entre enero y octubre de 2017».
El estudio, titulado «Simulaciones del impacto del cierre de las centrales de carbón en España sobre el Mercado Mayorista de Electricidad», ha sido publicado por Economistas frente a la Crisis. Todos los detalles del mismo, definiciones operativas, referencias, fuentes y tablas pueden ser consultados ahí.
Sobre el ministro de Energía, el economista Álvaro Nadal, léase El currículum vitae de un ministro
* 9.250 MW de eólica y 9.250 MW de fotovoltaica. Esta potencia, bajo la hipótesis de una utilización de 2.100h a plena potencia equivalente de la tecnología eólica y de 1.900h de la fotovoltaica, aportaría una energía equivalente a la que produciría la potencia de las centrales de carbón retiradas bajo el supuesto de que esta tecnología tuviera una utilización de 3.700h de funcionamiento a plena potencia equivalente. Este supuesto es conservador, porque la nueva potencia eólica que se está instalado tiene un número de horas de funcionamiento superior, por lo que el aumento de la capacidad eólica podría ser menor al aquí contemplado.