Iberdrola, que en diciembre tendrá unos 7.700 megavatios, acumula este año unas ganancias en Bolsa de casi un 40%, según contaba el diario El País en su edición de ayer. Fersa Energías Renovables, añadía el rotativo madrileño, lidera las subidas del mercado continuo este año (un 179%). La constructora de los Entrecanales (Acciona), una empresa con grandes intereses en energías renovables, hace lo propio en el selectivo Ibex 35 (53%). Y Gamesa, el fabricante de aerogeneradores, se ha revalorizado un 36% desde enero.
Más allá de las fronteras españolas, el escenario no cambia. El fabricante de aerogeneradores Vestas, "Top 1" de la eólica en el mundo, ha subido un 84%, y la filial de renovables de Electricité De France, con apenas un año en Bolsa, casi ha duplicado su valor. El paradigma de todas las beneficiadas se encuentra, añade el diario madrileño, en Estados Unidos. El fabricante de módulos solares First Solar casi ha multiplicado por seis su valor desde enero.
Peter Sweatman, director de Climate Change Capital, atribuye el calentamiento de este tipo de acciones a la poca oferta que hay de valores ambientales y a la gran cantidad de dinero presente en los mercados dispuesto a invertir en ellos. La opinión es compartida con Raimundo Fernández Cuesta, de Credit Suisse: "hay escasez de compañías de este tipo que cotizan en Bolsa".
Las causas del éxito bursátil
¿Más motivos del subidón? Los expertos señalan varios. Uno: la producción de energías renovables debe crecer en la UE un 250% hasta 2020, porque la legislación relativa, recientemente aprobada, así lo exige. Dos: la escalada de los combustibles fósiles, con el barril coqueteando con los cien dólares, las hace hoy competitivas. Tres: la "verdad incómoda" de Al Gore y el aluvión informativo sobre el cambio climático también están ayudando a estos valores, a los que se están acercando inversores cada vez más concienciados en materia ambiental. Cuatro: la tecnología de las renovables avanza "que es una barbaridad", por lo que la industria del sector no cesa de abaratar sus costes de producción.
Sólo un ejemplo: hace tan solo cinco años, las obleas que se fabricaban (las láminas solares de que se componen los paneles que producen electricidad) eran de un espesor de unas 400 micras; hoy tienen 200; y los investigadores vislumbran ya las 160. Y cinco: las ayudas establecidas por ley por la Administración también están resultando fundamentales.
Esta es un arma de doble filo, sin embargo, pues así como la legislación, si establece ayudas a largo plazo, puede generar certidumbre entre los inversores... también puede generar... incertidumbre... si esas ayudas son modificadas por cada nuevo Gobierno (los períodos de amortización de las inversiones renovables son largos –como mínimo, mínimo, siete u ocho años– y si la Administración cambia las reglas del juego –baja las primas, por ejemplo– cada dos por tres... pues puede desanimar a los inversores o frenar a las entidades crediticias).