Según explicó a la agencia EFE el jefe de la Unidad de Recursos Naturales y Energía de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), organismo que depende de la Organización de las Naciones Unidas, Manlio Coviello, la extensión de esas interconexiones eléctricas son necesarios para “aumentar la penetración de las renovables”. Coviello citó los resultados preliminares del estudio “Grid of the Future”, realizado por el BID.
El funcionario de la Cepal explicó que desarrollar esas interconexiones será una tarea compleja, "en tanto que algunas atravesarían espacios protegidos y asentamientos de comunidades indígenas“, por lo que habría que analizar cuestiones regulatorias y socioeconómicas.
Los puntos clave para situar esas interconexiones son Argentina-Paraguay-Brasil; Argentina con Bolivia; Perú con Chile; Perú con Bolivia; Bolivia con Brasil; Perú con Brasil; el Arco Norte y Perú con Ecuador.
“Sustituir el petróleo”, que “sigue siendo el rey”, ha sido uno de los grande desafíos que cita Coviello para la transición hacia una economía baja en carbono en Latinoamérica. El 46% de la oferta de energía en la región, sobre todo para el transporte (39% del fuel consumido) y para la industria (35%), dos de los principales sectores en los que habría que actuar.
En lo que se refiere al “mix” energético general de la región, Coviello indicó que el 53% corresponde a generación hidroeléctrica, el 23% al gas, el 10% al petróleo, el 6% al carbón y el resto a otras fuentes.
“En Latinoamérica hay una gran dependencia de la energía hidroeléctrica, que hace a la región muy vulnerable, por lo que es fundamental complementar esta forma de generación con otras energía renovables como la solar, la eólica, la geotérmica y la biomasa”, apuntó.
Según CEPAL, la descarbonización de la región requiere poner pico a las emisiones de CO2 en 2024 y que el 80 % de su energía se genere en 2030 provenga de fuentes renovables, algo que requiere de “regulaciones nacionales que hagan que este mundo ideal funcione”, opinó Coviello.
Los expertos consideran que la conservación de sus valiosos ecosistemas y el incremento de la resiliencia de sus infraestructuras, componen, junto a las renovables, el triángulo perfecto del éxito de Latinoamérica en un mundo bajo en carbono.