La preocupación por el cambio hacia un mundo más sostenible aumenta y los ciudadanos exigen impulsar opciones capaces de compatibilizar el desarrollo económico con la protección de la naturaleza. En este sentido el 85% de los españoles ve compatible el desarrollo de las energías renovables con la protección de la biodiversidad. Los españoles consideran que las energías renovables representan una de las alternativas más positivas, ya que favorecen a España en los planos medioambiental y económico. Así lo revela el estudio 'Los españoles, las energías renovables y la biodiversidad', promovido por Engie España, realizado por GAD3. Los resultados de esta encuesta, cuya muestra supera las 2.000 entrevistas por toda la geografía española, han sido analizados por la Universidad de Alcalá, en el marco de la Cátedra Engie de Sostenibilidad, Cambio Climático y Transición Energética, con el objetivo de conocer la percepción de los ciudadanos en torno a dos de los retos más importantes a los que se enfrenta la sociedad: las energías renovables y su papel en la lucha contra el cambio climático, la protección de la biodiversidad y el reequilibrio territorial.
El informe realizado por GAD3, revela que existe un alto grado de inquietud entre los españoles por la biodiversidad, especialmente entre las personas de mediana edad (35 - 64 años). Asimismo, entre las consecuencias que más preocupan a la población de la pérdida de la biodiversidad destaca, en primer lugar, un posible aumento de los fenómenos climatológicos (74%), seguido de la desaparición de recursos naturales (71%). Uno de los datos más llamativos es que, en tercer lugar (66%), los españoles temen el posible aumento de enfermedades, plagas y epidemias en un contexto marcado por las consecuencias de la pandemia. Para los españoles, la mayor causa de estos problemas de diversidad es el ocasionado por el tráfico ilegal de especies (cuatro de cinco).
En plena transición energética, la mayoría de la sociedad española percibe las energías renovables como fuente "buena" o "muy buena", afirmaciones respaldadas, en mayor medida por hombres (89%) que por mujeres (81%). Castilla y León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Baleares y Canarias son las comunidades más partidarias de las energías verdes. Estas percepciones positivas de las energías renovables están curiosamente relacionadas con la edad, ya que el 73% de los encuestados que las consideran favorables tienen más de 65 años, el 69% tiene un rango de edad entre 45 y 64 años, el 64% tiene entre 35 y 44 años y finalmente, un 63% representa a la población más joven. Paralelamente, los españoles (dos tercios) son capaces de identificar el camino correcto para luchar contra el cambio climático: las energías renovables.
Entre los temas que mayor interés despiertan entre la sociedad, destaca la biodiversidad: un 81% de los españoles se muestra muy preocupado por su protección y un porcentaje aún mayor (85%) ve compatible el desarrollo de las energías renovables como una solución para mejorar y proteger la biodiversidad. Estas consideraciones están en sintonía con el posicionamiento estratégico de Engie.
Apuesta por las energías renovables
El informe también destaca que, según los españoles, las energías renovables producen impactos positivos que afectan al medioambiente y a la economía. La gran mayoría de los entrevistados (ocho de cada diez) apuesta por las energías renovables como herramienta para reducir las emisiones a la atmósfera y la lucha contra el cambio climático. Los encuestados muestran su preferencia por la energía solar en términos de soluciones energéticas sostenibles, ya que un 90% la califican como "buena" o "muy buena", seguida de la energía eólica (82%) y a continuación el hidrógeno verde (60%). La imagen más positiva de la energía solar se percibe en Cataluña (93%), seguida de Andalucía (92%) y de las regiones del norte de España (92%). Éstas últimas son las que más critican el impacto paisajístico de las energías renovables. Además, los biocombustibles son los que menor puntuación reciben.
Tratando los aspectos más negativos y perjudiciales para medio ambiente, existe un alto rechazo al carbón (64%), así como a la energía nuclear (48%) y al gas natural (34%). A diferencia del resto de comunidades, en Cataluña la nuclear es considerada perjudicial por la mayoría de la población. El pódium para la fuente de energía más alejada de la lucha por la biodiversidad se lo lleva el petróleo, ya que el 85% de la sociedad considera que afecta negativamente, coincidiendo en todas las regiones con unos porcentajes muy similares. La medalla de plata es para el carbón con un 78% y el bronce es para las energías nucleares con el 68%.
En relación al modelo de producción energético, casi la mitad de los madrileños prefiere un patrón mayoritariamente centralizado. Cabe destacar que los gallegos, a pesar de considerar este modelo como la opción menos favorable en la actualidad (35%), sostienen que en el plazo de diez años se acercará al modelo más conveniente.
Reparto de responsabilidades
El 64% de los encuestados no es capaz de reconocer quién es la persona, entidad u organismo encargado de velar por la protección de la biodiversidad. No obstante, la mayoría (siete de cada diez) y especialmente, las comunidades del norte de España (83%), entienden que el principal responsable es la Administración Central, seguida de la Local (seis de cada diez) y, en menor medida, pero también de forma mayoritaria (cinco de cada diez), de las empresas. Para el 45% de la población, una gran responsabilidad recae sobre los propios ciudadanos, sin olvidar a los agricultores, ganaderos y Organizaciones No Gubernamentales ambientales. De igual forma, el norte de España es la única zona donde no hay una mayoría que apuesta por que las empresas energéticas implementen planes de protección de la biodiversidad más restrictivos que la normativa vigente. El análisis de estos datos pone de manifiesto una creciente inquietud sobre las problemáticas globales que en la actualidad afronta el planeta: la pérdida de biodiversidad y la batalla contra el cambio climático, dos retos que están en el centro de la conversación social.