E.ON señala en su comunicado que, "durante los últimos meses, viene sufriendo robos de cable de cobre de las puestas a tierra en distintos postes, así como del interior de transformadores ubicados en subestaciones y centros de transformación de Cantabria". La compañía ha denunciado las sustracciones y ha enviado un informe al gobierno de Cantabria "con el fin de que se conozcan los hechos y se puedan evitar en el futuro". Según E.ON, además de las repercusiones en la calidad del suministro eléctrico, la principal preocupación de la compañía es "el potencial riesgo que supone para la seguridad de las personas", y es que "la extracción ilegal del cobre puede provocar la electrocución del ladrón y, cuando se ha sustraído el cable de puesta a tierra, reduce los niveles de seguridad para los trabajadores o terceras personas que puedan tener contacto con los elementos eléctricos".
Así, y "debido a la gravedad y reiteración de los hechos, E.ON España solicita la colaboración ciudadana para que, ante cualquier sospecha, se notifique a las fuerzas de seguridad del estado o al teléfono de atención al cliente de la compañía, 902 222 838, consiguiendo así que se eviten los riesgos señalados". Con un equipo de 1.300 profesionales, E.ON España opera en los mercados liberalizados de generación y comercialización y en el mercado regulado de distribución de energía eléctrica.
La multinacional declara en la península ibérica un parque generador de 4.600 MW de energía convencional y renovable, una infraestructura de 33.000 kilómetros de red y una cartera de más de 600.000 clientes para los que distribuye y comercializa electricidad. E.ON se define como "uno de los mayores grupos energéticos de capital privado del mundo, con unas ventas anuales aproximadas de 93.000 millones de euros y 85.000 empleados". [En la imagen, central nuclear de Isar, en Bavaria, propiedad de E.ON].
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