Según el estudio, recientemente publicado en la revista Environmental Science & Technology, la elección de plantas de agave, que puede utilizarse para producir etanol, y otras plantas similares cultivadas entre medio de la instalación de paneles solares daría una apropiada combinación especialmente útil en las regiones soleadas, áridas como el suroeste de los Estados Unidos, donde el agua es escasa, según explicó Sujith Ravi, de la Facultad de Ciencias de la Tierra, quien está realizando una investigación postdoctoral junto con los profesores David Lobell y Chris Field.
"La locación compartida de sistemas solares y biocombustibles podría ser una nueva estrategia para la generación de dos formas de energía en tierras no cultivables: electricidad a partir de la infraestructura solar y combustible líquido fácilmente transportable desde el área de cultivo", dijo Ravi.
La lógica de este planteamiento se basa en la idea de que los paneles fotovoltaicos requieren de agua para eliminar el polvo y la suciedad que se acumula sobre ellos y así asegurar su máxima eficiencia. El agua también es utilizada para amortiguar la acumulación y propagación de polvo. Cultivos plantados debajo de los paneles solares podrían capturar el agua escurrida que se utiliza para la limpieza de los paneles fotovoltaicos, lo que ayudaría a optimizar la tierra. Las raíces de las plantas también servirían para anclar el suelo y su follaje ayudaría a reducir la capacidad del viento de levantar polvareda.