Son muchos los críticos que ven en la televisión pública de los últimos años dejes viejunos que, unidos a la manifiesta parcialidad de sus informativos, están alejando a los espectadores. De hecho, la 1 ha perdido un tercio de su audiencia desde que gobierna el PP. Y los informativos lo llevan mucho peor tras caer un 64% en estos años.
Pero volvamos a las personas “de muy buena familia”. Que probablemente nadan en la abundancia pero no porque se lo hayan ganado. Ellos no empezaron de botones en ningún sitio. Son, sencillamente, ricos herederos. Si eres de los que ha creado un imperio desde abajo no entras en este grupo. Si, lejos de tener dinero, tienes que partirte el pecho día a día para llevar a casa lo justo, tampoco. Y si ni siquiera tienes un empleo, qué te vamos a contar. Tu familia no es de las buenas.
Hablemos de otra familia. La que forman los hermanos Nadal Belda: Alberto y Álvaro. Gemelos. 46 años. Con un currículum envidiable, inalcanzable para la mayoría. Economistas de cabecera del partido de la calle Génova. Secretario de Estado de Energía el primero, jefe de la Oficina Económica de Moncloa el segundo. Y auténticos maquinadores los dos de la política anti-renovables que ha caracterizado al gobierno de Mariano Rajoy. Álvaro está últimamente todos los días en los papeles, en esa mesa en la que PP y Ciudadanos pretenden desatascar la investidura (sin lograrlo al cierre de este número). Y Alberto se deja querer para que Rajoy, si consigue gobernar, le nombre ministro de Energía y Cambio Climático.
No sabemos qué pensarán de ese posible nombramiento Ciudadanos y Coalición Canaria, los dos partidos a los que ha conseguido acercarse el PP para intentar que Rajoy repita. Pero podemos suponerlo. El punto 20 del acuerdo sellado entre el PP y Ciudadanos dice textualmente: “se eliminarán las dificultades que pudieran existir al autoconsumo eléctrico eficiente con el fin de promover un marco regulatorio estable y propicio para la generación a pequeña escala, promoviendo la reducción de precios”. Vamos, que propone eliminar el impuesto al sol. Y en la misma línea iría la nueva legislación de cambio climático y transición energética, incluida en el acuerdo. El propio Albert Rivera dice que “si queremos una transición energética, no se pueden penalizar las energías renovables”.
En el caso del acuerdo de investidura entre PP y Coalición Canaria se han firmado 14 puntos. El sexto habla de “adoptar medidas de coordinación imprescindibles entre el Estado y Canarias en la programación de las inversiones en infraestructuras eléctricas en el archipiélago, con especial impulso de las energías limpias”.
Es decir, que los pocos amigos que se está encontrando el PP en el camino piensan lo contrario de lo que han hecho los hermanos Nadal con las renovables. Ni que decir tiene que el resto del Parlamento también. Y aunque no faltarán –no faltan, de hecho–, quienes promueven al secretario de Estado de Energía en funciones para un cargo mayor, es evidente que no cabría mayor disparate. Sobre las cenizas que han dejado los dos hermanos, el sector de las renovables tendrá que trabajar duro para rehacerse. Y lo conseguirá tarde o temprano porque no hay otra alternativa.
Nosotros preferimos que Alberto Nadal se dedique a la pintura. Por cierto, la exposición de Gustave Caillebotte estará abierta en el Thyssen–Bornemisza hasta el 30 de octubre.
Hasta el mes que viene.
Luis Merino
lmerino@energias-renovables.com
Pepa Mosquera
pmosquera@energias-renovables.com