El análisis de las complejas fórmulas de retribución dictaminadas por el Gobierno da para mucho pero conviene leer entre líneas y desgranar algunos aspectos clave para, si no entender, que parece imposible, al menos intuir por dónde van los tiros.
Cuando todo hacía suponer que apuntaban especialmente contra la "malvada e inmadura fotovoltaica", resulta que al final "no sale tan mal parada, aunque es lógico que cada uno cuente la feria a su manera y en función de dónde tiene puestos sus intereses”, destacan estas fuentes.
“Las tecnologías más perjudicadas han sido, contra todo pronóstico, la minihidráulica y la eólica. Habrá que preguntarse si este zarpazo a la eólica más antigua y a las minicentrales hidráulicas no es una venganza hacia cierta empresa que en su día evitó que cierta otra no acabase en manos de unos alemanes que de todas formas terminaron por quedarse en la región de España donde el clima es más parecido al suyo. Verde y con asas”. La empresa en cuestión es Acciona.
Los que dentro del sector han defendido siempre que a las renovables les iría mejor yendo juntas que cada una por su lado, tratan de extraer algunas conclusiones. “La primera es que los enemigos de las renovables no parecen distinguir entre buenas y malas o mejores y peores. Parece quedar en evidencia que callar cuando veíamos los perjuicios a las otras tecnologías no nos ha servido para salvarnos de la quema. Ha resultado ingenuo pensar que los males del sector los traía el sol y no el gas, que es el verdadero enemigo de las renovables. De todas”.
Estas mismas fuentes abogan por “buscar puntos de encuentro en lugar de diferencias. Que todos hablamos el mismo idioma aunque digamos cosas distintas. Visto lo visto, el enemigo no distingue de clases y dispara a todos por igual”.
Y hablan de una segunda conclusión: “la fotovoltaica, ya muy castigada en las sucesivas chapuzas regulatorias no es en principio la peor parada, cuando públicamente ha sido demonizada por ministros y secretarios de Estado adoptando el discurso de la patronal de las eléctricas y de algún gerifalte de la Oficina Económica del Gobierno”.
Posibles motivos
¿Por qué al final la denostada fotovoltaica acaba herida de gravedad pero no de muerte? Los expertos ven varias razones para que se “indulten” o beneficien algunas instalaciones, otras queden con el agua al cuello y otras vean cómo adelgaza su cuenta de resultados, pero no lo suficiente para hacerlas quebrar. “Como la banca no ha hecho grandes manifestaciones, puede ser que la reforma sea un traje a medida para que, ahora que parece que la economía despega, la financiación de las renovables no sea un lastre para la recuperación. Adicionalmente, quien quiera refinanciar o quien no tenga más remedio se va a topar, en el mejor de los casos, con unas condiciones nada ventajosas. Quien aportase en su día garantías adicionales, va a tener que conformarse con ‘lo comido por lo servido’ de aquí a tres años”.
Otra maliciosa razón tiene que ver con la recuperación y es que si nuestro gobierno quiere atraer inversores, esos mismos a los que ha espantado con la “inquebrantable seguridad jurídica” que ofrecemos, debe dejar de torturar sus inversiones renovables –la mayor parte fotovoltaicas– para recuperar la confianza perdida. Esto además demostraría que el gobierno ha tomado conciencia del daño a la depauperada Marca España.
En todo caso se intuye que “los recortes no son un adiós, sino un hasta luego para dar otra vuelta de tuerca en la próxima oportunidad”. El fin último, según varios analistas, es “conseguir que las renovables las hagan solo aquellos cinco o seis cuyos balances puedan soportar las intensivas inversiones que se requieren. Desde los oligopolios no conciben que otros se lleven parte del pastel”.