Tenemos tecnologías propias en todas las áreas de energías renovables, y hemos consolidado un importante tejido industrial. El desarrollo eólico, fotovoltaico o de centrales solares térmicas, a nivel mundial, no puede explicarse sin el esfuerzo y la contribución española, que en algún momento de la historia reciente lo ha liderado. Vivimos ahora una situación en la que la ciencia y la tecnología han cumplido su misión y han logrado que las energías renovables sean tecnologías maduras y rentables económicamente, consiguiendo ya desplazar inversiones en combustibles fósiles a inversiones en energías renovables.
En este proceso, no han sido ajenas ni las universidades ni los grupos de investigación, que han contribuido de forma notable con importantes aportaciones tanto a nivel teórico, como a nivel aplicado y tecnológico. Un esfuerzo que ha contado también con importantes colaboraciones con la empresa privada.
Millares de artículos cada año
Una buena medida de cómo ha crecido el interés por estas tecnologías es analizar la evolución del número de artículos que se publicaban con datos de la "Web of Science”, que indexa los artículos que se publican en revistas de impacto en todo el mundo, en los distintos ámbitos científicos y tecnológicos. Los resultados que obtenemos utilizando las palabras clave "renewable energy", nos dicen que en el año 1990 se publicaron en el mundo 106 artículos frente a los 16.642 publicados en 2018.
¿Y en España? Este notable incremento también ha ido a la par. Si ampliamos las palabras de búsqueda incluyendo distintos tipos de energía renovable (solar, térmica, eólica, etc.), el total de artículos ha pasado de 4.399 en 1990 a 58.046 en 2018, en España de 36 a 2.186.
La investigación, además, se ha vuelto mucho más interdisciplinar. De la investigación básica necesaria para el desarrollo de cualquier tecnología, hemos pasado a incorporar nuevos enfoques que permiten la utilización de las energías renovables por la sociedad y su implementación a gran escala para hacer frente al desafío del Cambio Climático. Actualmente las investigaciones se han ampliado para incluir otros ámbitos de la sociedad en los que las renovables tienen implicaciones, como son el medio ambiente, la sostenibilidad, la agricultura, la economía, las tecnologías digitales o el urbanismo, por citar algunas de ellas. Todo ello sin olvidar que la mejora de la eficiencia, la búsqueda de nuevas formas de optimización de sistemas o el desarrollo de nuevas tecnologías siguen siendo líneas prioritarias de investigación.
La internacionalización de los trabajos de investigación que se realizan en España también ha sido muy significativa. A modo de ejemplo, un número significativo de los artículos publicados en 2019 con algún firmante español se ha hecho en colaboración con investigadores de más de 100 países distintos.
Cada vez más oferta educativa
En el ámbito docente, las energías renovables se están abriendo paso en las diferentes titulaciones que ofertan las universidades. Por una parte, por su inclusión en los planes de estudio de la mayoría de los estudios de grado de las distintas titulaciones de Ingeniería Industrial, bien como materias obligatorias o, al menos, como asignaturas optativas. Por otra parte, la oferta de estudios de máster de energías renovables también empieza a ser un buen indicador del interés de las universidades. Debemos apostar con más decisión en esta dirección, ya que las mejores posibilidades de trabajo para nuestros jóvenes vendrán, sin duda, de la necesaria descarbonización de nuestra sociedad, y en esta tarea las renovables van a jugar un papel crucial.
Estamos, sin duda, ante una situación crítica. Las universidades se están haciendo eco de la situación de emergencia climática. Además, desde la investigación y la docencia tenemos que dar una respuesta clara y contundente al reto climático. Tenemos que empezar a dar ejemplo y convertir los campus universitarios en lugares donde la sostenibilidad, el ahorro energético y el uso de las energías renovables constituyan el mejor laboratorio para la formación de nuestros jóvenes, y sean un espejo donde la sociedad pueda mirarse y encontrar soluciones científicas y tecnológicas a los retos que tiene planteados.
Tenemos la tecnología, la experiencia y la capacidad para formar buenos profesionales. Confiemos que se puedan desarrollar políticas que impulsen el uso generalizado de las energías renovables, que tienen además la capacidad de crear mucho empleo y que, por tanto, permitirán a nuestros jóvenes aplicar los conocimientos adquiridos en nuestras universidades. No hay más excusas, ni tenemos más tiempo.
Ante la situación de emergencia climática nadie puede mirar para otro lado. Las energías renovables son ya las energías del presente y deben ser las únicas del futuro.