El edificio, que según un comunicado oficial ha insumido una inversión cercana a los 56 millones de dólares, "se construyó respetando altos estándares de eficiencia energética y mejorará la experiencia de los más de 700 mil pasajeros que lo visitan por año".
Se asegura que la nueva terminal de transporte aéreo cumple "estándares internacionales de bajo impacto para el ambiente" en sus dos plantas en las que también se han cumplido "procesos sustentables desde el primer momento en que fue diseñado".
El aeropuerto se encuentra, según afirman desde la fuente oficial, "en las últimas etapas del proceso de certificación LEED (Leadership in Energy & Environmental Design), una distinción que se otorga a aquellos proyectos que demuestran un compromiso con la sustentabilidad y cumplen altos estándares de desempeño en eficiencia energética y bajo impacto para el ambiente".
Las normas LEED aplican en que un edificio tiene que ser diseñado y construido con criterios que minimicen e incluso eliminen el impacto negativo sobre el ambiente y los habitantes del entorno. Los materiales seleccionados y las terminaciones, que otorgan prioridad al hábitat y al paisaje, están entre sus puntos fuertes. De hecho, se informa que se ha utilizado piedra como revestimiento en la fachada principal, "lo que genera un basamento y una gran cubierta que se mimetiza con los cerros característicos de la región".
Las obras, básicamente, han extendido la superficie de 4.200 m2 a 6.500 m2, con un proyecto que, por ejemplo, incluyó la repavimentación de la pista, calles de rodaje y plataforma, la instalación de un nuevo sistema de balizamiento, la construcción de una nueva torre de control y un nuevo edificio de extinción de incendios.