Hace muchos años, tuve la experiencia de tener que reponer un cero en la red (blackout) de Andalucía, desde la central térmica de la que era responsable. Esto, se lo puede imaginar, lo hicimos apremiados por el operador de la red, ensordecidos por los estampidos de los flashes en las tuberías y amenazados por el peligro de incendio y explosión por fuga de H2 por los cierres del generador. En estas circunstancias el jefe de Operación daba instrucciones a diestro y siniestro, no siempre con el rigor que exigían los procedimientos, pero sí con buen hacer y de la manera más efectiva.
Más recientemente, en los 90, y desde el área de planificación, informé negativamente la propuesta de inversión en una central térmica de carbón. Extremé el rigor en el estudio pues presagiaba las presiones de los que perdían como consecuencia de la decisión: contratistas, suministradores, sindicatos, etc.
Usé, entre otros, los datos de la entonces poco conocida curva del Dr. Keeling (Figura1).
Gracias a eso, los órganos rectores evitaron una inversión que no se hubiese recuperado.
En este último caso tuve tiempo y sosiego para evaluar las alternativas con herramientas sofisticadas de planificación. Las presiones de los que perdían beneficios, arriba mencionados, no hicieron mella.
Figura 1: Curva de Keeling. Fuente: NASA. Origen de datos: NOAA
¿Cree que en la primera se actuó negligentemente? Posiblemente una auditoría posterior así lo calificaría. Aunque gracias a la pericia del mencionado técnico, se siguió la ruta de menor costo–beneficio para salvar la situación.
En el tema del cambio climático contamos con elementos parecidos: 1) hay una emergencia; 2) la solución produce perdedores. Adicionalmente, se carece de una gobernanza global.
Observando la curva de Keeling (Figura 2) a escala geológica se constata la emergencia. Su aspecto es el de un impacto, el cual amenaza el ondulante equilibrio en el que se ha mantenido la concentración de CO2 los últimos 800.000 años. Pues, como usted sabe, el CO2 hace de barrera a la eliminación de la energía degradada en el planeta. Esto está creando perturbaciones en diferentes ciclos vitales entre ellos el del agua.
Figura 2: Evolución del CO2. Escala geológica. Fuente: NASA
Por eso me ha parecido insólito que se haya avenido a firmar un manifiesto que defiende el incremento del CO2, con la excusa de que es bueno para la vegetación. Dígaselo a los agricultores amenazados por la desertización de sus tierras por falta del agua.
Suprimir el uso de energías fósiles produce muchos perdedores y no sólo Putin, sino todos los que basan su riqueza o medio de vida en ellas. Es lógico que traten de emponzoñar cuestionando la necesidad del cambio.
Por el dopaje con energías fósiles, el mundo ha tenido un vertiginoso avance económico, científico, tecnológico y poblacional. Esto ha tenido los efectos secundarios de: superpoblación, degradación medioambiental y gran pérdida de la biodiversidad. Mientras que la gobernanza global es una quimera. Esta es la realidad.
En este contexto, no creo que la postura sea negar la mayor, sino que una persona de su categoría intelectual y auctoritas, debería estar por encima de cancelaciones sufridas por parte de instituciones con mentalidad puramente utilitarista.
Por ello, le animo a integrarse en el Panel Internacional sobre el Entorno de la Información creado por la Fundación Nobel. Su recomendación para que este reciente panel no tome el modelo del IPCC la estimo muy pertinente. Además, ese contacto le servirá para cambiar o modular sus rotundas afirmaciones respecto a la realidad del cambio climático antropogénico.
Afectuosamente