Mañana comienza una cumbre climática internacional virtual organizada por el presidente de Estados Unidos Joe Biden. ¿Podemos esperar algún avance significativo en el panorama mundial o es un simple lavado político de cara?
Esta cumbre, con 40 países invitados por el presidente Biden, no será para negociar, sino más bien para anunciar avances en la acción climática. Se esperan anuncios que de verdad son importantes a nivel mundial: una gran aceleración de la descarbonización de Estados Unidos, el nuevo objetivo británico de reducir las emisiones en un 78% para 2030 respecto a 1990, posiblemente alguna novedad de parte de China, el nuevo preacuerdo de la UE de cara a 2030... y el presidente Sánchez también dirá que España está avanzando gracias a la ley de cambio climático y el plan de recuperación. Veremos en qué términos se expresa.
¿Le interesaría a la política española que se definiera algún compromiso concreto en materia de transición energética?
Sí, muchos. Con eso no quiero decir que el Gobierno esté dormido, al contrario: además de muy urgente y necesario, es ingente y loable el trabajo que el nuevo ministerio de Teresa Ribera ha hecho en tres años. Estamos ahora donde teníamos que haber estado hace dos legislaturas, después de demasiados años casi perdidos, dedicados más a bloquear y frenar que a avanzar y transitar. Pero destacaría la urgencia de dar más certidumbre y más impulso al autoconsumo solar (y también microeólico, ¿por qué no?), con la Estrategia de Autoconsumo que ha prometido el Gobierno. En las zonas edificadas de España, ver placas solares debería ser tan normal como ver la gente por la calle.
¿Cuál es nuestro principal foco de interés en materia climática en España país esta semana?
Me quedo con el mucho trabajo que tenemos por delante todavía en España para compatibilizar la muy necesaria aceleración del despliegue de las energías renovables con la conservación de la biodiversidad y los valores paisajísticos, culturales y agrarios del territorio. Desde SEO/BirdLife llevamos mucho tiempo reclamando lo que llamamos las “energías renovables responsables”: responsables con otros objetivos de bien común y de acuerdo con otra normativa. Hemos avanzado con la tramitación de la ley de cambio climático, pero ahora hay que concretarla en una coordinación más eficaz de los distintos niveles de gobierno: planificación energética mejor alineada con la protección ambiental y ordenación territorial.
La Ley de Cambio Climático y Transición Energética fue aprobada hace solo unos días, en Comisión, en el Congreso de los Diputados. Desde allí ha sido enviada al Senado para concluir con su elaboración. ¿Qué sabemos del paso por el Senado de la Ley?
Sabemos que la intención es que la tramitación sea muy rápida, por distintos motivos, algunos más políticos, otros más por un deseo real de aprobar la ley y ponerla en marcha cuanto antes. Va por la vía de urgencia, que recorta los plazos y la tramitación del Senado tiene fecha tope del 5 de mayo. Si no se aprueba ninguna enmienda allí (que también entendemos es la intención) puede que se apruebe la ley este mes de abril. Personalmente me parece una pena no darle unas semanas más de recorrido, ya que se ha quedado corta en algunos aspectos y me habría gustado escuchar un debate abierto en el Senado sobre ellos. Pero ni el equilibrio de fuerzas, ni el ambiente político, ni las prisas favorecen el debate sosegado que se merecen algunos temas, como fortalecer el Comité de Expertos de Cambio Climático, por ejemplo. [Abajo, gráfico de la Organización Meteorológica Mundial, publicado esta semana en el informe State of the Global Climate 2020].
¿Está ocurriendo algo importante en el escenario climático que esté pasando inadvertido y convenga resaltar?
Ocurren muchas cosas importantísimas todos los días en esta materia que pasan desapercibidas. Tenemos una expresión en inglés, algo así como ‘caminando sonámbulos hacia el desastre’... Algunas pinceladas: los niveles récord de concentraciones de CO₂, que no dejan de subir; la confirmación de la pesca industrial de arrastre de fondo como fuente muy importante de emisiones a nivel mundial; la merma (esperamos que temporal) del activismo de la juventud, tan presente en el imaginario colectivo hace un lustro y tan incómodo para tantos; las energías renovables, que alcanzan cuotas cada vez más altas en el suministro eléctrico en España, pero nuestra dependencia de la importación de bienes de consumo y de piensos originarios de países tropicales sigue asociado a emisiones en el exterior (de China con su alta dependencia del carbón; o de la destrucción de las selvas para cultivar palma de aceite, soja y cereales).
