Los europeos tienen opiniones contrastadas sobre cómo hacer frente al cambio climático: mientras que los ciudadanos de Portugal (51 %), Eslovaquia (44 %), Luxemburgo (43 %) y Alemania (42 %) piensan, como en España, que los cambios radicales de comportamiento supondrán el impacto más importante, los ciudadanos de los países nórdicos (Suecia, 40 %, Finlandia, 38 %, Dinamarca, 36 %) confían más en la innovación tecnológica.
Estos son algunos de los resultados de la tercera edición de la encuesta sobre el clima 2020-2021 que publica hoy el Banco Europeo de Inversiones (BEI), el organismo de préstamo de la Unión Europea y el mayor prestamista multilateral para proyectos de acción por el clima
Las respuestas de los españoles
Combustibles fósiles. A la pregunta de por qué España debería reducir su dependencia de los combustibles fósiles (como el petróleo, el gas natural o el carbón), el 49 % de los encuestados responde que por el rápido agotamiento de las reservas mundiales o porque es una forma de depender menos de los recursos de otros países. El 27 % considera que el principal beneficio de disminuir el uso de combustibles fósiles es reducir la contaminación.
Energía. Según el 60 % de los españoles, los cambios en el sector energético, como un mayor uso de recursos energéticos renovables, son la principal prioridad en la lucha contra el cambio climático. La media en Europa es del 49 %.
Transporte. El 41 % afirman que el transporte es el segundo sector en orden de prioridades en la lucha contra el cambio climático. El 55 % de los ciudadanos españoles aboga por las subvenciones para coches eléctricos (frente a una media de la UE del 40 %). Además, al 39 % le gustaría ampliar el teletrabajo, dado que permite reducir los desplazamientos y luchar así contra la crisis climática.
En cuanto a los desplazamientos urbanos, los encuestados desean un transporte público más eficiente, una opinión predominante entre los españoles de 65 años o más (73 %). El 41 % cree que la acción más importante en relación con la movilidad urbana es prohibir los vehículos de altas emisiones en los centros de las ciudades (frente a una media de la UE del 34 %).
Consumo. Más de la mitad de los ciudadanos encuestados está a favor de prohibir los productos y servicios que más gases de efecto invernadero producen (52 %). Además, casi la mitad (49 %) cree que es necesario mejorar los sistemas de reciclado para hacer frente al cambio climático.
Desigualdad social. La encuesta del BEI ha puesto también de relieve que el 82% de los españoles cree que la acción climática debe tener en cuenta las diferencias de ingresos y la desigualdad social.
Comparativa con otras zonas del mundo
Si el foco se amplia a todo el mundo, el sondeo refleja que hay división de opiniones. Así, en China y Estados Unidos, la mahoría de los ciudadanos defienden que la innovación tecnológica (el 35 % de los encuestados chinos y el 34 % de los encuestados estadounidenses) es la forma más eficaz de hacerle frente. Esta opción se sitúa por delante de la modificación de los comportamientos individuales (considerada primordial por el 32 % de los chinos y el 31 % de los estadounidenses).
Pero, independientemente del lugar de residencia de los encuestados, la energía se considera un sector prioritario en la lucha contra el cambio climático. A nivel mundial, se pide que se dé prioridad a la acción climática en el ámbito de la energía, y en concreto que se aumente el uso de las fuentes de energía renovable, citado por el 49% de los encuestados europeos y chinos y el 47% de los estadounidenses. De hecho, la mayoría de los habitantes de Polonia (67%), España (60%), Grecia (59%), Italia (59%), Portugal (58%) y Hungría (58%) así lo defienden.
Para
Ambroise Fayolle, vicepresidente del BEI, los resultados de la encuesta dejan claro un mensaje alentador: "Los ciudadanos europeos creen firmemente en el poder de su comportamiento individual para hacer frente a la crisis climática. Al mismo tiempo, una gran mayoría de los europeos cree que la acción climática debe tener en cuenta las desigualdades sociales para ser eficaz: nadie debe quedarse atrás en la transición verde. Este factor es crucial".
"En el BEI llevamos muchos años apoyando la transición verde, pero todavía queda mucho por hacer. Tenemos que ampliar y acelerar drásticamente nuestra acción y explorar soluciones diferentes, innovadoras y rompedoras, para ayudar a las personas a avanzar hacia un futuro más sostenible. Esto es lo que nos comprometemos a hacer a través de nuestra nueva Hoja de ruta del Banco Climático, en apoyo del Pacto Verde Europeo", añade.
