La presentación ha tenido lugar en el marco de un desayuno informativo organizado por el proyecto LIFE Shara, una iniciativa conjunta de la Oficina Española de Cambio Climático, la Fundación Biodiversidad, el Centro Nacional de Educación Ambiental, dependiente del OAPN, la Agencia Estatal de Meteorología y la Agencia Portuguesa del Ambiente, para promover la sensibilización y el conocimiento sobre la adaptación al cambio climático.
España, por su situación geográfica y sus características socioeconómicas, es especialmente vulnerable al cambio del clima. Previsiblemente, los impactos del cambio climático que ya se están produciendo hoy día se agravarán en el futuro a medida que la crisis climática continúe avanzando. Estos impactos existirán incluso si hacemos los mayores esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
En este sentido, el secretario de Estado ha expresado que “debemos continuar trabajando en políticas de adaptación ambiciosas y eficaces, con un esfuerzo de coordinación y coherencia entre los diferentes niveles de administración, que contribuyan a reducir los riesgos en la salud humana”.
Resultados de los últimos estudios
El desayuno informativo ha contado con la participación de dos reconocidos investigadores en materia de salud, altas temperaturas y cambio climático, que han presentado los principales resultados de sus últimos estudios.
Ana María Vicedo, epidemióloga ambiental experta en cambio climático y salud de la Universidad de Berna, ha compartido los resultados de sus estudios sobre atribución al cambio climático y el efecto de la temperatura ambiental y otros estresores sobre la salud humana. Su último trabajo de investigación concluye que más de un tercio de los fallecimientos por calor se atribuyen al calentamiento global.
Julio Díaz, director de la Unidad de Referencia en Cambio Climático, Medio Ambiente y Salud de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, ha presentado, por su parte, un estudio que determina la evolución temporal de la temperatura de mínima mortalidad en las 52 provincias españolas y evalúa si el ritmo de adaptación al calor es suficiente para compensar el incremento de temperaturas en un escenario de emisiones desfavorable.
El cambio climático afecta a la salud de la población española a través de efectos directos como las olas de calor y los eventos extremos -inundaciones y sequías - pero también a través de efectos indirectos, como el aumento de la contaminación atmosférica, el cambio en la distribución de vectores transmisores de enfermedades o la pérdida de la calidad del agua o de los alimentos, entre otros.
Considerando las proyecciones de cambio climático, a pesar del descenso de la mortalidad por la aplicación de las políticas de adaptación, las muertes atribuibles al calor podrían llegar a las 12.000 anuales en toda España en 2100, debido al aumento de las temperaturas. Por ello, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático 2021-2030 considera la salud humana como uno de sus 18 ámbitos prioritarios de trabajo, con una línea de acción específica para hacer frente a los impactos relacionados con el exceso de temperaturas.
Olas de calor cada vez más frecuentes
Entre los impactos a la salud humana que tienen mayor repercusión en España, se encuentra el aumento de la morbilidad y mortalidad asociadas a las temperaturas extremas. Numerosos estudios epidemiológicos muestran un aumento significativo de mortandad por encima de un determinado umbral térmico, y se ha demostrado que las temperaturas extremadamente altas inciden directamente sobre la mortalidad por enfermedades cardiovasculares y respiratorias.
A consecuencia del cambio climático, las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas, y afectan en mayor medida a los grupos de población más vulnerables, como son los mayores de 65 años, niños, embarazadas, personas con enfermedades crónicas, trabajadores expuestos y personas en riesgo de exclusión. Sin embargo, las muertes asociadas a las olas de calor han descendido en España del 14 al 1% en una década —hasta situarse en torno a los 1.300 fallecimientos al año— gracias a los planes de prevención puestos en marcha, el cambio de hábitos y las mejoras en las infraestructuras.
Tras la ola de calor registrada en el verano de 2003, se puso en marcha el Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud que, desde el año 2004, se activa cada verano, entre los meses de junio y septiembre. El Plan establece las actuaciones necesarias para la detección y control de las situaciones de riesgo, para las que se definen varios niveles de actuación, y plazos para su aplicación.