Cambiar el modelo agroalimentario es una de las claves para la supervivencia del planeta. Sin una transición agroecológica será casi imposible contener el calentamiento global por debajo de 1,5º y mitigar de forma efectiva los efectos del cambio climático. Son algunas de las conclusiones a las que han llegado los participantes en la Jornada de hoy, que ha sido organizada por el Instituto IDMA en la sede de la Representación de la Comisión Europea en Madrid y que ha servido para presentar el informe «Cutting Emissions from Farming», realizado por CE Delft en el marco del proyecto EUKI. Este informe identifica y analiza una amplia gama de medidas de mitigación aplicables en el sector agrario, así como las principales barreras existentes para su aplicación. Los autores del mismo califican las barreras financieras "como un obstáculo muy relevante". Sin embargo, destacan "la falta de conocimiento y formación como una dificultad con una importancia decisiva".
Según «Cutting Emissions from Farming», el problema radica en que los profesionales del sector no conocen muchas de las medidas, su efectividad o beneficios, lo que provoca incertidumbre y desconfianza general hacia su adopción. Así, los agricultores y ganaderos no están interesados en asumir los riesgos y las inversiones que podría requerir una transición agroecológica, aunque este nuevo modelo -sostienen los autores- produce grandes beneficios para ellos (económicos, de la calidad, etcétera). ¿La solución? Pasaría por tres claves: (1) fomentar la concienciación de los ganaderos y agricultores sobre la necesidad de un cambio; (2) facilitar el acceso a ayudas y a datos relevantes; y (3) garantizar una mayor información y formación. Los autores consideran escenaria la implementación de "políticas coherentes a largo plazo", porque su ausencia "crea incertidumbre, miedo a la inversión y lentitud en los cambios".
Massimiliano Patierno, ingeniero ambiental de Instituto IDMA y coordinador del proyecto en España: “el actual modelo agroalimentario es insostenible e incompatible con los objetivos del Acuerdo de París. Como han dejado claros los últimos informes del IPCC, tenemos cada vez menos tiempo para evitar una debacle en nuestro planeta. La transición agroecológica debe ser un pilar de las políticas de lucha contra el cambio climático y para ello los responsables políticos deben asegurar políticas coherentes a largo plazo, que ofrezcan certidumbre y rentabilidad a los productores que ponen en marcha nuevas prácticas más sostenibles”
Así -apuntan desde IDMA-, el sector agrario, que es "responsable y víctima de las emisiones de gases de efecto invernadero", debe ser escuchado por los gobiernos y las administraciones responsables de las políticas climáticas. El momento en el que nos encontramos ahora mismo, además, es decisivo, según el Instituto: "con la versión final del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima planeada para antes de fin de año, con la nueva Política Agraria Común en pleno proceso de reforma, y con el Ministerio de Agricultura que ya trabaja en la elaboración del Plan Estratégico de la PAC, la voluntad política de los Gobiernos hoy va a ser decisiva para los próximos años, en los que estos instrumentos desarrollarán sus efectos".
Las medidas propuestas por el Informe del proyecto EUKI incluyen
• Producción ganadera: almacenamiento de estiércol, digestión anaeróbica del estiércol, manejo animal (optimización de la alimentación, mejor salud del ganado, semen sexado) y transición a un modelo extensivo de ganadería.
• Gestión de suelo y nutrientes: conservación y secuestro de carbono en el suelo, gestión de fertilizantes sintéticos (ajuste del aporte de nitrógeno e inhibidores de la nitrificación) y gestión de fertilizantes orgánicos (fijación biológica de nitrógeno y utilización de compost y digestato).
• Uso de suelo: cambio en los productos agrarios, agrosilvicultura, conversión a otro uso.
Estas medidas deben complementarse con un cambio en el modelo de dieta y desperdicio alimentario en nuestra sociedad: menos alimentos procesados, producciones certificadas que garanticen alimentos producidos de forma sostenible (en especial fomentando los productos de sistemas extensivos) o fomentar el aumento del consumo de legumbres y verduras y reducir el de carne. Un cambio a una dieta sostenible supondría reducir en un 25% los GEI o una reducción del 23% de la huella hídrica, además de beneficios sociales y económicos, como mayor bienestar de la población, ahorro en el gasto en sanidad pública y cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS).
Durante la Jornada han intervenido representantes de las organizaciones WWF España, SEO/BirdLife, UPA (Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos), el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco) y el de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA). Todos los profesionales han coincidido en señalar -informa IDMA- la importancia de abordar cambios urgentes en el modelo, la necesidad de fomentar la transición hacia una ganadería extensiva, garantizar un mayor apoyo a la agricultura familiar, aumentar la cooperación entre países y asegurar un marco legislativo más ambicioso desde un pisto de vista climático.
Proyecto EUKI
La jornada estaba enmarcada dentro del Proyecto EUKI, un proyecto europeo impulsado por el Ministerio Federal Alemán de Medio Ambiente, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear (BMUB). Los países participantes son Alemania, Francia, Irlanda, España y Hungría. El Instituto IDMA destaca, entre sus objetivos principales, los siguientes:
• aumentar el conocimiento de todos los actores en lo que respecta al potencial de mitigación del sector agrario frente al cambio climático y los co-beneficios ambientales y socioeconómicos asociados a la aplicación de medidas de mitigación;
• crear nuevas redes de alianzas entre todos los interesados;
• y asegurar la consecución de una voluntad social y política real para conseguir un marco legislativo ambicioso sobre clima y agricultura.