España está demandando menos electricidad este año que el año pasado. El mes de septiembre es el último ejemplo. El país ha requerido menos kilovatios hora -un 3,9% menos- que en el mismo mes del año 2018. Corregido el dato -tenidos en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas-, la caída es mayor: -4,3% con respecto al año pasado. La horquilla enero-septiembre (los nueve primeros meses del ejercicio) también presenta balance negativo: "en los nueve primeros meses del año 2019 -explica REE-, la demanda se estima en 198.973 gigavatios hora, un 1,9% menos que en el año 2018. De nuevo, una vez corregida la influencia del calendario y las temperaturas, la demanda es un 2,8% inferior a la registrada en el mismo periodo del año anterior".
Fuentes de electricidad
El mes pasado, la generación procedente de fuentes de energía renovable representó el 31,8% de la producción. En cuanto a las tecnologías más contaminantes, la nuclear (que además de electricidad produce residuos radioactivos) inyectó en la red el 23,4% de los kilovatios hora y el carbón (cuya combustión genera CO2 y otros gases) aportó apenas el 3,2% del total. En septiembre, no obstante, ha ganado la partida otra fuente sucia de electricidad: el gas natural. El 26,9% de la electricidad que demandó España el mes pasado salió de centrales térmicas de ciclo combinado que queman gas natural para generar electricidad. A ese porcentaje hay que añadirle otros once puntos de la Cogeneración (la inmensa mayoría de las centrales de cogeneración de España usan gas). Y, por fin, habría que sumarle otros 2,3 puntos (la electricidad generada con fuel+gas).
En definitiva, aproximadamente el 40% de los kilovatios hora que demandó España el mes pasado llevan la vitola del gas. Punto y aparte en este balance mensual merece la eólica, que ha aportado en septiembre del 19 hasta un 58,4% más producción que en el mismo período del año pasado. Así, el viento nos ha traído en septiembre más del 18% de todos los kilovatios que hemos usado. En lo que se refiere al dato acumulado anual, ganan las renovables a todas las otras fuentes de energía: el 35,6% de los kilovatios hora que han hecho funcionar este país entre el 1 de enero y el 30 de septiembre del corriente ha salido del agua, la biomasa, el viento y el Sol de España. Gas natural, cogeneración y fuel+gas suman 35,1. La nuclear se queda en el 22,4 y el carbón aporta el 5,5% del total.
REE repasa los datos específicos de la península ibérica
En el sistema eléctrico peninsular, la demanda de septiembre (30 días) se estima en 19.901 gigavatios hora (GWh), un 4,1% inferior a la registrada en el mismo mes del año anterior. Si se tienen en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas, la cifra desciende un 4,5% con respecto a septiembre del 2018. En los nueve primeros meses del 2019, la demanda de energía eléctrica en la Península se estima en 187.259,1 GWh, un 2,1% menos que en el 2018. De nuevo, una vez corregida la influencia del calendario y las temperaturas, la demanda es un 3% inferior a la registrada en el mismo periodo del año anterior. Durante este mes y según datos estimados a día de hoy, el 33% de la generación peninsular fue de origen renovable.
Datos de Baleares y Canarias
El carbón, con un 57,2% del total, ha sido la primera fuente de generación de electricidad en Baleares durante el mes de septiembre. La demanda ha caído en este archipiélago casi un punto en septiembre (-0,9%) con respecto a la registrada en el mismo mes del año anterior. "Si se tienen en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas -matiza REE-, la cifra aumenta un 0,4% con respecto a septiembre del 2018; en los primeros nueve meses del 2019, la demanda balear se estima en 4.787.492 MWh, un 0,5% más que en el 2018".
El gas natural, con una aportación del 36,7%, ha sido la principal fuente de electricidad en Canarias en septiembre. Las renovables y tecnologías sin emisiones representaron el 16,8% de la generación canaria. En el archipiélago de las islas afortunadas ha sucedido lo contrario que en Baleares: ha caído la demanda: -1,6% con respecto al septiembre de 2018; -2,2% si se tienen en cuenta los efectos del calendario y las temperaturas. El dato acumulado anual es muy horizontal: +0,2% con respecto a la horquilla enero-septiembre de 2018.
Gas de efecto invernadero
El metano es, según Globalmethane, el gas de efecto invernadero (GEI) antropogénico más abundante después del dióxido de carbono (CO2 ) y está considerado un “forzador del clima a corto plazo” (su duración es relativamente corta en la atmósfera). Globalmethane advierte sin embargo que, "si bien el metano permanece en la atmósfera durante un período más corto de tiempo y se emite en cantidades más pequeñas que el CO2 , su potencial de calentamiento global (es decir, la capacidad del gas de atrapar calor en la atmósfera) es entre 28 y 34 veces mayor (dato del quinto informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC)".
Un reciente informe de la organización no gubernamental Global Energy Monitor advierte que la expansión actual que está viviendo el gas a escala global es "incompatible" con la alerta que emitió el Grupo Intergubernamental de expertos en Cambio Climático (IPCC) en su informe The Special Report on Global Warming of 1.5°C (octubre de 2018). En ese documento, el Intergovernmental Panel on Climate Change señala que para evitar que la subida de la temperatura global vaya más allá del +1,5ºC con respecto a la temperatura media global de la era preindustrial (1750), umbral a partir del cual las consecuencias del cambio climático son imprevisibles, la Humanidad debería reducir el uso del gas natural en un 15% de aquí a 2030 y en un 43% de aquí a 2050 con respecto al consumo de gas actual.
The New Gas Boom
El informe de Global Energy Monitor (The New Gas Boom, julio de 2019) recuerda que "el metano, que es el componente principal del gas natural, es responsable del 25% del calentamiento global hasta la fecha". Según The New Gas Boom, el metano (CH4), comparado con el dióxido de carbono (CO2), es un gas de vida relativamente corta, pero de elevado potencial de calentamiento. Global Energy Monitor, que es una red no gubernamental de investigadores de varios países, asegura que, aunque el metano solo permanece en la atmósfera alrededor de una década, durante ese lapso produce un calentamiento 100 veces superior (cien) del del CO2. "Considerado en un horizonte de 20 años -apuntan desde Global Enery Monitor-, el impacto del calentamiento global del metano es 86 veces la del dióxido de carbono, según la evaluación más reciente del IPCC (Myhre, 2014)".