La Comisión Europea ha presentado este miércoles las primeras claves del plan con el que la Unión Europea (UE) aspira a acelerar las inversiones en industrias verdes, por ejemplo flexibilizando las reglas para ayudas de Estado, para hacer frente al impacto de los subsidios verdes de países como Estados Unidos o China que los europeos consideran "injustas" para su mercado. La presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, ha sido la encargada de presentar estas líneas maestras para contrarrestar el impacto en la economía europea de la nueva Ley para la Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense, con un paquete de 369.000 millones de dólares en subsidios para potenciar la inversión en Estados Unidos, y a las inversiones en tecnologías limpias anunciadas por China, que supera los 280.000 millones de dólares, según informa Europa Press.
A medio plazo, la Comisión pretende dar una respuesta estructural a las necesidades de inversión proponiendo un Fondo Europeo de Soberanía como parte de la revisión del marco financiero plurianual antes del verano de 2023, pero para el que aún no da cifras. Bruselas ha tenido en cuenta que los países de la UE ya cuentan con los 27 planes nacionales de recuperación y resiliencia que ponen a disposición de los Estados miembro un montante de 250.000 millones de euros para medidas verdes, incluidas las inversiones en apoyo de la descarbonización de la industria, mientras que la financiación de las cadenas de valor industrial con cero emisiones netas puede incrementarse en escala y velocidad mediante ayudas estatales específicas.
Sin embargo, para evitar la fragmentación del Mercado Único debido a los distintos niveles de apoyo nacional y a las distintas la UE para facilitar la transición ecológica en toda la Unión, aboga por dar más flexibilidad a los Estados miembro para conceder ayudas en energías renovables, tecnologías de descarbonización y medidas de eficiencia energética. La Comisión plantea flexibilizar estas normas sobre ayudas estatales que se aplicarán a través del Marco Temporal de Crisis y Transición (MTCT) para las ayudas estatales, que consistirán en ampliar las disposiciones a tecnologías limpias y almacenamiento, eliminar la necesidad de licitaciones abiertas para las tecnologías menos maduras o ampliar plazos para completar proyectos.
Estas son las líneas maestras que Bruselas presentará para orientar el debate de los líderes en su próxima reunión del 9 y 10 de febrero, donde se escucharán las aportaciones de los Veintisiete, para regresar con medidas concretas a tiempo para la cumbre de marzo que reúna las aportaciones de los Estados miembro. La oferta del Ejecutivo comunitario coincide además con la propuesta española para hacer frente al IRA que planteaba la concesión de vías rápidas y cartas de garantía o la supresión de umbrales mínimos para participar en proyectos de interés común, a fin de acelerar las inversiones en sectores clave para la transición verde como el energético.
En palabras del portavoz del Ejecutivo comunitario, Eric Mamer: "es un elemento para la discusión, pero no la totalidad de las propuestas que hará la Comisión en el marco de nuestra estrategia para que la industria pueda acompañarnos hacia el objetivo de neutralidad energética en 2050". Por el momento, entre otros objetivos que perfiló Von der Leyen n el foro económico de Davos (Suiza) destacan la propuesta de una nueva Ley de Industria Cero Neto, similar al proyecto legislativo sobre chips, que pretende fijar objetivos "claros" para la tecnología limpia europea a partir de 2030. Además, se plantea la creación de un Club de Materias Primas Críticas que trabaje con socios de ideas afines --desde Estados Unidos hasta Ucrania-- para reforzar colectivamente las cadenas de suministro, diversificar los proveedores y reducir la dependencia de la UE en China, que asciende a un 98%, para la fabricación de tecnologías clave como la generación de energía eólica, el almacenamiento de hidrógeno o las baterías.