Los bosques actúan como sumideros naturales de CO₂, absorbiéndolo de la atmósfera y almacenándolo a largo plazo en la madera y la materia orgánica del suelo. Esta capacidad los convierte en aliados clave para mitigar el cambio climático provocado por el exceso de CO₂ generado por la quema de combustibles fósiles.
Sin embargo, no todos los bosques son igual de eficaces como sumideros de carbono. La diversidad de bosques, incluso dentro de un mismo territorio, puede ser grande. Por ejemplo, en un espacio relativamente reducido podemos encontrar un bosque nativo, una plantación industrial de árboles importados desde regiones lejanas, una masa dominada por árboles exóticos escapados de parques o jardines, o cualquier mezcla de las situaciones anteriores.
Un equipo internacional liderado por las universidades de Alcalá y Oviedo ha abordado la pregunta de si los bosques de especies introducidas son más o menos eficaces como sumideros de carbono que los bosques nativos con los que coexisten. Para ello, recopilaron 1.678 casos de estudio distribuidos por todo el mundo, a partir de 250 artículos científicos, abarcando 170 especies de árboles introducidos. A continuación, comparación compararon los reservorios o flujos de carbono entre cada bosque nativo y un bosque exótico coexistente.
Los resultados revelan que, en promedio, las masas dominadas por árboles de especies exóticas absorben CO2 más deprisa y almacenan más carbono en forma de madera que los bosques nativos coexistentes. Ello podría sugerir que son sumideros de carbono más eficaces. Sin embargo, los bosques nativos almacenan más carbono en el suelo, un reservorio que se ha demostrado más perdurable y resistente que la madera a perturbaciones como el fuego, las plagas forestales o los eventos climáticos extremos.
Los investigadores comprobaron, asimismo, que estas diferencias entre bosques nativos y exóticos eran más marcadas en regiones con clima más favorable para el crecimiento de los árboles, como es el clima ecuatorial. También eran más marcadas en masas dominadas por árboles jóvenes. El origen de los bosques (plantados o espontáneos) afecta, asimismo, al resultado, de forma que la superioridad de los árboles de especies exóticas como sumideros de carbono se mantuvo cuando las masas comparadas tenían el mismo origen. Sin embargo, cuando los bosques exóticos eran plantados y los nativos eran espontáneos, éstos últimos resultaron ser mejores sumideros de carbono.
La conclusión de los investigadores es que aunque la promoción de bosques de especies exóticas de crecimiento rápido puede aumentar el almacenamiento de carbono en madera a corto plazo, esto podría comprometer las reservas de carbono en el suelo, que son las más duraderas y resistentes a perturbaciones que son cada vez más frecuentes. Por lo tanto, las políticas forestales que buscan una captura y almacenamiento de carbono sostenibles a largo plazo deberían priorizar la conservación y expansión de bosques nativos.
El estudio se puede consultar en Biological Reviews.
