Este 2023 se recordará por ser el año en que la Unión Europea (UE) dio el paso de la reforma del diseño del mercado eléctrico. Es un acuerdo esencial por muchos motivos, pero, si tuviera que destacar uno, sería el de la protección del consumidor frente al alza de los precios. A nadie escapa que el contexto no ha sido fácil en los últimos tiempos, con episodios que aumentaron bruscamente los precios de la energía e incrementaron su volatilidad. Con esta reforma, los ciudadanos estarán en el centro del diseño del mercado de la electricidad y las personas más vulnerables y en riesgo de exclusión se verán amparadas y protegidas ante alteraciones excepcionales.
Otro de los puntos importantes es el impulso a la insoslayable reindustrialización sostenible y descarbonizada de Europa con el que las empresas dispondrán de una tramitación y aprobación en plazos mucho más ágiles, fomentado también por la nueva Directiva de renovables y la prolongación del REPowerEU. El acuerdo reconoce la importancia de la contratación a plazo, a través de los PPAs y de los contratos por diferencias, que tendrán carácter voluntario, siendo la propia Comisión Europea quien velará para evitar distorsiones en la competencia.
Además, la reforma advierte de la importancia capital de la inversión anticipada en redes de distribución. A ellas se conectarán el 70% de las nuevas renovables; por lo tanto, su fortalecimiento y digitalización son esenciales para impulsar la descarbonización y estas inversiones anticipadas son clave para alcanzar estos fines. Se refuerza también la transparencia, los mecanismos de supervisión y el papel de la Agencia de Cooperación de los Reguladores de la Energía para garantizar la coherencia jurídica y dotar a Europa de un mercado eléctrico esencial.
La Presidencia española de la UE ha marcado este último semestre de 2023, posibilitando, además de los acuerdos necesarios para culminar los expedientes normativos en tramitación, reuniones informales entre líderes y dirigentes continentales para buscar soluciones hacia una economía neutra en emisiones.
Por lo tanto, de cara a 2024, el progreso en la descarbonización de la economía requiere que se adopten medidas que favorezcan la competencia en los mercados, que avancen hacia la electrificación de la demanda y que extiendan los beneficios de las energías renovables, entre las que destacan:
• Aplicación del acuerdo de reforma del diseño de mercado, con el desarrollo de los mercados de capacidad como instrumento para el impulso de las tecnologías, como el almacenamiento, que pueden aportar al sistema la firmeza que exige el aumento de la producción renovable; y con el fomento de los mercados a plazo como la forma más directa de trasladar a los clientes los beneficios económicos de la generación renovable.
• Medidas de impulso a las inversiones en redes eléctricas, lo que requiere una aplicación coherente de los principios de una buena regulación. Para ello se debe hacer evolucionar el modelo retributivo, definiendo los parámetros y criterios retributivos del modelo para que sean transparentes y conocidos ex ante por los agentes y, adicionalmente, evitar retrasos e incertidumbres en el reconocimiento de las inversiones prudentemente incurridas. Además, se necesita una hoja de ruta a nivel nacional para las redes de distribución en consonancia con la inversión en generación renovable. Es clave conocer las necesidades de inversión anticipadas y disponer de una planificación dinámica y multisectorial. La automatización de la red de baja tensión facilitará el papel activo de los consumidores. Este papel facilitador se pone de manifiesto en el esfuerzo por dar cobertura al despliegue del autoconsumo.
• Revisión de la fiscalidad energética, fomentando así la electrificación de usos que están actualmente penalizados por los sobrecostes incluidos en la factura eléctrica. Esta revisión debería incluir la eliminación del Gravamen sobre los ingresos de las empresas eléctricas y de los impuestos recaudatorios a la generación eléctrica, establecidos en la Ley 15/2012, de 27 de diciembre, de medidas fiscales para la sostenibilidad energética.
• Electrificación de los consumos de energía, con las calderas eléctricas con almacenamiento térmico, la bomba de calor industrial o el autoconsumo como palancas para descarbonizar el uso de calor en los procesos industriales y la mejora de su competitividad. Dado el peso del sector del transporte en la economía y en el volumen de emisiones, es imprescindible impulsar su electrificación agilizando la instalación de puntos de recarga, mejorando su tramitación administrativa y ampliando las ayudas. En el sector residencial y de servicios, el despliegue de la bomba de calor debe ser un objetivo prioritario, por su elevada eficiencia, por sus menores emisiones y por su posible uso tanto para refrigeración como para calefacción.
• Protección a los clientes vulnerables, asegurando que la reforma del mercado consigue un adecuado equilibrio entre la protección a los consumidores y el mantenimiento de la competencia en el mercado minorista.
En definitiva, desde aelēc seguiremos trabajando en 2024 con la voluntad de contribuir al desarrollo de un sector eléctrico más robusto y fiable, así como al desarrollo de una sociedad más sostenible e inclusiva para todos, en la que el desarrollo industrial sea una prioridad. Aprovechar las ventajas tecnológicas, pero siempre respetando el medio ambiente para lograr un mundo donde, como decíamos al principio, los ciudadanos estén en el centro de la escena.