Esos son algunos de los datos, algunas de las previsiones y algunas de las conclusiones que contiene la cuarta edición del informe de Bain & Company “sobre la economía integrada de los mercados energéticos" (el informe está centrado en los combustibles fósiles -petróleo, gas y carbón- , la energía nuclear y las fuentes renovables "en los mercados de generación de energía y en los mercados de demanda industriales de transporte y de edificios”. En ese trabajo -titulado Managing the Energy Transition: Three Scenarios for Planning-, Bain & Company analiza por una parte hasta 17 posibles “disrupciones” en el panorama energético de aquí a 2030, e identifica, por otra, “un plan de acción de seis pasos para ayudar a los directivos a prepararse y gestionar esta transición”. La consultora realiza periódicamente este análisis con el objetivo de (1) comprender los cambios que se están produciendo, (2) desarrollar una serie de desenlaces razonables y (3) ayudar a las empresas a crear escenarios que les permitan gestionar sus negocios en lo que denomina “tiempos de incertidumbre sin precedentes”. Bain & Company cree que “las opciones que tienen los directivos para hacer frente a este cambio se están multiplicando”.
Jorge Leis, autor principal del informe y socio de Bain & Company en el área de Petróleo y Gas: “dónde y cómo las empresas decidan participar en el mercado energético será fundamental para su éxito a largo plazo. Lo que está claro es que tienen múltiples opciones para hacer frente a este cambio y pueden provenir de negocios que antes no estaban relacionados y que, en la mayoría de los casos, amenazan sus negocios tradicionales”
Según Bain & Company, la lista de posibles disrupciones de este año en el panorama energético incorpora cinco nuevas tendencias: tres que afectan a la demanda industrial (demanda de plásticos, reciclaje de materiales no plásticos y eficiencia energética industrial) y dos (digital y sostenibilidad) que influyen en los 15 restantes:
Demanda de plásticos
La regulación del uso del plástico y la adopción de diferentes prácticas industriales tendrán un impacto cuantificable en la demanda de plásticos vírgenes para el año 2030, según los autores del informe: “con una nueva e importante regulación, un cambio gradual en el comportamiento del consumidor y un desarrollo acelerado de sustitutos, la reducción de la demanda de plásticos vírgenes podría sustituir cerca del 3% la demanda mundial de líquidos derivados del petróleo”. Este es aproximadamente el mismo porcentaje previsto para el progreso de vehículos eléctricos (EV) en el mercado de vehículos ligeros.
Reciclaje de materiales no plásticos
El aumento del reciclaje de materiales no plásticos reducirá la demanda de energía en un 0,3%. Bain & Company prevé que la proporción de materiales reciclados aumente significativamente en las industrias que representan una gran parte de la demanda de energía, “por ejemplo, el acero, el papel y el aluminio, lo que se traducirá en un importante ahorro de energía, ya que la producción de material reciclado es mucho más eficiente desde el punto de vista energético que la de nuevos materiales”.
Intensidad energética
El informe prevé que la intensidad energética industrial disminuirá anualmente entre 2 y 3 puntos porcentuales debido a las mejoras en la eficiencia de varias fuentes diferentes: implementación de tecnologías más eficientes; mayor regulación y apoyo gubernamental; patrones de gestión de energía impulsados por el consumidor; y edificios de nueva construcción y nueva maquinaria en regiones de rápido crecimiento.
Digital
Según Bain & Company, las disrupciones digitales reducirán los costes por unidad de energía y mejorarán la eficiencia de los procesos a lo largo de las cadenas de valor energético, tanto en el lado de la oferta como en el de la demanda. La consultora sostiene que la tecnología ya ha comenzado a influir en las curvas de costes y productividad, y que esta tendencia se acelerará en el futuro. Por eso -explican los autores del informe-, lo digital será un factor clave para muchas “posibles disrupciones”, que incluyen:
• Mantener el petróleo y el gas no convencionales en sus respectivas curvas, reduciendo así los costes para alcanzar el punto de equilibrio de forma predecible
• Introducir cambios en los costes operativos y en la eficiencia del capital para las fuentes convencionales de petróleo y gas, especialmente offshore
• Impulsar la energía solar y eólica hacia sus respectivas curvas de aprendizaje
• Permitir que las redes inteligentes alcancen niveles cada vez más altos de energías renovables en el mix de generación energético
• Permitir una mejor integración de la respuesta a la demanda, la eficiencia energética y la energía fotovoltaica distribuida, proporcionando una mejor gestión de la demanda para los consumidores mediante el uso de dispositivos inteligentes
• Obtener una mayor eficiencia en el consumo de combustible de los Vehículos con Motor de Combustión Interna (ICEV)
• Impulsar el avance de los vehículos eléctricos acelerando la comercialización de vehículos autónomos
Sostenibilidad, energías renovables, vehículo eléctrico
Los autores de Managing the Energy Transition: Three Scenarios for Planning sostienen que la sostenibilidad, al igual que los cambios digitales, está influyendo en muchas tendencias. En ese sentido destacan que las regulaciones para la energía renovable están vigentes en 141 países y que, desde mediados de 2016, 10 países han implementado o sugerido regulaciones más estrictas. A excepción de Estados Unidos, las regulaciones de carbono han ganado fuerza tanto en Asia como en América. “A medida que los países comienzan a utilizar los precios del carbono para medir el riesgo del cambio climático, las estimaciones de los precios de carbono son cada vez más agresivas, acelerando la transición hacia el abandono de los combustibles fósiles”.
Según Bain & Company, en la industria del transporte, los esfuerzos de sostenibilidad “impulsarán la entrada de los vehículos eléctricos y endurecerán las normas de consumo eficiente de combustible, al mismo tiempo que impulsarán a las industrias de transporte y aviación a invertir en gas natural licuado (GNL) y biocombustibles mediante el establecimiento de normas de emisiones más estrictas”.
La sostenibilidad también continuará afectando a la demanda industrial. Los autores del informe sostienen que “incluso el fuerte aumento esperado en la demanda mundial de GNL se debe, en parte, a las políticas de sostenibilidad que buscan formas de frenar las fuentes de energía más intensivas en carbono, principalmente el carbón”.
Bain & Company señala finalmente “otros elementos de sostenibilidad” que tendrán un impacto en el panorama energético y en la forma en que operan las empresas:
• La conciencia medioambiental está influyendo en las reacciones de los consumidores, el apetito de los inversores y la respuesta del gobierno.
• El daño a la reputación, la regulación y la escasez de agua en general influyen en la gestión del agua.
• Las ciudades verdes más emblemáticas, motivadas para reducir las emisiones locales, están implementando peajes, regulando el tráfico y suministrando energía renovable.
• Se están planteando importantes oportunidades que permitan dotar de una segunda vida a las baterías
Seis estrategias
Bain & Company ha identificado seis “estrategias clave para ayudar a los directivos a hacer frente a estos cambios”. Son estas
1. Integrar el análisis de escenarios y un sistema de seguimiento en el proceso de planificación estratégica. El análisis de escenarios sigue siendo la herramienta fundamental para la planificación estratégica en momentos de incertidumbre para probar la solidez de la estrategia y buscar formas para disminuir el riesgo. Dado que nadie puede predecir el futuro, establecer un enfoque disciplinado es de vital importancia para proporcionar una detección temprana de las dificultades que se aproximan.
2. Evaluar el modelo de participación para identificar dónde es mejor competir, y redefinir el modelo de negocio para establecer la mejor manera de competir. Para prepararse, los ejecutivos deben: (1) examinar su cartera para identificar posibles activos en desuso; (2) construir (o mejor dicho definir) una escala que se ajuste a los límites cambiantes del negocio; (3) incorporar una clasificación más amplia de quiénes son sus competidores; y (4) identificar nuevos modelos de negocio que exploten las oportunidades emergentes de integración vertical y horizontal dentro y a través de las cadenas de valor de la energía.
3. Aprovechar la tecnología digital para reposicionar la capacidad para competir. La tecnología tiene el potencial para redefinir las bases de la competencia. Las estrategias digitales ganadoras definirán, o se alinearán rápidamente, con las nuevas bases de la competencia y crearán una ventaja competitiva sostenible.
4. Pensar globalmente, pero actuar localmente. Las tendencias globales y los crecientes vínculos entre sí harán que el futuro panorama energético se extienda cada vez más a través de las regiones y entre los combustibles primarios. Sin embargo, las batallas competitivas se llevarán a cabo a escala local ya que la economía del combustible, impulsada por las respectivas curvas de costes, interactuará con la disponibilidad de recursos, las regulaciones y los patrones climáticos específicos de la ubicación.
5. Construir nuevas competencias para una nueva era. En un entorno competitivo en constante cambio destacan tres cualidades como indispensables para el éxito futuro: la innovación, la agilidad y la resistencia.
6. Adoptar métricas de rendimiento financiero más flexibles. Para muchas compañías energéticas, las inversiones en cadenas de valor alternativas -o partes diferentes de sus respectivas cadenas de valor- tienen menores rendimientos financieros de lo esperado debido a los diferentes perfiles de riesgo-recompensa. En este caso, estas inversiones ofrecen una menor rentabilidad. Además, los directivos deberán ser más ambiciosos a la hora de invertir: desarrollar las capacidades y el conocimiento necesarios para expandirse de manera escalada.
Fundada en 1973, Bain & Company se define como “una consultoría global que ayuda a los creadores de cambios más ambiciosos del mundo a definir el futuro”. Tiene 58 oficinas en 37 países.