Land Art Generator Initiative (LAGI) es una iniciativa que invita, cada dos años, a artistas, arquitectos, científicos e ingenieros de todo el mundo a participar en un concurso de diseño de infraestructuras públicas que, además de ser en sí mismas obras artísticas, sirvan para generar energía renovable. Bajo el lema “la energía renovable puede ser bella” (renewable energy can be beautiful), este concurso ha servido desde el año 2010 para dar a conocer 800 proyectos de diseño procedentes de países que van desde la India a los Estados Unidos.
La iniciativa -informa Naciones Unidas- quiere destacar proyectos de diseño sostenible de todo el mundo para demostrar que el arte, combinado con la tecnología, puede ayudar a allanar el camino hacia un futuro basado en las energías renovables. Además de fomentar la creatividad, la iniciativa quiere concienciar sobre la necesidad de lograr el objetivo central del Acuerdo de París, que es mantener el aumento de la temperatura media mundial lo más cerca posible de 1,5°C.
El diseño Solar Hourglass (reloj de arena solar, en la imagen), ganador del LAGI 2014 celebrado en Copenhague, demuestra que estas instalaciones artísticas combinan creatividad, funcionalidad y concienciación del público. Este diseño prevé la generación de 7.500 megavatios hora anuales de electricidad, energía suficiente para abastecer a 1.000 viviendas. Según Naciones Unidas, "este diseño, en forma de reloj de arena, busca concienciar al público sobre la urgencia de tomar medidas frente al cambio climático para limitar sus efectos".
Instalaciones de arte que producen energía renovable
Para la puesta en marcha de este concurso, sus creadores se inspiraron en proyectos de los Emiratos Árabes Unidos. Lo cuenta el codirector y fundador de LAGI, Robert Ferry: "durante 2008 vivimos en Dubai y presenciamos su rápido desarrollo, con torres de vidrio cada vez más altas que se dirigían hacia el sol, desaprovechado, del desierto. Nos parecía que todo ese crecimiento y lujo podían ser aprovechados para lograr resultados en sostenibilidad y descarbonización a la vez que capturar la imaginación del público".
Este concurso da la oportunidad a los creativos de contribuir a la lucha contra el cambio climático y la transición hacia las energías limpias. "La transición energética exitosa requiere un cambio impulsado por los movimientos culturales. La participación de artistas en el desarrollo de soluciones para la transición energética sirve también para abordar la equidad social, la justicia ambiental, la estética, las necesidades locales y otras consideraciones culturales importantes", añadió Robert Ferry.
Cada vez más ciudades, regiones y países están sumándose a la transición hacia las energías limpias, y LAGI anima al mundo a reflexionar sobre la estética de estas instalaciones energéticas. La iniciativa quiere servir además para que el público aprenda sobre las tecnologías utilizadas en el sector de la energía renovable y, de manera más amplia, sobre la acción frente al cambio climático. "El aspecto educativo -consideran los impulsores de esta iniciativa- es clave para dar plena autonomía a las personas para que tomen medidas a todos los niveles".
Según la codirectora (y fundadora) de LAGI, Elisabeth Monoian, "no se trata del arte por el arte, sino de arte para el bien de las personas. Durante décadas, el movimiento de arte ambiental ha generado mensajes potentes que han abierto los ojos de la gente sobre la gravedad del cambio climático. El arte tiene el poder de conectar directamente con el corazón de las personas e impulsar la voluntad política para la acción". Monoian y Ferry esperan "que las generaciones futuras miren atrás y vean las energías renovables del siglo XXI como las nuevas maravillas de la humanidad".
La última edición del concurso se celebró en el sur de California y pronto se dará a conocer el lugar para celebrar la edición de 2018.