Lo que parecía inimaginable... ha sucedido. Esta es la historia: la taxonomía de la UE intenta orientar la inversión privada a las actividades necesarias para alcanzar la neutralidad climática. La clasificación taxonómica no determina si una determinada tecnología formará o no parte de las combinaciones energéticas de los Estados miembros. De lo que se trata -explica la Comisión- es de acelerar la transición "acudiendo a todas las soluciones posibles para ayudarnos a alcanzar nuestros objetivos climáticos". Pues bien, "en vista del asesoramiento científico y los actuales avances tecnológicos", la Comisión estima que "la inversión privada en actividades de gas y energía nuclear puede desempeñar un papel en esta transición", y considera que "las actividades de gas y energía nuclear contempladas son acordes con los objetivos climáticos y medioambientales de la UE y nos permitirán abandonar más rápidamente actividades más contaminantes -como la generación de energía a partir del carbón- en favor de un futuro climáticamente neutro y basado de forma preponderante en fuentes renovables".
Ese fue el principio, allá por el mes de febrero; luego llegó la propuesta al Europarlamento; y, aunque han sido muchas las voces que se han alzado contra esa propuesta en el intervalo habido entre lo decidido por la Comisión en febrero y la votación de hoy, lo cierto es que esas voces no han servido para ganar la votación. Solo han sido 278 los eurodiputados que han intentado neutralizar la iniciativa de la Comisión. 353 han dicho adelante, y ha habido además 33 abstenciones. ¿La lectura de Amigos de la Tierra? "Esta votación se trata de un lavado verde de estas fuentes de energía que antepone los beneficios económicos por encima del bienestar de la sociedad".
Cristina Alonso Saavedra, responsable de Justicia climática y energía de Amigos de la Tierra: “es una gran irresponsabilidad que el Parlamento Europeo haya votado a favor de las energías sucias. Es imposible que el gas y la nuclear se consideren sostenibles, se trata de un lavado verde que pone en riesgo la fragilidad de la vida en la Tierra. Además, estamos en un momento en el que la soberanía energética es clave para proteger a la población, en especial a las personas más vulnerables, y esta votación es contraria a las necesidades de nuestras sociedades. La ciencia y la ciudadanía tenemos claro que es necesario dejar de lado los combustibles fósiles y las energías peligrosas si queremos evitar los peores impactos de la crisis climática y ecológica. Los políticos tienen la respuesta, pero son incapaces de tomar las decisiones correctas. Ya es hora de comenzar una transición energética basada en criterios de justicia social donde la participación ciudadana sea la protagonista, y dejar de escuchar a las grandes empresas contaminantes que anteponen sus beneficios económicos por encima del interés general”
Los eurodiputados que han aprobado incluir estas fuentes de energía como inversiones verdes han perpetrado "un atentado -concluye la oenegé ecologista- contra el medio ambiente y la población". Pero hay un problema adicional -advierten desde Amigos de la Tierra-, y es que "miles de millones de euros se destinarán a estas energías en vez de dedicarse a impulsar una transición energética basada en renovables".