Acuerdo mundial para salvar el protocolo de Kioto

Tras una dramática sesión de 25 horas, corolario de varios años de reuniones y negociaciones internacionales, la comunidad mundial logró ayer en Bonn, por primera vez, ponerse de acuerdo sobre cómo aplicar el protocolo de Kioto. Para conseguir que el 'grupo paraguas' , integrado por Japón, Rusia, Canadá y Australia, se sumase a su postura, la Unión Europea se vio obligada a llevar su flexibilidad al límite, haciendo concesiones fundamentales en el regimen de sanciones y en los sumideros (los ecosistemas capaces de absorber gases de efecto invernadero). El Ministro español de Medio Ambiente, Jaume Matas, considera, no obstante, que "este es el mejor compromiso sobre cumplimiento de protocolo de Kioto entre todas las propuestas que durante los últimos años se han colocado sobre la mesa".

Uno de los aspectos más controvertidos del acuerdo alcanzado en Bonn es que Japón y sus aliados consiguieron que se eliminaran las alusiones directas al carácter vinculante del sistema de sanciones, y la eliminación de las sanciones económicas en el caso de que los países sobrepasen la cantidad permitida de emisiones de gases de efecto invernadero. Por el contrario, se mantienen otras condiciones poco favorables al núcleo duro. Entre otras, que la mayoría de los miembros de los órganos de control procedan de países en vías de desarrollo, el denominado G-77. Los Quince se han comprometido, además, a destinar 410 millones de dólares (78.000 millones de pesetas) anuales en concepto de apoyos financieros a los países pobres.

Ecologistas en Acción considera, no obstante, que el acuerdo alcanzado es "ineficaz" para frenar el cambio medioambiental. En un comunicado, la organización ecologista se congratula de que Estados Unidos (país responsable de casi el 40% de las emisiones se efecto invernadero) se haya quedado solo en su empeño por torpedear el protocolo, así como el acuerdo alcanzado para que la energía nuclear quede excluida de las tecnologías que pueden desarrollarse para combatir la transformación climática. Pero añade que el precio por obtener el consenso entre los países firmantes ha sido muy alto. En este sentido, afirma que el acuerdo inicial de reducción de las emisiones de gases del 5% suscrito en Kioto en 1997 se puede quedar en un 1 ó 2% de reducción efectiva debido al comercio de emisiones y a la amplia admisión en el acuerdo de "sumideros" de carbono.

La conferencia de Bonn seguirá ahora, a nivel de expertos, hasta el próximo viernes para plasmar los acuerdos en un texto legal. En la conferencia de Marrakech, que se celebrará en el mes de octubre, y en próximas reuniones, seguirán concretándose detalles, y el protocolo de Kioto –aunque sea en versión descafeinada– podrá entrar en vigor en 2002.

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