En muchos países las subastas se han convertido en la principal vía de acceso al mercado para los proyectos a escala de servicios públicos. Es el caso de China y la India, dos economías que habían adjudicado, conjuntamente, un total de 188 GW de capacidad de energía limpia a finales de 2020, más de la mitad del total mundial. “Ambos han utilizado con éxito las subastas para atraer a promotores e inversores, con niveles saludables de competencia y altos niveles de suscripción que dan lugar a precios bajos de las tarifas”, destaca BNEF en su página web.
Del resto de las economías del G-20, la UE es el siguiente punto caliente, con un acumulado de 75 GW adjudicados a finales de 2020. En ello juega un papel clave el hecho de que las normas de la Unión Europea exigen que los regímenes de subvención gubernamental utilicen mecanismos de asignación competitivos para los proyectos solares fotovoltaicos y eólicos terrestres de mayor envergadura.
“Las subastas de contratos de precios a largo plazo pueden proporcionar seguridad en los ingresos y atraer un bajo coste de capital a los nuevos proyectos de energías renovables”, afirman desde la consultora. “En comparación con los anteriores sistemas de feed-in-tarifs, con precios fijados por el gobierno, las subastas suelen dar lugar a tarifas que reflejan mejor las tendencias actuales de los costes tecnológicos”. Además, se está produciendo un descenso general de los precios de oferta para la energía fotovoltaica y eólica en los últimos años, ya que los costes de estas tecnologías han seguido bajando y la competencia ejerce una presión a la baja sobre las tarifas.
Esto no quiere decir que siempre sea así. De hecho, las tarifas reultado de las subastas han subido en ocasiones, debido a unas condiciones más difíciles a la hora de desarrollar los proyectos. BNEF pone como ejemplo Alemania e Italia, donde la oposición local en 2020 derivó en nuevas barreras a la autorización de proyectos. Por el contrario, un exceso de candidatos puede reducir los precios, lo que puede ser una ventaja para los responsables políticos y los consumidores. Pero pone a los promotores bajo una gran presión para entregar la energía al menor coste.
La importancia de la seguridad
La seguridad es un aspecto determinante para el éxitro de las subastas. En este apartado, BNEF cita como ejemplo los programas de subastas de Alemania y Francia, que proporcionan seguridad al mercado al publicar calendarios a largo plazo para futuras rondas y, en general, ceñirse a ellas. Pero las subastas pueden verse afectadas por los cambios en la dinámica política. Es el caso de México, donde tras llegar al poder, el presidente López Obrador paralizó la celebración de las subastas de energías limpias.
Lógicamente, los retrasos y las cancelaciones de las subastas ralentizan la transición energética, especialmente cuando no existen otras vías de acceso al mercado por parte de las renovables. BNEF cita en este caso a Sudáfrica, que en 2015 anunció los ganadores de la subasta celebrada ese año pero la firma de los PPAs se retrasó varios años. “Esto limitó en gran medida las opciones de los promotores para construir nuevos proyectos y provocó que la inversión en energía limpia fuera de 500 millones de dólares al año durante 2016-17, cuando en 2015 había sido de 3.600 millones de dólares”, indican desde la consultora.
Nuevos diseños
La creciente presencia de energía eólica y solar en el mix de generación mundial está empujando a introducir nuevos requisitos en las subastas, como de carga máxima y de hora, lo que puede ser una buena forma de suministrar energía limpia de acuerdo a las necesidades.
En Chile, se vienen celebrando subastas tecnológicamente neutras para suministrar energía durante períodos específicos del día desde 2014. Esto ha permitido que se benerficie, en particular, la energía solar, proporcionando energía durante un bloque designado de la demanda diurna, mientras que otras tecnologías atienden la demanda nocturna. Otro país analizado por BNEF es India, donde se introdujeron requisitos firmes en horas punta, en una subasta celebrada en 2020.
Por otra parte, de acuerdo con BNEF, acomodar la energía eólica y solar más el almacenamiento y los grandes proyectos de energía renovable dentro de los esquemas de subasta puede ayudar a obtener mejores resultados para la red y para los generadores, al maximizar el uso de las conexiones y suavizar la producción de un proyecto eólico o solar. Algunos gobiernos ya están tomando medidas en este sentido, como India y Dinamarca, con resultados bastante exitosos.
Pero no es solo la combinación de tecnologías en las subastas lo que está cambiando. En Europa, los nuevos esquemas están poniendo límites a los pagos de los generadores durante los períodos de precios negativos en el mercado mayorista y las tarifas se conceden por períodos más cortos que en los esquemas más antiguos. Estos diseños permiten que las señales del mercado se transmitan, en mayor o menor medida, a los generadores con contratos de subasta.
Con ello, los gobiernos tratan de incentivar los nuevos desarrollos manteniendo bajos los costes de capital, si bien, de acuerdo con BNEF, esto aumenta la incertidumbre de los ingresos para los inversores y puede terminar aumentando los costes de capital para los proyectos de energías renovables.
Otra forma de garantizar a los promotores de proyectos de energías renovables la seguridad de los ingresos, reduciendo al mismo tiempo sus propios gastos, es la concesión de contratos por diferencia (CfD) "libres de subvenciones". Este sistema sería similar a un CfD "normal" como el que se aplica en el Reino Unido, en el que los contratos se adjudican en una subasta para determinar el precio de ejercicio (pago a precio fijo). Si los precios de la energía al por mayor caen por debajo de este umbral, el gobierno hace pagos complementarios al generador. En la situación inversa, en el caso de. Reino Unido, el generador tiene que reembolsar el exceso ganado.
Conexión a red
Las subastas también se están utilizando para asignar conexiones a la red, en lugar de contratos para el suministro de energía. Portugal celebró dos licitaciones a gran escala en 2019-20 para resolver un exceso de solicitudes de permisos de red para proyectos solares. Alrededor del 52% de la capacidad de conexión a la red adjudicada en estas subastas se destinó a proyectos fotovoltaicos o fotovoltaicos con almacenamiento, sin ningún tipo de subsidios.
En el caso citado de Portugal, estos proyectos obtienen pleno acceso al mercado mayorista y de servicios auxiliares y la opción de firmar un acuerdo de compra de energía con una empresa de servicios públicos o con una empresa compensadora. Todos los proyectos que se acojan a esta "opción comercial" pagarán al operador del sistema entre 5 y 40 euros/MWh durante 15 años por el acceso a la red. A cambio, los proyectos conservan la conexión a la red durante toda su vida útil (que probablemente será superior a 15 años).
Otros países, como Brasil, Rusia, Arabia Saudí y Turquía, han impuesto estrictos requisitos de contenido local en las subastas, exigiendo a los ganadores a los ganadores de las licitaciones que cumplan determinadas condiciones para ejecutar los contratos o, en el caso de Brasil, para recibir acceso a financiación a bajo coste. Estas condiciones van desde que construyan fábricas en el país, que empleen a personas de la localidad o que utilicen determinados volúmenes de equipos de fabricación local.
Los datos ofrecidos por BNEF se refieren a las subastas celebradas hasta 2020, de manera que no incluyen las realizadas en 2021 en países como España.