El parque eólico global y el solar fotovoltaico han superado en 2022 su máximo histórico de generación. Nunca antes el viento y el Sol generaron tanta electricidad en todo el mundo como lo han hecho en este curso pasado. Según el informe que acaba de publicar Ember (Global Electricity Review -GER- 2023), hasta el 12% de la electricidad generada en todo el planeta el año pasado salió de instalaciones eólicas y fotovoltaicas (dos puntos más que en 2021). La cuarta edición del informe GER de Ember recoge datos de 78 países de todo el mundo, que suman el 93% de la demanda global de electricidad. Según la información recabada por el equipo de analistas de Ember, la solar ha sido en 2022 la fuente que más rápidamente ha crecido por décimo octavo año consecutivo. Su aportación ha crecido, con respecto a la registrada un año antes, en 2021, hasta veinticuatro puntos (+24%). Ese crecimiento -apuntan desde Ember- equivale a la demanda nacional de Suráfrica.
El viento
La aportación eólica al mix eléctrico global ha registrado así mismo en 2022 un crecimiento muy significativo, de hasta diecisiete puntos con respecto al guarismo registrado un año antes (+17%). Ese incremento -contextualiza Ember- prácticamente equivale a la demanda nacional de todo el Reino Unido. El informe revela que más de sesenta naciones de todo el mundo generan hoy más del diez por ciento de su electricidad con la energía del viento o con energía solar.
En el otro plato de la balanza, el de las fuentes sucias de electricidad, destaca sobremanera el carbón, que sigue manteniéndose fuerte en el primer cajón del podio. No hay fuente ahora mismo que genere más kilovatios hora que este mineral de origen fósil. Hasta el 36% de toda la electricidad es de marca carbón. En conjunto, los combustibles fósiles (gas y carbón) han generado en todo el mundo en 2022 más de la mitad de la electricidad (el 58%).
La otra fuente sucia por antonomasia, la nuclear, no ha alcanzado ni el 10% del total.
Se equivocaron
Erraron los agoreros que anunciaron un retorno al carbón, que vendría de la mano -decían- del incremento de los precios del gas. Según el informe de Ember, la generación con carbón apenas ha crecido un 1,1% en todo el mundo. Y ciertamente tampoco la generación con gas se ha movido apenas nada (-0,2%). Donde sí se han producido movimientos más que relevantes ha sido en las energías renovables. La generación con eólica y solar ha crecido casi veinte puntos (+19%) y ha atendido hasta un 80% del crecimiento de la demanda global de electricidad.
Ello no ha impedido, no obstante, que 2022 haya cerrado como el año en que más elevadas han sido, en toda la historia, las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes del sector eléctrico global (han crecido un 1,3% con respecto a las registradas en 2021). Nunca antes emitieron tanto CO2 las centrales térmicas que queman combustibles fósiles para generar electricidad como lo han hecho en los doce meses de este año pasado. Curiosamente, Ember destaca al mismo tiempo otro dato para la historia: la electricidad de 2022 ha sido (precisamente gracias al crecimiento de eólica y solar) la más limpia de todos los tiempos: 436 gramos de CO2 por kilovatio hora generado, mínimo histórico.
Los analistas adelantan además en su informe que 2022 va a marcar el pico histórico de las emisiones de CO2 del sector eléctrico global y, en esa misma línea, el final del crecimiento de la generación fósil. "Las energías limpias -dicen los analistas- atenderán todo el crecimiento de la demanda este año 2023". Todo el crecimiento (en realidad, más de un 100% del crecimiento previsto, precisan), y no solo el 80%, como el año pasado. Ember prevé para 2023 además una pequeña caída en la generación fósil (-0,3%), "con mayores caídas en los años siguientes", durante los que además la eólica y la solar acelerarán su despliegue.
El transporte y las demandas térmicas (calor y agua caliente domésticas y calor para procesos industriales) van a electrificarse, por lo que Ember estima crecerá la demanda de electricidad, lo que va a animar a los inversores a continuar con su apuesta por las energías renovables.
De acuerdo con los modelos empleados por la Agencia Internacional de la Energía -recuerdan desde Ember-, el sector eléctrico debe transitar de aquí a 2040 desde la posición que ocupa ahora como mayor emisor de CO2 hasta el cero neto en ese horizonte (2040) si el sistema económico global quiere alcanzar el cero neto en 2050. Eso significa -precisan los analistas- que la energía eólica y la solar deberán producir el 41% de la electricidad global en 2030 (lo que supone más que triplicar el 12% de 2022 registrado por Ember en su informe Global Electricity Review 2023).
Małgorzata Wiatros-Motyka, autora principal del informe: “el escenario está listo para que la energía eólica y la solar protagonicen un ascenso meteórico a la cumbre. La electricidad limpia remodelará la economía global, desde el transporte a la industria y más allá. Una nueva era de emisiones decrecientes de gases de efecto invernadero de origen fósil significa que la desconexión del carbón va a ocurrir, a la par que se vislumbra el final del crecimiento de la generación de electricidad con gas. El cambio está llegando y muy deprisa"
No obstante -ha matizado Wiatros-Motyka-, todo va a depender -todo sigue dependiendo- de las acciones que adopten "los gobiernos, el empresariado y la ciudadanía" para encarrilar el mundo en la ruta de la electricidad limpia de aquí a 2040 ("to put the world on a pathway to clean power by 2040").
Credenciales Ember
Ember se define como un think tank energético independiente, sin ánimo de lucro y cuyo objetivo es conducir al mundo hacia la electricidad limpia mediante el empleo de datos. Así, Ember "recopila, conserva y analiza datos sobre el sector eléctrico global y su impacto en el clima" y emplea sus hallazgos, soportados sobre datos, para enriquecer el debate público y que este influya en las políticas de elevado impacto y para empoderar a otros actores en el mismo sentido.