El acuerdo marco supone elevar el porcentaje actual de protección, que se limita actualmente al 17 por ciento de los ecosistemas terrestres y el 10 por ciento de las áreas marinas, bajo alguna figura formal de protección. Según informa Europa Press, también incluye aumentar la financiación, especialmente a los países en desarrollo y pequeños estados insulares, para prevenir la pérdida futura de biodiversidad. Esa hoja de ruta contempla una movilización de 200.000 millones de dólares en 2030 procedentes de recursos públicos y privados. Además, las partes llaman a eliminar los 500.000 millones de dólares en subsidios que podrían estar perjudicando a la naturaleza antes de que acabe esta década.
La vicepresidenta tercera española y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, que participó este fin de semana en las negociaciones, ha aplaudido la aprobación de este marco global, que, ha dicho, “orienta los esfuerzos para detener y revertir la pérdida de biodiversidad y alcanzar un mundo con una naturaleza en positivo para 2030”.
Puntos clave
El acuerdo incluye seis documentos relativos al Marco Global de Biodiversidad; la estrategia de movilización de recursos; el reparto de beneficios de la utilización de información digital de secuencias de recursos genéticos (DSI); el marco de seguimiento; el mecanismo para seguimiento, informes y revisión; y la decisión sobre creación de capacidades.
En concreto, el acuerdo incluye compromisos para reducir de forma significativa el riesgo de extinciones de especies y la restauración del 30% de la superficie de ecosistemas degradados para 2030; la planificación espacial favorable para la biodiversidad en todo el territorio y la reducción de la contaminación, incluyendo la reducción del riesgo de los pesticidas de alta peligrosidad al menos a la mitad, así como el descenso de pérdida de nutrientes al medio ambiente, también a la mitad.
Además, el nuevo marco Global 2030 pretende eliminar, minimizar y reducir los impactos derivados de las especies exóticas invasoras, a través de la identificación y gestión de las vías de entrada de especies alóctonas, reduciendo al menos a la mitad las tasas de introducción y establecimiento de estas especies.
Igualmente, se compromete a minimizar el impacto del cambio climático sobre la biodiversidad y promover la adaptación, mitigación y reducción de riesgos de desastres mediante soluciones basadas en la naturaleza.
Otro de los puntos se dirige a lograr la plena integración de la biodiversidad en las políticas sectoriales, en especial de los sectores con mayor impacto para la biodiversidad como la agricultura, la pesca, la gestión forestal y la acuicultura.
En materia de financiación, el objetivo es sumar los recursos de todas las fuentes domésticas e internacionales, públicas y privadas, para la financiación necesaria para la ejecución del marco global, al tiempo que se identificarán, eliminarán y revertirán los incentivos y subsidios perjudiciales para la biodiversidad. Igualmente, se establece un nuevo mecanismo para el reparto justo y equitativo de beneficios derivados de la utilización de la información digital de secuencias derivadas de recursos genéticos.
Implantarlo, la parte más difícil
Para Greenpeace, la COP15 de Montreal no ha logrado, sin embargo, brindar la ambición, las herramientas o la financiación necesarias para detener la extinción masiva, si bien hace un reconocimiento explícito de los derechos, roles, territorios y conocimientos de los pueblos indígenas y su "trabajo insustituible" como la forma más efectiva de proteger la biodiversidad.
La ONG considera que la financiación directa a los Pueblos Indígenas será el siguiente paso crítico y celebra que se haya incluido el objetivo de proteger al menos el 30 por ciento de la superficie terrestre y marina. Por el contrario, ve negativo que no incluya expresamente la exclusión de las actividades dañiñas en esas nuevas áreas protegidas. "Tal como está en el texto, es un número vacío, con protecciones que quedan en el papel", advierte la asesora política y representante de Greenpeace en las negociaciones de la COP15, Anna Ogniewska.
También WWF ha celebrado el acuerdo de Montreal pero alerta de que el objetivo acordado podría verse socavado si no se tratan adecuadamente a nivel nacional cuestiones tan importantes como la protección de ecosistemas intactos y la lucha contra la producción y consumo insostenibles.
En ese sentido, el director globla de WWF, Marco Lambetini, ha calificado de "proeza excepcional" para quienes han negociado que hayan logrado acordar un objetivo mundial común que guiará la acción colectiva e inmediata para detener y revertir la pérdida de biodiversidad en 2030 y como "una victoria para las personas y el planeta".
Sin embargo, pese al "hito importante" para la conservación, advierte de que el acuerdo estaría en riesgo por una implementación lenta y falta de movilización de los recursos prometidos. Entre las críticas, añade que el Acuerdo carece de un mecanismo obligatorio para que los gobiernos adopten medidas más ambiciosas si no se logran los objetivos.
"Los gobiernos han escogido el lado correcto de la historia en Montreal, pero la historia nos juzgará si no cumplimos la promesa que hicimos hoy", ha subrayado.