La séptima edición de "Renewable Energy and Jobs - Annual Review" de IRENA muestra que las energías renovable siguen aportando beneficios socioeconómicos en todo el mundo, al crear numerosos puestos de trabajo. Según los datos de este nuevo informe, presentado hoy, los puestos de trabajo ligados a las renovables eran de 11,5 millones en 2019, frente a los 11 millones que había en 2018.
El informe destaca que los empleos en el sector de las renovables muestran, además, mayor inclusión y un mayor equilibrio de género que aquellos en el sector de los combustibles fósiles. Así, las mujeres ocupaban en 2019 el 32 % del total de estos puestos de trabajo (3,6 millones) frente al 21 % de los puestos en sectores relacionados con los combustibles fósiles.
Asia es la región del mundo que más empleo ofrece, acaparando el 63% del total. Según Agora Energiewende, think tank en transición energética internacional, solo en China, 4,4 millones de personas trabajan en la industria de las energías renovables en 2019, lo que representa el 38% del total a nivel mundial.
Solar fotovoltaica, a la cabeza
Desde IRENA señalan, no obstante, que los beneficios están apareciendo de forma más generalizada en todo el mundo, especialmente mediante el despliegue de tecnologías solares fotovoltaicas (FV). Esta industria es, de nuevo, el mayor empleador, con el 33% del total de la fuerza de trabajo en el sector de la energía renovable y diez países acaparando el 87% de los empleos relacionados con FV.
Otro dato destacado por IRENA en su informe es que aunque las estimaciones precisas siguen siendo escasas, las energías renovables descentralizadas fuera de la red están creando un número creciente de puestos de trabajo, a la vez que impulsan el empleo en el uso de la energía limpia en muchos ámbitos: desde la elaboración de productos agrícolas y la atención de la salud hasta las comunicaciones y el comercio en las comunidades locales.
Los empleos en el sector de los biocombustibles también han crecido, situándose en 2,5 millones en 2019, impulsados, sobre todo, por un crecimiento de la producción del 2% para el etanol y del 13% para el biodiésel. Esta producción se ha explandido considerablemente en Brasil, Colombia, Filipinas, Malasia y Tailandia, países que cuentan con cadenas de suministro, ligadas a la agricultura, de gran densidad de mano de obra, mientras que la producción en los Estados Unidos y la Unión Europea disminuyó.
Las industrias de la energía eólica y la hidroeléctrica son otras grandes empleadoras del sector de las renovables, con aproximadamente 2 millones y 1,2 millones de empleos, respectivamente. En relación a la primera, Ben Backwell, CEO del Consejo Mundial de la Energía Eólica (GWEC), afirma que "los responsables políticos deben reconocer el creciente conjunto de pruebas que demuestran que la inversión en energías renovables genera mayores beneficios en comparación con la inversión equivalente en combustibles fósiles. Gastar un millón de dólares en energías renovables crea tres veces más puestos de trabajo que el gasto en combustibles fósiles".
IRENA, añade Backwell, "ya ha determinado que un futuro de energía limpia en el que la energía eólica genere un tercio de la electricidad mundial para 2050 cuadruplicaría el empleo mundial en energías renovables hasta alcanzar los 42 millones de puestos de trabajo, y crearía una drástica ganancia neta de empleo en comparación con la pérdida de puestos de trabajo en el sector convencional".
Sólo en la energía eólica marina, GWEC calcula que la previsión de 51 GW que se instalarán en todo el mundo para 2024 podría crear casi 900.000 puestos de trabajo en los próximos cinco años.
Situación en España
España se encuentra entre los 10 primeros países del mundo en cuanto a puestos de trabajo en el sector de la energía eólica, aunque no en el de la energía solar fotovoltaica. El informe califica a España como un país que está experimentando un auge de interés público y privado en las energías renovables después de años de estancamiento. Una afirmación que avala el último estudio de la Asociación de Empresas de Energías Renovables, APPA sobre el impacto económico de estas tecnologías: en 2018, el sector experimentó en nuestro país un crecimiento del 10,7%, estableció un nuevo récord de exportación de 4.700 millones de euros y contribuyó con 10.500 millones de euros al PIB, cerca del 1% del total de España.
En cuanto a la fuerza laboral, APPA destaca que el sector empleaba a 81.294 personas en 2018. El mayor empleador fue la biomasa (32.300 puestos), seguido de la energía eólica y la energía solar fotovoltaica (22.200 y 13.300, respectivamente). La eólica fue la que creó la mayoría de los nuevos empleos netos (1.961), seguido de la solar fotovoltaica (966) y los biocombustibles (158). El total representa un aumento del 3,3% en el empleo, la cifra más alta desde 2013, pero aún está lejos del récord establecido en 2008, cuando el sector empleaba a 144.000 personas en España.
Hacen falta más políticas integrales
Volviendo al informe de IRENA, el director general de la Aeencia, Francesco La Camera, ha señalado en su presentación: "La adopción de renovables crea empleo y supone un impulso para los ingresos locales tanto en mercados de energía desarrollados como en aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. Aunque, hoy por hoy, el liderazgo lo ostentan unos pocos países, cada país puede aprovechar su potencial de energía renovable, tomar medidas que dirijan sus capacidades locales para su desarrollo industrial, y capacitar a sus trabajadores".
El mundo ha sido testigo de este alentador crecimiento del empleo en renovables. Pero el crecimiento puede ser todavía mucho mayor si se adopta un marco político integral que impulse la transición energética. De acuerdo con IRENA, la importancia de este impulso es más evidente que nunca, dada la trascendencia de la situación actual: "Aunque todavía estamos lidiando con la pandemia del Covid-19, la humanidad recibe recordatorios casi diarios de lo que nos espera si no hacemos frente a las crecientes perturbaciones climáticas", señalan los autores del informe.
La receta de IRENA para impulsar los puestos de trabajo en el sector es aplicar políticas integrales, lideradas por medidas en los ámbitos de la educación y la capacitación, intervenciones en el mercado laboral y políticas industriales que respalden el aprovechamiento de las capacidades locales. IRENA muestra algunas iniciativas prometedoras en esta línea, relacionadas con la formación profesional, el desarrollo curricular, la instrucción de profesores, el uso de la información y tecnologías de la comunicación, la promoción de asociaciones innovadoras entre los sectores público y privado, y la contratación de grupos subrepresentados como el de las mujeres.
De acuerdo con el organismo internacional, los representantes políticos también deben priorizar el capacitar a trabajadores del sector de los combustibles fósiles que hayan perdido sus medios de subsistencia o estén en riesgo de perderlos. "Muchos poseen competencias importantes y experiencia que pueden contribuir a una industria reorientada de la energía limpia", señala al respecto.
La Agenda para la Recuperación Post-COVID publicada recientemente por IRENA revela que con un programa de estímulo ambicioso se podrían crear hasta 5,5 millones de puestos de trabajo más en los próximos tres años que si se mantienen las prácticas habituales. Esta iniciativa también ayudaría al mundo a mantenerse en la senda de la creación de los 42 millones de empleos en el sector de las renovables que prevé la Agencia en su Perspectivas Mundiales de las Energías Renovables, de aquí al año 2050.