Un total de once rutas aéreas domésticas disponen actualmente de una alternativa ferroviaria de hasta cuatro horas de duración en territorio español, lo que implicaría acabar con más de 50.000 operaciones aéreas y 300.000 toneladas de CO2 anuales, según el informe ´Eliminación de vuelos cortos en España` presentado este miércoles por Ecologistas en Acción. Sólo los vuelos realizado entre Madrid y Barcelona en 2019 (cuando el tráfico aéreo no estaba afectado por el Covid-19) registró más de 15.000 operaciones que generaron más de 168.0000 toneladas de CO2. Entre 2013 y 2019, las operaciones aéreas domésticas crecieron un 27 % en España —y sus emisiones de CO2 asociadas un 30 % — muy por encima de países como Alemania, que mantuvo prácticamente invariable su número de operaciones internas; Francia, que las redujo un 5 %; o el Reino Unido, que consiguió disminuirlas un 8 %.
De forma agregada y teniendo en cuenta los datos registrados en 2019, las rutas identificadas generaron un total de 50.968 operaciones, cifra que representa el 36,5% del total de operaciones domésticas peninsulares y el 13,1% de todas las operaciones domésticas en España -incluyendo las operaciones a territorios extrapeninsulares-. Cabe recordar que los vuelos a las islas Baleares y Canarias representan el 64% de todos los vuelos domésticos en España.
Los datos en cuanto a preferencia del viajero por el tren frente al avión donde existe una alternativa son claros. Según la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), en 2022 la cuota de mercado en los principales corredores donde tren y avión compiten fue claramente favorable al primero: 78,3% entre Madrid y Barcelona; 78% entre Madrid y Málaga; 81,5% entre Madrid y Alicante; 85,4% entre Madrid y Sevilla; y 89,9% entre Madrid y Valencia. Además, asumiendo que el 100 % de la demanda de estos viajes aéreos se trasladara al tren, el ahorro neto de emisiones se situaría en 306.125 toneladas de CO2 o, lo que es lo mismo, una reducción de entre el 30 % y el 40 % de las emisiones de todo el tráfico aéreo peninsular (389.700 toneladas de CO2 en 2019 en emisiones de las operaciones aéreas prescindibles).
Por otro lado, en 2019 las 11 rutas identificadas produjeron 408,6 toneladas de óxidos de nitrógeno y 2,7 toneladas de partículas en suspensión potencialmente eliminables en caso de sustitución modal. "Unas cifras muy preocupantes debido a sus graves efectos sobre la salud de la población cercana a los aeropuertos. No hay que olvidar que en un radio de 20 kilómetros —distancia en la cual la concentración de partículas procedentes del aeropuerto sigue siendo muy elevada—, solo en torno a los aeropuertos de Madrid y Barcelona viven 5,8 millones de personas, una de las cifras más altas de toda la UE", enfatizan desde Ecologistas en Acción.
Otras implicaciones
• Estimación de los costes económicos en concepto de externalidades (impactos sobre la salud, el bienestar o daños en el entorno habitable) de cada modo de transporte. El análisis descubre un potencial ahorro de 50,6 millones de euros anuales en el caso del reemplazo de las 11 rutas aéreas identificadas por sus trayectos equivalentes en tren.
• Capacidad del tren de sustituir al avión en las rutas identificadas, especialmente en lo que se refiere al criterio de los tiempos de viaje puerta a puerta. El informe demuestra cómo en la totalidad de las conexiones analizadas el tiempo total de viaje en tren es inferior al necesario para cubrir los mismos trayectos en transporte aéreo.
• Efectos sobre la competencia y la concentración del mercado de la medida de eliminación de vuelos. En este sentido, el análisis ha puesto de manifiesto la existencia a día de hoy de una estructura de mercado caracterizada por unos enormes niveles de concentración: 56 frecuencias diarias en las rutas analizadas en manos del grupo económico IAG y solo una frecuencia diaria en manos de Ryanair.
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