La última acción de denuncia que ha protagonizado Greenpeace contra Volkswagen ha tenido como escenario esta semana la Feria del Automóvil de Bruselas. Allí se han presentado doce activistas disfrazados de osos polares "para pedir a Volkswagen que abandone la fabricación de vehículos contaminantes y deje de presionar contra la nueva normativa europea que persigue la reducción de emisiones de CO2 de los vehículos nuevos". Según la nota de prensa difundida ayer por la organización ecologista, con esta acción, Greenpeace ha querido denunciar una vez más a Volkswagen –que es el mayor fabricante europeo de automóviles– "porque fabrica vehículos contaminantes, cuyas emisiones están destruyendo el Ártico, a la vez que presiona para rebajar los objetivos de la nueva normativa europea que podría obligar a fabricar coches más limpios y eficientes".
La organización ecologista ha puesto un par de ejemplos de la política ambiental de Volkswagen. La versión moderna del Volkswagen Beattle –asegura Greenpeace– consume "incluso más combustible que su predecesor en el año 1930". Más aún: la versión básica del up! –último modelo lanzado al mercado por Volkswagen– consume más gasolina y emite más CO2 por kilómetro que el Volkswagen Lupo que lanzó la compañía alemana en 1998, hace ya trece años. Según Greenpeace, el nuevo up! "consume más de 4,2 litros de gasolina por cada 100 kilómetros (l/100km) y emite más de 100 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido (gCO2km)", mientras que, en 1998, el modelo Lupo, "más grande y más pesado que el up!", salió al mercado con unas emisiones de tan solo 78 gCO2km y 2,99 litros de consumo por cada cien kilómetros recorridos (versión diésel). Más aún, según Greenpeace, "incluso las versiones de bajo consumo de los Golf y Polo producen menos CO2 que el up!".
En su comunicado, Greenpeace recuerda que la actualización de la normativa que regula la eficiencia de los vehículos tendrá lugar en 2012. La legislación europea sobre la que se trabaja podría reducir las emisiones medias de los vehículos por debajo de los 95 gramos de dióxido de carbono por kilómetro recorrido (grCO2km) en 2020. Pues bien, según la organización ecologista, Volkswagen está liderando la oposición a esta normativa, que podría acabar convertida en papel mojado si finalmente se cuela en ella, tal y como temen los ecologistas, "alguna trampa legal que evite alcanzar este objetivo de emisiones". En lo que al listón de emisiones se refiere, Greenpeace considera que los fabricantes de coches "pueden y deben desarrollar" vehículos que no emitan, de media, más que 80 grCO2km en 2020 y que, "para 2025, la normativa debería fijar el límite de emisiones en 60 gramos".
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