Ese impacto, sostiene el informe (que puede consultarse aquí) de Standard & Poor’s , se sentirá más en el sector automotriz, aunque de manera diferente para los fabricantes de automóviles que para los proveedores de automóviles. A más largo plazo, también los productores de petróleo y gas y los refinadores sentirán la interrupción gradual del sistema de movilidad imperante hasta ahora, aunque se cree que el ahorro de energía general probablemente compensará la demanda al alza de servicios eléctricos por los EV.
Otro aspecto que contempla el informe es que los EV –término que en el estudio refiere tanto a vehículos eléctricos de batería (BEV) como a híbridos enchufables (PHEV)- pueden ser un impulso para empresas de metales y minería con exposición al cobalto, el litio o el cobre.