Según el informe Un año de teletrabajo: su impacto en la movilidad y en las emisiones de CO2, solo con dotar de un día adicional a aquellos empleos que puedan ejercerse desde casa, se podría llegar a ahorrar entre 400 toneladas diarias de dióxido de carbono (CO2) en la Comunidad de Madrid o 600 toneladas en la provincia de Barcelona (por su mayor desplazamiento entre municipios de la periferia),
Con este informe, Greenpeace destaca que el impulso del teletrabajo durante la pandemia puede ser un estímulo hacia unos patrones laborales más flexibles y respetuosos con el clima. En España, el transporte es el principal emisor de gases de efecto invernadero, motivado sobre todo por el tráfico de automóviles diésel y gasolina, que también son responsables de la mala calidad del aire que sufren Barcelona o Madrid, ciudad ésta que lidera las muertes por contaminación en Europa, según denunció recientemente el Instituto de Salud Global.
Para elaborar este informe, Greenpeace ha contabilizado la huella de carbono de los desplazamientos al trabajo, calculando el número de kilómetros recorridos y el medio de transporte utilizado. También se contabilizan los puestos de trabajo que podrían desempeñarse desde casa y cuántos de ellos ya se teletrabajaban antes de la pandemia. De esta forma, se obtiene el impacto que la aplicación de uno o dos días adicionales de teletrabajo tendría en el conjunto de las emisiones ligadas a la movilidad.
Una pieza más dentro del cambio necesario
La pandemia del coronavirus ha acelerado la implantación del teletrabajo en multitud de sectores. Greenpeace ha evaluado el perfil de las personas que podrían asumir uno o dos días más de teletrabajo a la semana con más facilidad. En general se trata de personas con formación universitaria, que trabajan por cuenta ajena en puestos cualificados, y con edades comprendidas entre los 35 y 55 años. Precisamente estos perfiles, sobre todo los hombres, son quienes más usan el coche para ir a trabajar, el modo de transporte más contaminante.
No obstante, Greenpeace alerta de que una amplia mayoría de la clase trabajadora no puede asumir los beneficios del teletrabajo al ejercer tareas presenciales, muchas en sectores esenciales como la sanidad, los cuidados, la limpieza o el transporte. Por este motivo, la organización ecologista recuerda que la promoción del teletrabajo ha de ser una pieza más dentro de un cambio sistémico hacia una movilidad asequible y respetuosa con el medio ambiente, como señala en su informe Darle la vuelta al sistema.
Pensando en quienes deben seguir atendiendo a su puesto de trabajo, Greenpeace exige a las entidades locales, autonómicas y estatales que aprovechen la reconstrucción post-covid para reinventar un modelo de movilidad más justo. Para ello, la ONG señala que la promoción del teletrabajo debe complementarse con una red de transporte público potente y competitiva, un modelo urbanístico de proximidad que evite largos trayectos en coche y un reparto del espacio público a favor de los desplazamientos a pie y en bicicleta, las formas más sostenibles de moverse por la ciudad.
"Solo de esta forma será posible evitar que la promoción del teletrabajo, a priori positiva, no suponga una nueva brecha social que perjudique a quienes no pueden trabajar desde casa", concluye.