Sin dudas, este paso, el de la aviación a escala basada en electricidad, podría significar un hecho análogo a la introducción del coche eléctrico en el parque automotor, una tendencia que comenzó a ser popular a través del Tesla -bien que con un precio elitista- y que ahora tiende a la estandarización del parque automotor a nivel mundial.
En este caso, se trata de la Harbor Air, la mayor aerolínea de hidroaviones de América del Norte, que opera 12 rutas entre ciudades como la estadounidense Seattle y la canadiense Vancouver y también en la zona noroeste del océano Pacífico. Según se asegura desde la empresa, transporta anualmente a más de 500 mil pasajeros en 30 mil vuelos comerciales.
El acuerdo plantea transformar los hidroaviones de Harbor Air en una flota comercial totalmente eléctrica impulsada por el motor magni500, de una potencia de 750 caballos de fuerza, desarrollado por magniX, especializada en ofrecer soluciones para diversas aplicaciones de la aviación.
El plan prevé que el primer avión que pasará a ser eléctrico será el DHC-2 de Havilland Beaver, un avión comercial de seis pasajeros utilizado en la red de rutas de Harbor Air.
La clave es que el llamado eplane, es decir un avión de combustión modificado a eléctrico, pueda beneficiarse tanto de los sistemas de propulsión de magniX como de las capacidades de las nuevas baterías, a la vez más livianas. En principio, el mercado al que se apunta es el de los vuelos con un alcance de mil millas (1609,34 km) o menos. Según el director ejecutivo de la fabricante de los motores, Roei Ganzarski, ese tipo de vuelos representaron el año pasado "el 75 % de los vuelos de las aerolíneas mundiales".
La información suministrada concluye que en la actualidad la industria de la aviación es responsable del 12 % de todas las emisiones de carbono en Estados Unidos, y del 4,9 % a nivel mundial.