El fabricante estadounidense de vehículos Ford ha mostrado su descontento con la intención del Gobierno del Reino Unido de retrasar cinco años, hasta 2035, la prohibición de venta a los vehículos de gasolina y diésel. La presidenta de Ford en el país, Lisa Brankin, ha asegurado que su negocio necesita tres cosas del Gobierno del Reino Unido: "necesitamos que las políticas se centren en reforzar el mercado del vehículo eléctrico a corto plazo y en apoyar a los consumidores mientras los vientos en contra son fuertes, con una infraestructura que sigue siendo inmadura", ha declarado Brankin, según informa Europa Press.
Asimismo, Brankin ha detallado que la industria automotriz estaba invirtiendo mucho dinero para afrontar el desafío para 2030, como Ford, que ha anunciado un compromiso global de 50.000 millones de dólares (46.000 millones de euros) para la electrificación, así como el lanzamiento de nueve vehículos eléctricos para 2025 respaldados por una inversión de más de 430 millones de libras (497 millones de euros) para preparar sus instalaciones para el desarrollo y fabricación del vehículo eléctrico en el Reino Unido.
En este sentido, otras empresas como Tata Motors, Nissan o Mini (BMW) han anunciado inversiones multimillonarias para plantas de baterías o para electrificar sus fábricas. El caso de Tata Motors, propietaria de Jaguar Land Rover, es el más sonado, tras decantarse la compañía por instalar su gigafactoría de baterías en Reino Unido por delante de España, en la que invertirán más de 4.600 millones de euros. Por su parte, la compañía automovilística Volvo Cars, propiedad de la multinacional china Geely, ha anunciado que fabricará su último vehículo diésel a principios de 2024 y que desde entonces dejará de producir todos los modelos de este combustible de la firma, por lo que será uno de los primeros fabricantes tradicionales que deje de fabricar este tipo de motorizaciones. El director ejecutivo de Volvo Cars, Jim Rowan, ha afirmado que su futuro pasa por los sistemas de propulsión eléctricos.