Las recargas más habituales a día de hoy son éstas, las denominadas recargas convencionales o lentas, realizadas en en el ámbito doméstico ya que el vehículo deberá estar conectado entre 4 y 8 horas para obtener una carga completa.
Desde Endesa explican que para este tipo de cargas se emplea la intensidad y el voltaje eléctrico que la propia vivienda tenga contratados, por ejemplo, 16 amperios y 230 voltios. Esto implicaría que la potencia eléctrica que puede entregar el punto para este tipo de cargas es generalmente de unos 3,7 kW, ofreciendo una carga completa en aproximadamente 8 horas.
No obstante, en casa también se pueden realizar cargas más rápidas e, igualmente, en momentos de baja demanda energética, pero para ello hace falta instalar en el garaje de la vivienda, ya sea unifamiliar o comunitaria, otro tipo de cargadores específicos.
Recarga semirrápida
De acuerdo con Endesa, esta solución es óptima para recargas que se realizan en los centros de trabajo o en zonas donde el usuario vaya a permanecer entre una hora y hora y media estacionado (centros comerciales, supermercados, etc…).
Para obtener una carga completa, el vehículo debe permanecer conectado de 1 a 3 horas, dependiendo de factores como la batería del vehículo o la potencia disponible. Calculando que el tiempo medio de estacionamiento en un parking es de una hora, en ese espacio de tiempo se puede haber cargado el 80% de la batería.
La carga semirrápida emplea 32 amperios de intensidad y 230 VAC de voltaje eléctrico. Esto implica que la potencia eléctrica que puede entregar el punto para este tipo de cargas va desde los 7.4 kW hasta los 22 kW.
Recarga rápida
Esta solución de recarga es la que más se asemeja a nuestros hábitos actuales de repostaje con un vehículo de combustión. Por ello, la eléctrica indica que resulta idónea para estaciones de servicio o restaurantes de carretera ubicados en las principales vías interurbanas, donde el usuario permanece durante poco tiempo. En este caso el vehículo deberá permanecer conectado entre 20 y 30 minutos para obtener una carga del 80% teniendo en cuenta una batería media que permita hasta 30kWh.
La carga rápida permite entregar la energía en corriente continúa obteniéndose una potencia de salida de hasta 50kW, aunque también hay equipos de recarga que ofrecen cargas rápidas en corriente alterna con una potencia máxima de salida de hasta 43kW. Los conectores en este tipo equipos son diferentes a los anteriores, con sistemas de seguridad adaptados al alto amperaje que circula por ellos. Los dos tipos más comunes para este caso son el conector CCS Combo y el CHAdeMO.
Las exigencias a nivel eléctrico son mayores que en la recarga convencional o semirrápida, lo que puede implicar la necesidad de adecuación de la red eléctrica existente. Por ello y debido a la complejidad de la instalación, las ubicaciones donde poder instalar tecnología de recarga rápida son más reducidas. De acuerdo con la eléctrica, estas cargas deben ser concebidas como extensión de autonomía o para cargas de conveniencia cuando estamos realizando largas distancias.
Recarga ultrarrápida
Lo último en recarga, y lo más parecido a lo que conocemos como una gasolinera al uso, son los puntos ultrarrápidos; equipos de recarga con una potencia de salida desde 150kW, capaces de cargar la batería en tan solo cinco minutos. El tipo de conectores que utilizan estos equipos son prácticamente los mismos que para los cargadores rápidos, dado que son los adecuados para cargas en corriente continua.
De momento, estos equipos son muy escasos. El plan de despliegue de infraestructura de recarga de Endesa X pasa por instalar 8.500 puntos de recarga de acceso público por toda la geografía, donde también se prevé acometer la instalación de puntos de recarga de este tipo.