El transporte por carretera es en España el sector con más emisiones de gases de efecto invernadero, constituyendo aproximadamente el 27% del total en 2019. Esta importante contribución, unida a un crecimiento en el número de vehículos particulares desde 1990 y al deterioro de la calidad del aire en los núcleos urbanos, hace del transporte por carretera un sector con un gran margen de mejora.
La proliferación de nuevas tecnologías como el coche eléctrico, híbrido, y los combustibles alternativos (GLP, GNC, biocombustibles) es una buena prueba de ello.
Investigadores de la ETSI de Minas y Energía de la UPM han estudiado el ciclo de vida completo de estos diferentes vehículos –huella de carbono, toxicidad, consumo de recursos minerales y otros impactos– con el objetivo de cuantificar sus potenciales impactos ambientales y guiar las políticas públicas que pueden mitigarlos.
No hay vehículo con impacto nulo
En relación a los vehículos eléctricos, señalan que no se debe caer en el error de pensar que sus impactos medioambientales son nulos: los coches eléctricos tienen un impacto ambiental derivado del origen de la electricidad que consumen, la producción del propio coche y su batería, y de la extracción de las materias primas necesarias.
En este sentido, los investigadores señalan que las proyecciones apuntan que los vehículos eléctricos producirán un aumento de la formación de partículas finas (26%), de la toxicidad carcinogénica (20%) y no carcinogénica para el ser humano (61%), de la ecotoxicidad terrestre (31%), de la ecotoxicidad de agua dulce (39%) y de la ecotoxicidad marina (41%) en relación con los vehículos de gasolina. Todos estos impactos se deben, fundamentalmente, a la fabricación del vehículo y a la batería.
"La transferencia de las cargas ambientales de la fase de uso a las fases de extracción y fabricación de las materias primas supone una deslocalización de los impactos, lo que constituye un nuevo reto a nivel ambiental, social y legal", señalan los autores del trabajo. "Trasladar los impactos medioambientales de los coches a otras regiones y países puede conllevar mayores impactos a los ecosistemas en terceros países, y también mayores riesgos para los trabajadores y las comunidades locales de estos”, advierten.
En contrapartida, los eléctricos son los vehículos que más reducen la huella de carbono. Con el mix energético español actual, la reducción ronda el 48% en relación a un vehículo similar de gasolina. La reducción de la huella de carbono irá en aumento, llegando al 58% en 2030 y al 62% en 2050 si se logra generar un 86% de electricidad a partir de fuentes no basadas en combustibles fósiles, como la energía solar, eólica o hidráulica.
El trabajo de los investigadores de la UPM es el primer análisis comparativo de los impactos ambientales de los vehículos de pasajeros en España desde la perspectiva de la cuna a la tumba, considerando diferentes categorías de impacto y ámbitos temporales. Se titula "Comparative life cycle assessment of conventional, electric and hybrid passenger vehicles in Spain" y ha sido publicado en Journal of Cleaner Production.