El proyecto Clean Air trabaja sobre la educación en materia de calidad del aire y ha desarrollado contenidos educativos para colegios de primaria y secundaria que puedan usar de forma gratuita y así promover entre su alumnado el conocimiento del problema existente. Se ha elaborado un material en los últimos dos años, basándose en la bibliografía disponible en instituciones europeas y mundiales, para trasladarlo al alumnado, y al resto de la ciudadanía. En él se encuentran diferentes recomendaciones sobre las posibilidades que existen para mejorar la calidad del aire y disminuir el impacto del cambio climático.
Por su parte, el proyecto Optitrans lleva tres años estudiando las soluciones de movilidad que se están implantando en diferentes ciudades europeas, viendo como la incorporación de tecnología y nuevos modos de moverse se están uniendo al abanico de soluciones de movilidad en las ciudades y en el ámbito rural. Partiendo de estas informaciones, se muestran en este artículo propuestas generales sobre las posibilidades de movilidad personal y empresarial existentes.
Antes de entrar en estas recomendaciones en el ámbito de la movilidad, es preciso determinar de forma muy genérica, las diferencias entre los causantes y los impactos de la calidad del aire y el cambio climático.
Los impactos en el cambio climático son producidos por los llamados gases de efecto invernadero o GEIs, siendo el CO2 el principal causante del cambio climático al ser el que más emitimos en nuestra actividad cotidiana. Mientras que en la calidad del aire las principales afecciones vienen de las pequeñas partículas que respiramos en el aire (PM10 y PM2,5), del ozono (O3), los óxidos de nitrógeno como el dióxido de nitrógeno (NO2), hidrocarburos como el benzopireno, u otros específicos de cada tipo de actividad.
El sector energético (incluida la movilidad) es el causante de aproximadamente el 75% del impacto en el cambio climático y que especialmente la movilidad y la calefacción también son los principales causantes de la mala calidad del aire en nuestras ciudades (obviando la industria y la agricultura de las que habría que hablar aparte).
Es importante comprender la diferencia entre los gases/elementos que producen cada impacto, ya que ambos están íntimamente relacionados, pero al no ser lo mismo, es habitual que las noticias nos confundan al respecto. Por ejemplo, cuando nos hablan de los vehículos diésel, en diferentes noticias nos dicen que son mejores que los de gasolina para el cambio climático, y esto es cierto porque emiten menos CO2 de media que los de gasolina. Sin embargo, en las ciudades europeas se tiende cada vez más a su restricción en los centros urbanos por calidad del aire. Esto es así porque de forma generalizada exhalan más en el caso de los óxidos de nitrógeno (NOx) y de las partículas (PM10 y PM2,5).
Otro ejemplo, es el de los carriles ciclo 30 que no mejoran sensiblemente los niveles de calidad del aire porque los vehículos privados vayan más lentos, pero si se espera que lo hagan al permitir en estas calles otros modos de movilidad como la bicicleta que si reducen ambos impactos. Un último ejemplo es el de las instalaciones de biomasa, donde normalmente pensamos que es lo mismo leña (o cualquier cosa natural que podamos quemar) que biomasa, cuando no es así.
Las instalaciones de biomasa son instalaciones con estufas/calderas modernas que consiguen eficiencias superiores al 90% (por tanto, consiguen un quemado del combustible muy eficiente), y consumen combustibles certificados de calidad (pellet, hueso de aceituna, o astilla certificada, por ejemplo). De este modo, tienen por ley y tecnología emisiones mejores o similares que los combustibles convencionales, pero con la ventaja de computar como cero emisiones de CO2. Lo que significa un impacto similar en calidad del aire, pero menor impacto en cambio climático.
A todo esto se suma la capacidad de crear empleo en el entorno rural y poner en valor la España vaciada, lo que hace de la biomasa un sector muy importante para el país y con mejoras medioambientales significativas. Nada tienen que ver las chimeneas convencionales (con eficiencias de en torno al 20% y mala combustión y por tanto emisión de más contaminantes), los equipos rudimentarios, o los usos de combustibles de poca calidad sin tratar, que causan un impacto claro sobre la calidad del aire, y que en muchos casos pierden la sostenibilidad en su producción.
Así pues, a continuación, valoraremos las sugerencias del proyecto que se formulan respecto a la movilidad. Tras los últimos años y los impactos ya visibles del cambio climático para la ciudadanía en general, es fácil comprender la importancia de la lucha contra el cambio climático.
¿Por qué hace falta trabajar en mejorar la calidad del aire?
La respuesta es obvia para cualquiera de nuestros hijos, pero para que quede manifiesta la importancia del problema, la Organización Mundial de la Salud ha declarado este año la calidad del aire como uno de sus objetivos principales. De hecho señala que la contaminación del aire es el nuevo tabaco, y que se deben intensificar los esfuerzos en su reducción.
De igual forma, la Agencia Europea del Medio Ambiente nos plantea que la contaminación del aire es un asesino invisible y debemos intensificar nuestros esfuerzos para abordar las causas. Señala, además, que en términos de contaminación del aire, las emisiones del transporte por carretera a menudo son más dañinas que las de otras fuentes, ya que ocurren a nivel del suelo y tienden a suceder en ciudades cercanas a las personas. Todo esto hace que gran parte de la ciudadanía esté planteándose cómo abordar su movilidad personal, y tenga enormes dudas al respecto. Teniendo en cuenta este contexto a nivel mundial, europeo, y español, solo cabe avanzar en la lucha contra estos dos impactos tan importantes. En este artículo se aborda la movilidad como uno de los principales causantes de ambos problemas.
¿Cómo me muevo?
La pregunta que se hace gran parte de la ciudadanía es ¿qué coche me compro?, cuando lo primero que deberían cuestionarse es ¿cómo me muevo? No existe una respuesta sencilla para todos los públicos, pero lo que sí está claro es el marco en el que nos vamos a mover en los próximos años.
• En primer lugar, deberemos evaluar las posibilidades de reducir nuestras necesidades de movilidad (teletrabajo, trabajo y vivienda cercanas, mix de usos urbanos en las ciudades, u otras), y aplicarlas si es viable, aunque en muchísimos casos esto no es posible a día de hoy.
• En caso de tener que desplazarnos, nuestra elección dependerá mucho del tipo de trabajo y del lugar donde vivamos, pero como regla general siempre será mejor ir en modo de desplazamiento activo (andando o en bicicleta), seguido por el transporte público y/o los vehículos de movilidad personal (scooters, bicicletas eléctricas, etc), y siempre dejaremos como última opción el vehículo privado, en cuyo caso es interesante estudiar opciones de compartirlo.
• Asimismo, la tendencia en las ciudades está cada vez más encaminada a los servicios y no a la compra de vehículos y a la integración de servicios. De este modo, cada vez será más interesante para una buena parte de la ciudadanía no necesitar un vehículo en propiedad (a veces ni siquiera los vehículos de movilidad personal) y contratar los servicios de las empresas de movilidad que ya están en nuestras ciudades y que cada vez tendrán más implementación.
Sin embargo, está claro que a día de hoy la mayor parte de habitantes de nuestras ciudades tiene que recurrir al vehículo privado y/o de trabajo en su actividad cotidiana. En estos casos es cuando llegamos a hacernos la pregunta anterior ¿qué coche me compro? No tiene una respuesta fácil. Lo mejor es asesorarse con un profesional para que vea nuestro perfil de movilidad. Aunque en líneas generales estas pueden ser las características de las diferentes opciones actuales:
• Gasolina: El mayor impactante en el cambio climático y en la calidad del aire. Es la opción más barata en la compra, pero no en la vida de uso, incluyendo el coste de combustible y mantenimiento. El interés actual desde el punto de vista medioambiental y de salud es que aquellas personas que no puedan tener otra opción, en la medida de lo posible opten por modelos nuevos que cumplan con la nueva normativa Euro 6 (y las que vienen) que tienen unas emisiones mucho menores.
• Diésel: Impacta menos en el cambio climático, pero más en la calidad del aire, y por tanto muy mala opción para centros urbanos. Similar en el resto de características a la gasolina, con mayor eficiencia en general y menor consumo de combustible a un precio más barato. En términos generales, sería una opción interesante para quien no necesite acceder al centro de ciudades y que haga muchos kilómetros. Pero igual que la gasolina, cada vez tendrá más restricciones y barreras.
• Gas/Bifuel: En términos generales tienen un impacto en la calidad del aire menor a los anteriores, y un impacto en el cambio climático también sensiblemente menor. En general una muy buena opción sobre todo para flotas de transporte y para personas que hagan muchos kilómetros a lo largo del año. El precio de compra es mayor, pero para este tipo de usuarios la rentabilidad es muy buena porque el precio del combustible es mucho menor. Sí hay que indicar que la red de gasolineras con suministro de gas no es tan amplia como la red de gasolineras convencionales, aunque esto se compensa con la autonomía extendida de estos vehículos que cuentan con un depósito adicional de gasolina. De igual forma cada vez hay más talleres mecánicos que llevan este tipo de vehículos. Existen dos opciones en España, GLP o GNC, con sus pros y contras.
• Híbridos: Son vehículos que incorporan una batería eléctrica y un motor eléctrico, y aunque utilicen combustible en el modo de funcionamiento normal, en momentos de necesidad de poca potencia pueden ir solo en modo eléctrico. Este tipo de vehículos son perfectos para centros urbanos donde pueden ir solo en modo eléctrico bastantes kilómetros, al tener precios de compra asequibles, conseguir un ahorro económico importante así como mejorar sensiblemente los impactos asociados. Sin embargo, si la mayor parte del uso del vehículo se va a hacer fuera de centros urbanos, pierden bastante de la ventaja al utilizarse menos el modo eléctrico y desaprovechan todas las ventajas mencionadas anteriormente.
En este sector existen los híbridos enchufables, que serían un paso interesante hacia los eléctricos al tener suficiente autonomía y potencia eléctrica para poder ir en carretera un número mínimo de kilómetros. Interesante para servicios públicos, comercios, personas que en el día a día hagan unos kilómetros similares a los de la autonomía del vehículo, pero que de vez en cuando puedan necesitar hacer más kilómetros en carretera.
• Eléctricos: Aunque todavía son caros, resultan muy atractivos para flotas de transporte y personas que desarrollen muchos kilómetros en ámbitos urbanos. En estos casos el coste del “combustible” es mucho menor que el de combustibles fósiles y hacen a esta opción la más económica de las existentes si tenemos en cuenta el ciclo completo de uso de los vehículos. Además, su uso urbano reduce el problema actual de la autonomía y de la carga eléctrica (normalmente es posible en la misma casa/centro de la entidad propietaria y más oferta de puntos de recarga). Para el resto de usuarios poco a poco habrá más oferta tanto de puntos de carga como de vehículos más económicos con más autonomía, y es previsible que este tipo de tecnología gane bastante protagonismo en los próximos años. Hay que tener en cuenta que estos vehículos tienen ventajas generales muy interesantes, como es el precio del “combustible”, el apoyo a la gestión de la red eléctrica, la diversificación del sector de la movilidad y otras específicas de la ciudad como su impacto casi nulo en ruido en la ciudad, así como su menor incidencia en el cambio climático (teniendo en cuenta la mayor eficiencia de sus motores y el mix eléctrico español con más del 40% de la electricidad producida con renovables su impacto es menor que el de los vehículos convencionales), y su cero repercusión en la calidad del aire de las ciudades.
• Hidrógeno: Es una tecnología probada que funciona perfectamente y que si se utiliza con hidrógeno renovable (producido con energías renovables) es muy limpia y por el tubo de escape echa vapor de agua. Es una tecnología que en los últimos años ha conseguido ya aplicaciones interesantes para producir hidrógeno renovable a precios asumibles y aunque hoy día no está disponible para el ciudadano de a pie, es probable que en la siguiente década si se convierta en una opción interesante para muchos colectivos. De hecho ya es atractivo para flotas de transporte grandes que puedan promover/asociarse a proyectos específicos de producción de hidrógeno renovable, donde el principal punto a estudiar ahora mismo es la garantía de la empresa que suministre los vehículos y el mantenimiento de los mismos.
Con esta información y según sea nuestro perfil podríamos valorar las opciones que nos ofrecen los distintos tipos de vehículos existentes y elegir ya sea por tecnología o combustible el que contribuya a un modo de movilidad menos impactante. Aun así, si con esta información no es suficiente, incorporamos informes que han comparado los costes de las diferentes opciones.
Se pueden comparar los costes de diferentes vehículos en esta página del IDAE.
Existen muchos otros ámbitos que se han estudiado en el proyecto Clean Air y hay diferentes medidas de aplicación en los colegios, como son los caminos escolares seguros, los cursos de conducción de bicis Bikeability, el programa de ahorro energético en colegios Euronet 50/50, las acciones de movilidad activa Metrominuto, u otros.