En 2024, las ventas de coches eléctricos en España representaron el 5,6% del total de matriculaciones, con un crecimiento del 0,2% respecto al año anterior. A nivel europeo, la cuota es mayor: alcanzó el 15,4% el pasado ejercicio. Este aumento en la adopción de vehículos eléctricos implica que un número creciente de ellos llegará próximamente al final de su vida útil, requiriendo una gestión adecuada por parte de los desguaces.
Ante esta nueva realidad, desde la compañía Recomotor, distribuidora de piezas recuperadas para talleres y profesionales de la automoción, señalan que “los desguaces que deseen maximizar el valor de las piezas de estos vehículos deben adaptarse y prepararse para afrontarla”. Gerard Palau, cofundador de la startup catalana y director de operaciones, destaca que “uno de los primeros pasos para esta transición es contar con personal altamente capacitado en el desmontaje de coches eléctricos”.
Palau añade que un componente clave en este proceso de desmontaje y reutilización de los vehículos eléctricos es la batería. Según los datos de Transport & Environment, actualmente, en Europa, solo se recicla el 5% de las baterías de estos coches; sin embargo, se espera que para 2027 sea necesario reciclar más de 50.000 toneladas de baterías anualmente.
De acuerdo con el estudio de T&E, el reciclaje de baterías usadas y residuos de producción podría proporcionar el 14% del litio, el 16% del níquel, el 17% del manganeso y el 25% del cobalto que Europa necesitará para la fabricación de coches eléctricos en 2030. Este reciclaje podría permitir al continente reducir su dependencia de las importaciones de minerales para baterías de VE en hasta una cuarta parte para finales de la década. También sustituirá la necesidad de utilizar minerales primarios.
Herramientas especializadas
Gerard Palau señala que estas cifras ponen de manifiesto la importancia de desarrollar una infraestructura eficiente de reciclaje de baterías en Europa. El experto advierte que el desmontaje y diagnóstico de estas baterías requieren herramientas especializadas. “Si la batería está en buen estado, puede comercializarse en el mercado de piezas de segunda mano, siempre cumpliendo con las normativas de almacenamiento y envío. En caso de presentar problemas, se pueden explorar opciones como la reparación o el reciclaje”, señala.
Actualmente, hay empresas que ofrecen soluciones para la valorización de las baterías usadas.“Algunas recuperan celdas en buen estado para fabricar nuevas baterías, mientras que otras extraen la valiosa ‘masa negra’, una mezcla de metales esenciales para la producción de nuevas unidades”, dice Palau. “En ambos casos, la batería se trata como un residuo valorizable, y el desguace puede obtener una compensación económica por su reciclaje, descontando los costes de transporte”.
Por tanto, el sector de los desguaces enfrenta un reto significativo: adaptarse a la transformación del parque automovilístico y adquirir los conocimientos y herramientas necesarios para convertir esta situación en una oportunidad de negocio sostenible. “La correcta gestión de los vehículos eléctricos fuera de uso no solo optimiza recursos, sino que también contribuye al desarrollo de un modelo más ecológico y eficiente”, concluye Gerard Palau, que fundó Recomotor en 2021 con el objetivo de promover la economía circular en el sector de la automoción.