En concreto, los investigadores trabajarán en crear un aditivo al betún del asfalto que sea capaz de absorber el CO2 y mejorar la conductividad eléctrica del asfalto. Con tal fin, incorporarán grafeno y nanomateriales carbonosos en la composición del asfalto, lo que mejorará su conductividad. De esta manera, los vehículos irán reponiendo energía al circular, por lo que no será necesario detener el coche para recargarlo.
La investigación será realizada por la empresa castellonense Becsa, una de las integrantes del proyecto Graphos, que está liderado por la empresa de especialidades químicas Cromogenia. En la iniciativa participan, además, Antex, Arzubialde/Interchip, Elix Polymers, Maier, Nanoinnova y Polymec, junto coon cuatro centros tecnológicos: Aimplas, Aitex, Cidetec y Leitat; y tres organismos públicos de investigación: ICMM-CSIC, IMM-CSIC Y UPC.
El proyecto está financiado por el Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI) y el Banco Europeo de inversiones y tiene como meta general lograr la incorporación de grafeno y nanoestructuras carbonosas en un gran abanico de matrices poliméricas. De esta forma, se espera conseguir su integración en diversos productos con funcionalidades avanzadas y propiedades físico-mecánicas mejoradas.
Uno de estos productos son los firmes asfálticos, para hacerlos más duraderos y sostenibles y así reducir las labores de conservación y de mantenimiento y minimizar su impacto ambiental.
Graphos centra su actividad en las industrias de la automoción, del plástico, de las pinturas, tintas y recubrimientos, la construcción, el sector textil y el de la electrónica. De esta manera, se cubren cuatro de los ocho grandes sectores en los que se prevé que los desarrollos en grafenos y nanoestructuras carbonosas tengan un mayor impacto: energía, aeroespacial, automoción, biomédica, recubrimientos, composites, sensores, electrónica y defensa. La iniciativa arrancó en 2016 y concluirá en 2020.