Las baterías de los coches eléctricos se ‘jubilan’, como mucho, tras unos cinco años de uso. En ese momento todavía conservan alrededor del 80% de su capacidad de carga y descarga pero ya no son válidas para un entorno tan exigente como el automóvil, por lo que se desechan y apenas se reciclan algunos de sus materiales.
En este contexto, el centro vasco de investigación IK4-Ikerlan lidera ‘Batteries 2020’, el primer proyecto europeo que busca mejorar las baterías de los automóviles eléctricos y, una vez han quedado inservibles para ese uso, aprovechar su capacidad de almacenamiento dándoles una segunda vida como acumuladores para energías renovables.
A través de ‘Batteries 2020’, que se pondrá en marcha en el mes de septiembre, Europa pretende ser pionera en el diseño de estrategias que permitan aprovechar en una segunda vida ese potencial que poseen las baterías desechadas. Para lograr este objetivo se ha organizado esta iniciativa dotada con un presupuesto de 8 millones de euros, financiados en parte por la Unión Europea (UE) a través del VII Programa Marco.
En el consorcio que lo desarrollará, además de IK4-Ikerlan, participan empresas y entidades líderes en sus respectivos ámbito, como Umicore, Leclanché, FIAT y Abengoa, las universidades de Aquisgrán, Alemania (a través de sus institutos ISEA e IME), Aalborg (Dinamarca), y Bruselas. Además, colaborará en la difusión del proyecto Eurobat, la asociación europea de fabricantes de baterías.
Aparte de coordinar todo el proyecto, el centro tecnológico vasco se dedicará a investigar estrategias para alargar la vida útil de las baterías y a estudiar su fiabilidad. También se encargará de establecer cómo deben funcionar de una manera más eficiente en la primera vida y de estudiar con qué parámetros deben contar para ser reutilizables en la mencionada segunda vida.
Un sistema de acumulación para las renovables
Conseguir un sistema para acumular la electricidad producida mediante las energías renovables tiene gran importancia. Hoy en día, cuando un aerogenerador produce energía ésta no se acumula, sino que se vuelca directamente a la red, lo cual provoca picos de producción en función de si hace mucho o poco viento, al igual que sucede con la energía solar.
Las placas fotovoltaicas, por ejemplo, no producen energía cuando se necesita, sino cuando hace sol, pero ese momento no tiene necesariamente que coincidir con el momento de mayor demanda de electricidad del día. Y en los días muy soleados, esto puede provocar una importante inestabilidad en las redes de distribución.
Este problema conlleva que mediante las renovables no se pueda producir más de un 20 o un 30% del total de la energía. Una manera de aumentar ese porcentaje sería almacenar la energía cuando se produce y volcarla a la red sólo cuando se necesita.
Los acumuladores que desarrollará el proyecto liderado por IK4-IKERLAN servirán para almacenar energía producida tanto en instalaciones industriales como domésticas. “Emplear un sistema de almacenamiento permitiría disponer de la energía durante las horas en las que hay mayor demanda, un avance que permitiría a las renovables romper su ‘techo de cristal’, lo cual redundaría en una economía más ‘verde’”, concluye Igor Villarreal, investigador de IK4-Ijkerlany responsable del proyecto ‘Batteries 2020’.
Hasta un 40% más de capacidad
Aparte de buscar estrategias para su reutilización, el proyecto ‘Batteries 2020’ pretende también mejorar sustancialmente las baterías de los coches eléctricos. Se pretende dotarlas de entre un 30% y un 40% más de capacidad respecto a su volumen en relación a las actuales y garantizar su fiabilidad. También se intentará doblar su tiempo de vida útil respecto a las que existen ahora en el mercado.
De acuerdo con los plazos marcados, está previsto que este proyecto dé como resultado un pre-producto comercial para el año 2016.
‘Batteries 2020’ se enmarca dentro de la iniciativa ‘Green car’ de la UE, que busca generar el conocimiento necesario para mejorar las prestaciones de los coches eléctricos.