La iniciativa del Cielo Único Europeo se puso en marcha en 2004 para reducir la fragmentación del espacio aéreo en Europa y mejorar los resultados de la gestión del tráfico aéreo en términos de seguridad, capacidad, rentabilidad y medio ambiente. En 2013, la Comisión presentó una propuesta de revisión del Cielo Único Europeo (CUE 2+), pero las negociaciones han estado estancadas en el Consejo desde 2015. La Agencia Europea de Medio Ambiente publicó en 2018 un dato demoledor: "las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE procedentes de la aviación internacional se han multiplicado más del doble desde 1990". En 2019 se creó un Grupo de Sabios, compuesto por quince expertos en este ámbito, para evaluar la situación actual y las necesidades futuras de la gestión del tráfico aéreo en la Unión, lo que dio lugar a varias recomendaciones.
Posteriormente, la Comisión modificó su texto de 2013, introduciendo nuevas medidas, y elaboró una propuesta separada para modificar el Reglamento de base sobre la AESA. Las nuevas propuestas van acompañadas de un documento de trabajo de los servicios de la Comisión, presentado ayer. La propuesta llega en un momento de fuerte caída del tráfico aéreo causada por la pandemia de coronavirus.
El Pacto Verde Europeo y los nuevos avances tecnológicos, como el uso generalizado de drones, han convertido la digitalización y la descarbonización del transporte en los principales centros de atención de la política de aviación de la Unión. No obstante, la contención de las emisiones sigue siendo un reto importante para la aviación. Pues bien, con el fin de reducir esas emisiones, la Comisión Europea (CE) ha propuesto actualizar la regulación del Cielo Único Europeo. Con esa actualización, la CE pretende (1) allanar el camino para que el espacio aéreo europeo se utilice "de forma óptima y adopte tecnologías modernas"; (2) garantizar una gestión colaborativa de la red que permita a los usuarios de ese espacio "transitar por rutas respetuosas con el medio ambiente"; y (3) compatibilizar esa gestión "con servicios digitales que no requieren necesariamente la presencia de infraestructura local".
La Comisión justifica su propuesta
La ausencia de medidas para adaptar las capacidades de control del tráfico aéreo -explica la Comisión- daría lugar a costes, retrasos y emisiones de CO2 adicionales. Según la CE, en 2019, solo los retrasos supusieron un coste de 6.000 millones de euros para la Unión y generaron un exceso de CO2 de 11,6 millones de toneladas (Mt). Además -añade la Comisión-, obligar a los pilotos a volar en un espacio aéreo congestionado en lugar de seguir una trayectoria de vuelo directa conlleva la generación de emisiones de CO2 innecesarias, y lo mismo ocurre cuando las compañías aéreas siguen rutas más largas para evitar zonas de tarificación con tarifas más elevadas.
Adina Vălean, comisaria de Transportes: "a veces los aviones zigzaguean entre diferentes bloques de espacio aéreo, dando lugar a mayores retrasos y a un aumento del consumo de combustible. Un sistema eficiente de gestión del tráfico aéreo supone rutas más directas y menos gasto de energía y se traduce en una reducción de las emisiones y un ahorro de costes para nuestras compañías aéreas. La propuesta de revisión del Cielo Único Europeo que se presenta hoy no solo contribuirá a reducir las emisiones de la aviación hasta en un 10%, gracias a la mejora de la gestión de las trayectorias de vuelo, sino que también estimulará la innovación digital, al abrir el mercado de los servicios de datos en el sector. Con las nuevas normas que proponemos, ayudamos a nuestro sector de la aviación a avanzar en la doble transición, ecológica y digital"
Con el fin de garantizar unos servicios de gestión del tráfico aéreo seguros y rentables, la Comisión propone, entre otras, las medidas siguientes:
• reforzar la red europea y su gestión para evitar la congestión y las trayectorias de vuelo deficientes;
• promover un mercado europeo de los servicios de datos necesarios para mejorar la gestión del tráfico aéreo;
• racionalizar la regulación económica de los servicios de tránsito aéreo prestados en nombre de los Estados miembros para estimular un mayor grado de sostenibilidad y resiliencia;
• impulsar la mejora de la coordinación para el establecimiento, el desarrollo y el despliegue de soluciones innovadoras.
Próximas etapas
La propuesta actual se someterá a las deliberaciones del Consejo y el Parlamento; la Comisión espera que dichas deliberaciones concluyan lo antes posible. Posteriormente, tras la adopción definitiva de la propuesta, será necesario elaborar con expertos actos de ejecución y actos delegados para abordar cuestiones más detalladas y técnicas.
Las nuevas propuestas van acompañadas de un documento de trabajo de los servicios de la Comisión, presentado ayer.