La Comisión Europea ha adoptado esta semana una estrategia global ("Transporte 2050") cuyo objetivo declarado es lograr "un sistema competitivo de transporte que aumente la movilidad, elimine los principales obstáculos en zonas clave y potencie el crecimiento y el empleo". Al mismo tiempo, las propuestas de esta estrategia –un total de 40– pretenden rebajar "drásticamente" la dependencia europea del petróleo importado y reducir –"hasta un 60%, de aquí a 2050"– las emisiones de carbono del sector transporte. Aparte de los objetivos arriba señalados, la estrategia plantea que "el 40% del combustible de aviación sea sostenible y de bajas emisiones de carbono". Según el vicepresidente Siim Kallas, el objetivo de "Transporte 2050" es la creación de un "espacio único europeo de transporte, más competitivo y con una red plenamente integrada que enlace los diferentes modos y permita un cambio profundo en las pautas de transporte tanto de pasajeros como de mercancías".
Pero, entre las propuestas más atrevidas, destacan sin duda las relacionadas con el vehículo privado en uso urbano. Así, por ejemplo, la estrategia quiere que, de aquí a 2030, se reduzca a la mitad, en las ciudades, el número de vehículos que consume combustibles convencionales. Esa reducción a la mitad, no obstante, sería solo la primera estación de paso de una ruta cuya meta no es otra que, según la estrategia, la "eliminación total" del vehículo convencional de las ciudades europeas antes de 2050. Otro de los objetivos que se plantea la estrategia, a veinte años vista (2030), es "lograr que el transporte de mercancías en los principales centros urbanos esté fundamentalmente libre de emisiones de CO2". Más allá de las ciudades, pero también relacionada con el transporte en carretera, la estrategia europea se propone como meta el "aproximarse al objetivo Cero Muertes en el transporte por carretera en el año 2050". Como paso intermedio, la UE quiere reducir a la mitad las víctimas de la carretera en 2020.
La hoja de ruta de "Transporte 2050" fija, en todo caso, diferentes metas para distintos tipos de viajes: urbanos (las antes señaladas), interurbanos y de larga distancia. En cuanto a los trayectos interurbanos, la estrategia se plantea, entre otros objetivos, que el 50% del transporte de media distancia (pasajeros y mercancías) sea transferido de la carretera al ferrocarril y a las vías fluviales. "Transporte 2050" propone asimismo el desarrollo de una red básica de corredores de transporte que facilite la transferencia entre modos de aquí a 2030 (además, propone una "red de alta calidad y alta capacidad" de aquí a 2050. La estrategia pretende también avanzar hacia la aplicación plena de los principios del "usuario pagador" y "quien contamina, paga"; y apuesta por que, en 2050, estén conectados todos los aeropuertos principales a la red ferroviaria, "preferiblemente de alta velocidad"; y todos los puertos de mar principales al sistema ferroviario de transporte de mercancías y, cuando sea posible, al de navegación interior.
Por fin, "Transporte 2050" también señala objetivos en cuanto a los viajes de larga distancia y al transporte intercontinental de mercancías, ítems en los que la estrategia asegura que seguirán prevaleciendo el transporte aéreo y el marítimo. Eso sí, "Transporte 2050" se muestra convencido de que "los nuevos motores, combustibles y sistemas de gestión del tráfico aumentarán la eficiencia y reducirán las emisiones". La estrategia europea propone, además, y entre otros objetivos, los siguientes: llegar a una cuota del 40% de combustibles con pocas emisiones de carbono en el sector aéreo en 2050; reducir en un 40%, también a cuarenta años vista, las emisiones de CO2 de la UE procedentes del fuelóleo para calderas del sector marítimo; modernizar completamente el sistema de control del tráfico aéreo europeo de aquí a 2020, logrando el Cielo Único Europeo: y finalizar la creación del Espacio Aéreo Común Europeo de 58 países y mil millones de habitantes para 2020.
Más información
ec.europa.eu