La aplicación de estas medidas permitiría, en el mejor de los escenarios ([R]evolución energética avanzada), una reducción de más de la mitad del consumo energético y del 93% de petróleo respecto a las proyecciones oficiales. Según el informe de Greenpeace, la aplicación de la [R]evolución energética, sin más, al transporte en la Unión Europea de los 27 podría reducir un 42% la demanda de energía del sector para 2050, respecto al escenario de referencia, así como el consumo de petróleo en un 70% para 2050.
Reducción de un 56% en la demanda energética mundial
Similares datos se aportan para el destierro petrolífero del transporte en todo el mundo. El gasto energético global del transporte puede reducirse un 47% comparado con el escenario de referencia. “Debido al desarrollo de los países emergentes –apunta el informe–, se supone que el consumo de energía del transporte seguirá aumentando en el escenario de [R]evolución energética hasta 2020. Después disminuye hasta los niveles actuales para 2050”. En este caso también se habla de mayor reducción de la movilidad, introducción más rápida de vehículos más eficientes y, a partir de 2025, de vehículos eléctricos para, en el escenario de [R]evolución Energética avanzada, reducir en un 56% la demanda energética del transporte con respecto al escenario de referencia.
Curiosamente, en los pronósticos mundiales de Greenpeace para 2050 con el mejor de los escenarios, los productos petrolíferos le ganan la partida a los biocarburantes, aunque la eficiencia energética y la electricidad se mantienen como las dos principales opciones. De hecho, los cuatro pasos básicos anunciados en el informe para lograr los objetivos marcados son: desaceleración del crecimiento en las previsiones de la demanda de transporte; cambio modal desde modos de transporte muy demandantes de energía a otros de menor intensidad energética; mejoras en la eficiencia energética de los vehículos; y cubrir la demanda de transporte restante de la forma más limpia posible: aplicación de electricidad renovable en los vehículos.
En el apartado de la mejora en la eficiencia energética, además de hablar de la aportación de coches con motores de combustión interna que consumen menos de dos litros cada 100 km y de los eléctricos, se afirma que “la biomasa se usa sobre todo en instalaciones de cogeneración que producen electricidad y calor con alta eficiencia. El uso de biocombustible para el transporte está limitado por la escasa disponibilidad de biomasa sostenible”. “Los biocombustibles –prosigue– deberían dejarse para los medios más difíciles de electrificar”.
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