Ciudades costarricenses como Cartago, Grecia y Guanacaste han sido testigos de un notable aumento de la infraestructura de e-movilidad, gracias a un sólido marco político, según recoge el informe World Energy Transitions Outlook de la Agencia Internacional de Energías Renovables (Irena). “A día de hoy, las estaciones de recarga están disponibles en todas partes y podemos ver cómo la infraestructura para vehículos eléctricos ha comenzado a impactar en la vida de las personas", indica Marcella Guerrerro, presidenta Ejecutiva del Instituto de Fomento y Asesoría Municipal costarricense, un organismo independiente encargado de asesorar a los gobiernos locales que operan en los municipios del país.
La facilidad de acceso a las instalaciones, combinada con la rentabilidad de los vehículos eléctricos, está motivando a los ciudadanos a abandonar los vehículos de combustible fósil y a adoptar un desplazamiento más sostenible. Es el caso de José León, que vive cerca de San José, la capital del país, y necesita el coche para desplazarse al trabajo: “Tengo tres hijos y quiero que vivan en un planeta habitable”, dice. “Tenía dudas sobre la autonomía de los VE, pero esto ya no es un obstáculo: estamos hablando de 600-800 km con una sola carga, lo que es mucho más eficiente que los coches de gasolina", afirma. Y aporta otra ventaja: “Mi ahorro de costes ha sido enorme. Antes gastaba 234 dólares en gasolina al mes, pero ahora gasto unos 54 dólares”.
Otro aspecto importante del ambicioso plan de descarbonización de Costa Rica es la electrificación del transporte público, principalmente de los autobuses. El Plan Nacional de Descarbonización ordena que el 70% de los autobuses sean libres de emisiones para 2035 y el 100% para 2050, y hay varias iniciativas en marcha para promover los autobuses eléctricos (e-buses). Por ejemplo, el gobierno costarricense ha colaborado con la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (Agencia Alemana de Cooperación al Desarrollo) para poner en marcha un proyecto piloto de autobuses eléctricos.
Paralelamente, se han llevado a cabo actividades de capacitación, que incluyen la formación de los conductores que operan la nueva flota de autobuses electrónicos municipales. Uno de los conductores que ha recibido formación, Carlos Jiménez, cree que el despliegue de autobuses electrónicos no sólo contribuirá a los esfuerzos de descarbonización del país, sino que también cambiará la mentalidad de los ciudadanos hacia las cuestiones medioambientales. "Está reduciendo la contaminación y proporcionando un viaje más cómodo. Como sociedad, nos ayudará a reducir nuestra huella de carbono", dice Carlos.
Varios grupos de defensa civil, como la Asociación Costarricense de Movilidad Eléctrica (Asomove), han desempeñado un papel activo en la promoción del uso de vehículos eléctricos en el país. Con más del 98% de su energía generada a partir de fuentes renovables, la disponibilidad de espacio para la infraestructura, la corta distancia media de conducción y la temperatura media óptima para los vehículos eléctricos, Costa Rica tiene el escenario perfecto para adoptar la e-movilidad, asegura Arena en su informe.