De acuerdo con el informe de Survival, la empresa minera francesa Eramet, que explota la mayor mina en el territorio de los hongana manyawas, conoce los graves riesgos que corren alrededor de 500 indígenas no contactados desde hace más de 10 años. Eramet supervisa las operaciones mineras de Weda Bay Nickel (WBN), la mayor mina de níquel del planeta.
Según sus propios informes, la empresa, que explota minas en territorio perteneciente a los hongana manyawas no contactados desde 2019, tiene conocimiento de la presencia de los indígenas en la concesión de WBN y sus alrededores desde al menos 2013. A pesar de ello, Eramet sigue negando su presencia. Además de esta empresa, hay al menos otras 19 empresas mineras que operan en el territorio de los hongana manyawas no contactados, la mayoría extrayendo níquel.
La minería en Halmahera forma parte de un gran proyecto del gobierno de Indonesia para incrementar la extracción de níquel de forma masiva en el país con el objetivo de alimentar la demanda mundial de coches eléctricos. Esta minería viola el derecho internacional ya que los hongana manyawas no contactados no han dado su consentimiento libre, previo e informado a esta actividad en su territorio.
Retirada de BASF
Tras la intensa presión ejercida por Survival International, el gigante químico alemán BASF se retiró en junio pasado de un proyecto de 2.600 millones de dólares con Eramet para procesar el níquel de Halmahera.
La directora de Survival International, Caroline Pearce, afirma que “resulta obsceno que la fiebre del níquel por impulsar un consumo supuestamente sostenible esté, de hecho, a punto de acabar con los indígenas no contactados hongana manyawas que realmente viven de forma sostenible”. Y añade: “Survival International exige el reconocimiento y la demarcación urgente e inmediata de su territorio, el fin de la minería en sus tierras y el establecimiento de una ‘zona de exclusión’ (prohibida), la única forma de garantizar la supervivencia de los hongana manyawas no contactados”.
Pearce considera que “también es crucial que los fabricantes de vehículos eléctricos se comprometan públicamente a garantizar que sus cadenas de suministro están totalmente libres de materiales provenientes de territorios de pueblos indígenas no contactados, o de empresas que operan en (o se abastecen de) los territorios de los hongana manyawas”.