movilidad

Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE y vicepresidente de AVERE

"Es preciso apostar por la electrificación en el transporte como eje de eficiencia energética"

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En 2021, las matriculaciones de vehículos electrificados (100% eléctricos + híbridos enchufables), de todo tipo (turismos, dos ruedas, comerciales e industriales) sumaron un 42,1% con un total de 82.999 unidades. Los datos son de la Asociación Empresarial para el Desarrollo e Impulso de la Movilidad Eléctrica (Aedive) y de la Asociación Nacional de Vendedores de Vehículos (Ganvam). Energías Renovables charla en esta ocasión con Arturo Pérez de Lucia, director general de AEDIVE para conocer en detalle cómo se encuentra actualmente la movilidad eléctrica, cómo se prevé el futuro y cómo ha sido el camino recorrido.
"Es preciso apostar por la electrificación en el transporte como eje de eficiencia energética"

¿Cuál es el estado actual de la movilidad eléctrica en España?
En lo que atañe a los vehículos, existen barreras que se reducen a aspectos como el precio de adquisición, que sigue siendo algo mayor que sus espejos en combustión, aunque ese diferencial es cada vez más pequeño y hay que tener en cuenta que en el uso, los eléctricos son sensiblemente más baratos que los propulsados por motores de combustión interna. El hecho de que los programas Moves de incentivos a la compra de vehículos e infraestructuras de recarga se tengan que gestionar de forma regional; no se perciban inmediatamente en el precio de compra y su ingreso se demore varios meses; y que tributen como rendimientos de trabajo en la declaración de la renta son dificultades propias de un plan que ha de gestionarse por imperativo constitucional a través de las Comunidades Autónomas. Pero aun así, están suponiendo un aliciente a la adquisición de vehículos cero emisiones. Otros condicionantes más propios del sector de la automoción y otros estratégicos, como la escasez de microprocesadores, la carencia de materias primas o los problemas derivados del conflicto en Ucrania y la huelga de transportistas en nuestro país, dificultan la entrega de vehículos, lo que afecta a las matriculaciones.

En lo que a la infraestructura de recarga se refiere, el marco regulatorio se transformó a finales de 2021 para reducir las dificultades en su implementación, que principalmente vienen de la concesión de permisos y licencias, y en motivar al sector terciario para promover su despliegue.

Desde la perspectiva industrial en España se fabrican ya vehículos eléctricos de diversa tipología y la industria de componentes está haciendo también una apuesta decidida por aportar soluciones a la electrificación. Contamos con fabricantes de puntos de recarga y equipos auxiliares (convertidores de potencia y transformadores) de primer nivel en España y el potencial minero asociado al vehículo eléctrico es importante, en un país que dispone de tierras raras, litio, wolframio, vanadio, níquel, cobre, lantano y otros metales y minerales esenciales para éste y otros sectores energéticos y tecnológicos clave. Asimismo, se trabaja para desplegar fábricas de baterías y otras para su reciclado, además de existir una prometedora industria de baterías de segunda vida para almacenamiento energético.

¿Cómo serán los próximos meses? ¿Y los próximos años?
Existen muchos factores exógenos que condicionarán el futuro inmediato del vehículo eléctrico y de la automoción en general, pero lo que resulta evidente buscar la autosuficiencia energética, en vista de las consecuencias que la dependencia por parte de terceros países supone para los recursos y en ese sentido, es preciso apostar por la electrificación en el transporte, no ya solo desde su perspectiva medioambiental, sino también como eje de eficiencia energética, al ser el único sistema de propulsión capaz de interactuar con el sistema eléctrico para impulsar las energías renovables, la generación distribuida y el almacenamiento energético, gracias a la bidireccionalidad de la recarga.

Por otra parte, la movilidad en general está sufriendo una transformación profunda, en especial en los entornos urbanos, donde la recuperación del espacio público para los ciudadanos es una prioridad, como lo es la optimización de un transporte sostenible de personas y mercancías, aprovechando la llegada de nuevas soluciones como la movilidad compartida e incidiendo en la intermodalidad con el transporte público, que cada vez será más descarbonizado.

¿Qué camino se ha recorrido ya y qué falta por hacer?
Se ha avanzado mucho en esta última década tanto a nivel tecnológico, con la llegada de nuevos vehículos con mayores capacidades y precios más asequibles, como con el despliegue de infraestructuras de recarga de acceso público, incluida la alta potencia, en un entorno de gestión inteligente de las recargas. Desde el ámbito regulatorio también se ha avanzado con la publicación de reales decretos que tratan de dinamizar un mercado en evolución y es de esperar que planes como los Perte Vec refuercen el tejido industrial, tecnológico y de innovación en torno a la movilidad eléctrica en España.

Pero aún falta mucho por hacer, si bien lo más importante es que se han empezado a reforzar las cadenas de colaboración entre el ámbito público y privado para avanzar con mayor rapidez. Cada vez, la movilidad eléctrica es una solución requerida por la ciudadanía, las empresas y las administraciones más allá de la mera imposición, dado que sus resultados evidencian no solo mejoras desde la perspectiva medioambiental, sino también económica.

¿Se podría haber hecho la transición hacia la movilidad eléctrica de otra forma?
Seguramente. Siempre se pueden hacer las cosas de otra forma y la clave es saber si hubieran sido más o menos eficientes. Creo que faltó centrar el objetivo en un principio en las flotas profesionales, que son las que mejor analizan el coste total de operación del vehículo frente al ciudadano particular, cuya compra es más emocional. Creo también que faltó una campaña de comunicación potente y coordinada desde la iniciativa público-privada que hubiera arrojado luz hacia las bondades de la movilidad eléctrica y que hubiera derribado muchos mitos que han sido una barrera social al impulso de la movilidad eléctrica. Y creo que faltó una coordinación más temprana entre lo público y lo privado, que hubiera dado lugar a una estrategia conjunta mucho más eficiente.

De todas formas, debemos de usar el pasado como trampolín y no como sofá y eso es lo que estamos haciendo ahora, por lo que el futuro hacia esa transición está claro y definido, al tiempo que asumido por todos los actores, que trabajamos conjuntamente para acelerar con coherencia los objetivos hacia una electrificación del transporte.

¿Llegará España y su movilidad realmente 100% eléctrica?
Lo que creo es que llegará a ser descarbonizada y entiendo que surgirán nuevas tecnologías que ayudarán a ese objetivo y que podrán ser complementarias con la electrificación. En cualquier caso, mi confianza en la movilidad eléctrica se basa en su capacidad para mejorar y potenciar la eficiencia del sistema eléctrico y en ese sentido, creo en el valor del vehículo eléctrico como una solución que va mucho más allá de una movilidad sostenible.

Entrevista incluida en la edición de abril de la revista de papel Energías Renovables (ER 210)

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